Cuentas para 2023

ERC negocia sin descartar una enmienda a la totalidad de los Presupuestos de Pedro Sánchez

Los republicanos insisten en la reforma del delito de sedición, pero ven al PSOE "inmóvil"

Gabriel Rufián

Gabriel Rufián / David Castro

Xabi Barrena

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Nueva perspectiva de esprint final a la vista. En este caso, el plazo finaliza el viernes a las 14 horas y lo que se sustancia es si ERC presenta, o no, una enmienda a la totalidad a los Presupuestos Generales del Estado. Nada definitivo, en todo caso, por cuanto lo que se presente antes del viernes a la hora del almuerzo puede ser retirado antes del pleno del día 26, pero es indicativo del estado de las negociaciones entre el PSOE y ERC. Y los republicanos se debaten todavía sobre qué hacer. No hay una postura clara y, según fuentes republicanas, el estado de ánimo, es decir de opinión, es fluctuante en el partido, aunque no descartan terminar presentando una enmienda a la totalidad ante el "inmovilismo" del PSOE en la cuestión "antirrepresiva", según ha podido saber EL PERIÓDICO. El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y la parte negociadora de Esquerra está en contacto permanente para poder avanzar en la negociación.

Insisten los republicanos que, en el tramo definitivo de la negociación, la que permita o no la aprobación de las cuentas para 2023, se mantendrá la presión sobre el Gobierno para que tome medidas para acabar con esa "represión" al independentismo. Y en este campo, la exigencia de ERC es la reforma del delito de sedición, una iniciativa que cuenta con el apoyo de Unidas Podemos, por cuanto el tipo penal español se halla desfasado si se compara con el régimen existente en los otros países punteros de la Unión Europea.

En la sesión de control al 'president', este martes en el Parlament, Aragonès puso encima de la mesa otro de los puntos clave para un acuerdo: la creación de mecanismos de seguimiento y control del grado de ejecución de la inversión prevista. El 36% de ejecución de 2021, y el 16% que, hasta junio, se había cumplido en este 2022, han activado las alertas en el Govern. "Estos mecanismos de control ya existen en otros territorios", espetó.

Quizá para sacudirse la presión que supone que en el presupuesto de 2021 y en el de 2022 (aprobado por ERC) el porcentaje de ejecución fuera tan bajo, Aragonès prefirió remitirse "a una serie más alta, de cinco o 10 años". En ese intervalo de tiempo la media de construcción de lo invertido es del 60%, apuntó, lejos, por tanto del 36% de 2021 pero también lejos de ese deseable 100%. ¿Es una quimera que se ejecute todo lo que se presupuesta? Según Aragonès, no. Al menos en Madrid, donde, en esa misma serie de lustro o década el porcentaje supera ese 100%.

Negociación ininterrumpida

Lo que es seguro es que, decida lo que decida ERC esta semana, la negociación va a continuar. El interés de los republicanos es doble. Por un lado, garantizar que desde el Estado lleguen los recursos necesarios para que la Generalitat pueda apuntarse alguna medalla en la gestión de la crisis generada por la híperinflación.

Y, por el otro, mediante la intercomunicación de esta negociación presupuestaria con la de la mesa de diálogo, forzar, con la llave que le da la minoría del Gobierno en el Congreso, algún avance en la lucha antirrepresiva.

Quedan pendientes los equilibrios que puedan hacer los republicanos, porque, en su lista de máximos, se hallan también cuestiones típicamente presupuestarias, es decir, traspasos y partidas. Y por encima de todos ellos, la gestión integral del servicio de Rodalies, lo que implicaría, de alguna manera, el control de la infraestructura ferroviaria, algo a lo que el Gobierno se opone.

El año pasado, con el debate sobre la nueva ley del audiovisual, ERC obvió finalmente estas cuestiones más pecuniarias, no sin cierto sentimiento de haber perdido una oportunidad.

El calendario electoral, con el inicio del ciclo a la vuelta de la esquina, en mayo, con las elecciones locales, y la perspectiva en el horizonte de los comicios generales donde la coalición de centro-izquierda podría perder la Moncloa, insuflan a esta negociación cierto aire de 'ahora o nunca' para los republicanos.

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