Sesión de control en el Parlament

Pere Aragonès ajusta cuentas con Junts por su salida del Govern

Tilda la estrategia posconvergente de "retórica vacía" y acusa a Laura Borràs de no cumplir con su palabra en el 'caso Juvillà'

El 'president' exige responsabilidades al Gobierno por la gestión del asalto a la valla de Melilla de junio

Pere Aragonès

Pere Aragonès / FERRAN NADEU

Xabi Barrena

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Un mes. Ese ha sido el periodo de tiempo que Pere Aragonès ha dejado pasar antes de valorar públicamente la salida de Junts del Govern. Un mes, 33 dias en concreto, en los que el 'president' se debe de haber mordido la lengua, quizá, hasta ver cierta disposición de los posconvergentes a pactar los presupuestos de la Generalitat. Unas cuentas que, según él, ha diseñado Junts, y que de los que los posconvergentes se desentienden. El motivo que encendió la chispa fue una pregunta del líder de Junts en el Parlament, Albert Batet, sobre, en el fondo, la presunta "inutilidad" de la mesa de diálogo.

Cuando Batet le exigió que concretara cuáles eran los réditos obtenidos de esta mesa, Aragonès, ya en el segundo turno, es decir, sin réplica posible del posconvergente, dejó caer lo que, seguramente, tenía guardado desde hace unos meses. "Las evaluaciones, cuando toquen. Es decir, el 31 de diciembre", en referencia al plazo acordado entre Govern y Gobierno para avanzar en la desjudicialización. "Sabemos que ustedes, para sacudirse de sus problemas internos, son especialistas en adelantar los exámenes. Se sacaron de la manga una consulta para decidir si se estaba cumpliendo el pacto de Gobierno y se sacaron de la manga una auditoría que nadie ha visto", en referencia al estudio interno que sancionó los presuntos incumplimientos de ERC en ese pacto.

Aragonès no se detuvo, salpicando en ese ataque en varios frentes, incluso, a la presidenta del partido, Laura Borràs, hoy apartada de la presidencia del Parlament. "Y puestos a evaluar", dijo, "me gustaría conocer el resultado de su estrategia de retórica vacía" con el Estado. "Esa que lleva a proclamar que no se iba a suspender a ningún diputado, para luego dejarlo fuera y tratar de echar las culpas a todo el hemiciclo", clamó Aragonès en referencia al caso de Pau Juvillà, en el que Borràs acabó por acatar el dictado de la Junta Electoral Central.

Ataques al Gobierno del PSOE

También hubo espadas en alto entre el 'president' y el líder de la oposición, Salvador Illa. El socialista simultanea la mano tendida en materia de presupuestos con una dureza inquisitiva contra el 'conseller' (y exmiembro del PSC) Joan Ignasi Elena, a cuenta del malestar en los Mossos d'Esquadra. Y este miércoles volvió a pedir su dimisión. Aragonès parece haber replicado su táctica. Desde hace unos días, mano tendida en los presupuestos, aun a ritmo lento hasta que se aprueben los del Estado, y dureza máxima en cuestiones de Interior. Así, Aragonès, en la sesión de control, se centró en mostrar su apoyo al titular de Interior y en 'aconsejar' a Illa. En concreto, exigió que se derivaran responsabilidades de la gestión del Ministerio de Interior del asalto a las vallas de Melilla del pasado 24 de junio, en la que murieron un mínimo de 23 personas, y sobre la que esta semana se han conocido nuevos datos que comprometen la versión del ministro Fernando Grande-Marlaska de que no se produjo ninguna actuación en suelo español.

Y no solo eso. Aragonès requirió otro "golpe de timón" en relación a la infiltración en entidades independentistas por parte de Interior. "Si los Mossos se infiltraran en organizaciones catalanas", no lo dijo pero quedó claro que, siguiendo el ejemplo inverso, se refería a las Juventudes Socialistas, "usted [a Illa] no solo pediría la dimisión de Elena, sino también la mía".

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