Las cuentas catalanas

El Govern se reúne con el PSC para los presupuestos pero mantiene la presión sobre Junts

La prioridad del Executiu es aprobarlos con los grupos soberanistas, pero mantiene al partido de Salvador Illa en la reserva

El líder del PSC, Salvador Illa, y Pere Aragonès, tras el debate de política general

El líder del PSC, Salvador Illa, y Pere Aragonès, tras el debate de política general / FERRAN NADEU

Sara González
Xabi Barrena
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El plan a del Govern se mantiene aparentemente inamovible: aprobar los presupuestos con Junts y los 'comuns'. Tan inamovible como es la mano tendida de un PSC que, convencido que habrá portazo posconvergente, sabe que él puede ser parte del plan b siempre y cuando no se opte por una prórroga. Significativo es que, a pesar de que el 'president' Pere Aragonès insiste por activa y por pasiva que quiere aprobarlos con los grupos que defienden la autodeterminación y la amnistía, no ha cerrado la puerta a los socialistas. No en vano el Executiu se ha reunido este lunes con el partido de Salvador Illa para compartir con él las líneas maestras de las cuentas y constatar que están donde estaban: el uno sin cerrar del todo la puerta y el otro a sabiendas que está en la recámara.

Una hora y cuarto de reunión "cordial" en el Palau de la Generalitat que el PSC valora como "positiva" y a la que han asistido la portavoz en el Parlament, Alícia Romero, el diputado Jordi Riba y la coordinadora del grupo parlamentario, Nèlia Martínez. Enfrente, la nueva 'consellera' de Economia, Natàlia Mas, y la 'consellera' de Presidència, Laura Vilagrà. Ha sido la alineación de una coreografía entre el Govern y los socialistas que empezó hace dos semanas con la reunión de Illa y Aragonès y que tardará en dar un nuevo paso a la espera del posicionamiento definitivo de Junts, sobre quien Aragonès mantiene la presión con el argumento de que los presupuestos fueron acuñados por el 'exconseller' Jaume Giró.

Conscientes de que no forman parte de la aritmética prioritaria pero sabedores que pueden acabar siendo imprescindibles, los de Illa han advertido de que queda mucho camino por recorrer y que por eso hay que "apretar mucho el acelerador" para que Catalunya tenga nuevas cuentas en un "plazo razonable", dando por descontado que el año que viene arrancará, como mínimo, con una prórroga de carácter técnico. La cúpula del PSC está convencida de que su mano tendida acabará siendo estrechada. De hecho han insistido que a la reunión han ido sin condiciones previas bajo el brazo y con ánimo de escuchar el planteamiento del Executiu. No se ha pronunciado, por ahora, sobre el impuesto de solidaridad que los 'comuns', necesarios en la aritmética del 'president', sitúan como "indispensable" para apoyar las cuentas. Sin embargo, el posicionamiento de partida de Illa es que no es necesario tocar la carpeta fiscal.

Los socialistas llevan semanas reuniéndose con entidades sociales y agentes económicos como parte de la envolvente de presión que buscan ejercer sobre el Govern. Llevan ya un centenar de encuentros y que en todos ellos se repite la misma petición: "Hacen falta unos presupuestos". Los socialistas rechazan un escenario de ir apoyando modificaciones presupuestarias de forma fragmentada en caso de que Aragonès decida ir a una prórroga para evitar aprobarlos con sus votos. 

En paralelo, los republicanos siguen jugando con los tiempos. Es todavía pronto para la negociación a fondo sobre las cuentas con el PSC, por cuanto, por un lado, quieren exprimir más la aparente contradicción de Junts de no apoyar unos presupuestos que ellos han elaborado y, por otra parte, se está debatiendo con el PSOE en Madrid los Presupuestos Generales del Estado. Conforme avance el calendario y los PGE y la mesa de diálogo lleguen a su desenlace, calculan los republicanos, será el momento de afrontar el diálogo con el PSC. Y siempre que Junts no ceda. Es por ello que lo que no arrecia es la presión a los posconvergentes exigiendo, ahora, que se comporten en el Parlament como han hecho en el Ayuntamiento de Barcelona, donde han permitido la tramitación de las cuentas de Ada Colau.