Crisis en el Executiu
Consulta de Junts: Los 5 argumentos del 'sí' y el 'no' a seguir en el Govern
Multimedia | Los trucos de la pregunta de Junts per Catalunya
Las dos almas de JxCat se miden en la votación interna en plena disputa con ERC por la continuidad del Consell Executiu

Junts llega a la Generalitat para asistir al Consell Executiu extraordinario / Manu Mitru


Fidel Masreal
Fidel MasrealPeriodista
Licenciado en Ciències de la Comunicació por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), curso de periodismo jurídico-político por la UAM - El País, ha ejercido como periodista político en Onda Cero, diari Menorca, Ràdio Barcelona (cadena SER) -donde fue jefe de la sección de Política- y Els Matins de TV3. Desde septiembre del 2008 es redactor en El Periódico, primero como cronista parlamentario en Madrid y en la actualidad especializado política catalana. Autor de "Conviure amb la depressió" (Mina, Eniclopèdia Catalana, 2007), "Game Over: els partits polítics, corrupció i vicis del sistema" (La Mansarda, 2013), "Cuentos Ex" (Magma Editorial, 2019) y "Contes del procés" (Magma, 2019). Colabora como analista en TVE, Catalunya Ràdio, SER Catalunya y RAC-1, entre otros.
A contra reloj, Junts ha vivido una 'campaña electoral' particular para decidir si permanece o no en el Govern de coalición que preside el republicano Pere Aragonès y al que apoyó en la tercera votación de la investidura hace tan solo un año y cuatro meses. Los argumentos, enconados entre dirigentes, miembros del Govern, cargos territoriales y militantes de base, para marcharse o irse del ejecutivo, son los siguientes:
No perder influencia independentista. O dicho a la inversa, quienes defienden seguir en el Govern alegan que sin asiento en el Consell Executiu, Junts se acercará a la irrelevancia política. No podrá presionar a Esquerra en favor de las propuestas posconvergentes, en especial en relación a la estrategia independentista.
Responsabilidad. Ante la actual coyuntura social y económica, abandonar las 'consellerias' es sinónimo de falta de compromiso, en especial cuando se están elaborando los presupuestos para el próximo año por parte del 'conseller' de Economía de Junts, Jaume Giró. La formación dirige departamentos que controlan más del 60% de las partidas presupuestarias. Los partidarios del 'sí' alegan que el partido tiene que demostrar capacidad de gestión en tiempos difíciles.
No dejar a ERC el centro del tablero político. Los que votan 'sí' a la continuidad en el Ejecutivo temen que Esquerra lleve a cabo su proyecto de tripartito de izquierdas con más o menos intensidad en la alianza -podría ser con apoyos puntuales del PSC y los 'comuns- algo que creen que aleja a Catalunya de la independencia y certifica el fin definitivo de la (pretendida) unidad soberanista.
Por interés de partido. Junts está todavía en construcción, en especial a nivel territorial, y necesita el poder que representa el Govern -cargos, sueldos, influencia- para desplegarse como una formación de peso y fichar a alcaldables posconvergentes que vean en el partido de Turull una herramienta útil para presentarse en la localidad con el aval y el respaldo de quien tiene los mandos de parte del Executiu.
Para evitar que Junts quede en un limbo político, más cercano a posiciones antisistema que a las del centro del tablero, y sea controlado por quienes no apuestan por una fuerza política al uso, sino por un movimiento de "liberación nacional". Llegado al extremo, el 'sí' obligaría a dirigentes como Laura Borràs, que ha asegurado que al actual Govern le falta legitimidad, a decidir su futuro y el de sus fieles.
Por dignidad. Esquerra no ha atendido las exigencias de Junts para, supuestamente, coordinar las estrategias y acelerar en la ruta hacia la independencia. Seguir en el Govern sería capitular ante una ERC intransigente que no ha atendido estas reclamaciones durante meses y gobierna como si dispusiera de mayoría absoluta cuando solo cuenta con un diputado más que Junts. Esta 'dignidad' bebe de toda una serie de agravios: la no investidura telemática de Puigdemont en 2018, la oposición al entonces 'president' Quim Torra despojándolo del escaño cuando fue inhabilitado, la decisión de suspender a Borràs como presidenta del Parlament o el rechazo a los miembros que Junts propuso para la mesa de diálogo, así como el ninguneo al Consell per la República de Puigdemont.
Acelerar la vía independentista. Forzar una crisis, en la línea de la estrategia de la "confrontación inteligente", que visualice a ERC junto al PSC y al PSOE y desate una reacción del independentismo combativo en forma de movilización y de alianza política.
Poder ejercer plenamente la oposición a la estrategia de ERC sin el cortapisas de la lealtad al Govern. Poder así plantear una dicotomía abierta y frontal entre las dos visiones del independentismo y disponer de carta blanca en el Parlament para ejercer una oposición frontal a ERC en todos los frentes.
Demostrar que Junts no es un partido tradicional, sino un "movimiento", que no está destinado a ocupar el poder, sino a forzar las costuras para volver a generar un conflicto con el Estado en forma de movilización permanente con actos de desobediencia y de no cooperación pacíficos, difícilmente compatibles con sentarse en una silla del Consell Executiu.
Cumplir con las ponencias del reciente congreso del partido y la hoja de ruta de Puigdemont y situar a Junts lejos del terreno neoconvergente. Los que creen en la necesidad de votar no alegan que el partido corre el riesgo de convertirse en un PDECat 2.0, dada la presión del sector neoconvergente hacia posiciones templadas del tablero político.
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