NEGOCIACIÓN PRESUPUESTOS

La reforma del delito de sedición destapa los miedos del PSOE y nubla el día de gloria de Montero

La ministra de Hacienda deja entrever durante el debate presupuestario del Congreso que el compromiso de intentar pactar una reforma del delito de sedición está cerca de cuajar, pero unas horas después diluye los plazos y recalca que no hay ninguna novedad al respecto

La reforma del delito de sedición destapa los miedos del PSOE y nubla el día de gloria de Montero.

La reforma del delito de sedición destapa los miedos del PSOE y nubla el día de gloria de Montero.

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Menos mal que ERC, PNV y EH Bildu no iban con la batería política cargada y no han puesto en muchos apuros a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, afónica durante toda la sesión del pleno del Congreso de este jueves. Se pasó el día anterior discutiendo con Cuca Gamarra (PP), Iván Espinosa de los Monteros (Vox), Inés Arrimadas (Cs) y unos cuantos diputados/as más si los presupuestos de 2023 son los que necesita España, metida en la turbulencia económica mundial. Lógico que las cuerdas vocales se pongan tiesas. Fue un despliegue dialéctico enorme. Así que por suerte para ella (y para su garganta y su voz), ERC, PNV y EH Bildu fueron en son de paz.

Las intervenciones de los diputados catalanes y vascos han sido fiel reflejo del estado actual del proyecto presupuestario, el optimismo. PSOE y Unidas Podemos han logrado que 186 parlamentarios tumben las enmiendas a la totalidad registradas, que equivalen a solicitudes de devolución. Es una cifra encomiable, y esto, más la oratoria exhibida por Montero, que ha gustado mucho a su bancada (incluso afónica perdida), ha propiciado que la jornada en el Congreso haya sabido a gloria. Así estaban los compañeros de la ministra: pletóricos. No sólo se ha demostrado la fortaleza pactista y presupuestaria del Gobierno, sino que además se ha desmoronado la fortaleza demoscópica del PP.

El Gobierno no puede relejarse, sin embargo. A partir del lunes le tocará el repecho más duro del trámite de las cuentas: la negociación de las enmiendas parciales, que hay que afrontar como "el partido a partido" del "cholo" Simeone. Primero, porque los grupos, todos, los de la izquierda y los de la derecha, van a registrar decenas y centenas. Segundo, porque las formaciones políticas de las que depende el desenlace, ERC, PNV, EH Bildu y PDeCAT, van a ser muy exigentes. Más les vale a Félix Bolaños y a la propia Montero estirar bien y calentar mejor, porque van a necesitar cintura y flexibilidad.

Entre esas exigencias de la oposición, una a destacar, aunque no sea una partida presupuestaria. Es una que tiene preocupado al PSOE. Un diputado de un grupo aliado, conocedor de los tanteos iniciales al respecto, afirmaba este miércoles una sospecha: que las dudas entre las filas socialistas no son pocas ni ligeras, y que todos sus miedos residen en el "cuándo" hacerlo. En cuándo llevar al Congreso una propuesta para reformar el delito de sedición tal y como está recogido en el Código Penal. Ésta es la exigencia.

No conviene obviar (de hecho, nadie en el Congreso lo hace) que en mayo habrá elecciones autonómicas y municipales y en diciembre (eso parece), generales. En algunos territorios en los que gobiernan los socialistas (Aragón, Extremadura y Castilla-La Mancha) y en otros en los que, como oposición, caminan conmocionados (Andalucía), cualquier acuerdo fraguado en Madrid que pueda interpretarse como una cesión al independentismo penaliza, o puede penalizar, mucho.

En medio de la rumorología sobre un inminente acuerdo PSOE-PP para renovar el Consejo General del Poder Judicial, María Jesús Montero ha incluido en una de sus contestaciones al diputado de ERC Joan Margall el "compromiso firme" del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de "homologar a los estándares europeos la calificación de determinados delitos". Ha añadido que el trabajo del Ejecutivo se orientará a la "modificación de determinadas figuras penales" y que la reforma al respecto recalará en el Congreso. La ministra no ha concretado el delito, pero evidentemente se estaba refiriendo al de sedición. Y la ministra no ha precisado plazos, pero se ha entendido que estaba hablando de un corto plazo.

Lío servido. El PP, en cuanto ha visto las declaraciones y los titulares, se ha apresurado de advertir de que un pacto así le alejaría de la renovación del poder judicial, que está a punto. Entre los grupos independentistas catalán y vasco, o sea, ERC y EH Bildu, se limitaban a asentir, aunque también a pedir prudencia: "primero, veamos qué propuesta trae" el Gobierno.

Montero, cuando acabó el debate presupuestario, solventada la votación, se vio obligada a rectificar. En declaraciones a los periodistas, dijo que no había ningún periodo tasado para que la reforma del delito de sedición llegue al Congreso. "Yo lo que he expresado en la tribuna con motivo de la presentación de los presupuestos es absolutamente lo mismo que dijo el presidente Sánchez respecto a que la voluntad del Gobierno es homologar el delito, en este caso a los estándares europeos, y para ello necesitamos unas mayorías", fueron sus palabras.

"El compromiso del presidente es impulsarlo en el momento en que existan esas mayorías. Si en algún momento se ha interpretado por mis palabras que estaba dando un paso más, para nada", puntualizó.

El "cuándo". Aquí está la madre del cordero. ¿Este otoño? ¿Invierno de 2023? Ni a Sánchez ni al PSOE les interesa que haya mucha claridad. Hay que esperar aún, es lo que dicen en el Gobierno y en el PSOE. ¿Pero esperar a qué? A las mayorías, comentan.

Bueno, mayorías hay. ERC quiere discutirlo, de hecho lo está hablando con sus interlocutores socialistas, que son Félix Bolaños y María Jesús Montero, cuyo poder es cada vez más grande. Al PNV no le molesta el tema, ni a EH Bildu. Tampoco al PDeCAT. A Junts, sí, pero porque Junts ha decidido que no tiene que haber canales de comunicación por el momento. Más País no ve problema, ni Compromís ni el BNG. Por tanto, mayorías, "haberlas, haylas", porque las sumas de los escaños de todas estas formaciones de tinte independentista, nacionalista o plurinacional llega a los 32.

Reformar el delito de sedición supone reformar el Código Penal, que es una ley orgánica. Cambiar una ley orgánica necesita al menos la mayoría absoluta, es decir, 176. Si PSOE y Unidas Podemos representan a 153 diputados en estos momentos, y las fuerzas citadas antes a 32, las cuentas salen.

Otra cosa es qué reforma quiera plantear el Gobierno o el PSOE, y si por medio de un proyecto de ley o por medio de una proposición de ley. Lo primero, aunque sea por el procedimiento de urgencia, es más lento que lo segundo.

En cuanto a qué tipo penal llamado sedición habría de establecerse en España, el dilema estribaría en rebajar las penas estipuladas ahora o en acabar con la inhabilitación para ejercer público aparejada a ese tiempo de condena. ERC, que en un principio pidió directamente la supresión del delito, ahora está más permeable a discutir rebajas de condenas. Cabe recordar que Oriol Junqueras, quien abandonó la cárcel por el indulto del Gobierno, no puede desempeñar responsabilidades públicas.

El miedo no está en las mayorías, o quizá sí. El miedo, desde luego, está en el "cuándo". Montero, afónica tras unas 15 horas de debate, tiró de honestidad para despejar la polémica: "En el fragor de este debate de presupuestos no siempre uno termina de completar las frases, y lo que he querido decir es que es un compromiso firme cuando tengamos las mayorías suficientes para poder impulsarlo, cosa que hoy no ocurre. Disculpad si habéis entendido que estaba haciendo algún anuncio añadido a lo que ya existía. Para nada. Estaba reproduciendo lo que el presidente ya había dicho. Ninguna novedad".

Y así, con algo que no tiene nada que ver con los presupuestos pero que formará parte de la negociación presupuestaria, acabó nublado un día de gloria. El día que María Jesús Montero, por tercer año consecutivo, superaba los vetos de la oposición a unas cuentas confeccionadas por ella misma y su equipo. ERC, PNV y EH Bildu, a los que no importaría debatir sobre la reforma del delito de sedición, se lo han puesto fácil, aunque no por ello no han dejado de reiterar sus exigencias y sus demandas.

No fue extraño, por tanto, que el portavoz socialista, Patxi López, aprovechara la coyuntura para golpear más al PP. "El infierno fiscal y vital son ustedes", espetó a la bancada popular. "Sus propuestas son nada. Sus ideas son nada", concluyó.