Quinto aniversario del referéndum

3 de octubre de 2017, el auténtico día D del 'procés'

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1-O: ¿dónde estaban y dónde están los líderes del 'procés'?

La movilización permanente estuvo sobre la mesa tras el 1-O y la gran manifestación posterior, pero la idea acabó siendo abortada

Miles de manifestantes protestan contra las cargas policiales del referéndum el 3 de octubre de 2017.

Miles de manifestantes protestan contra las cargas policiales del referéndum el 3 de octubre de 2017. / Ferran Sendra

Fidel Masreal

Fidel Masreal

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Destacados dirigentes del llamado 'estado mayor' del 'procés' consultados por EL PERIÓDICO señalan con determinación una fecha clave, definitiva y de trascendencia histórica. No es la del referéndum, ni la de la proclamación estéril de la independencia el 27 de octubre de 2017, sino otro día, el 3, cuando decenas de miles de catalanes salieron a la calle para protestar contra la violencia policial desplegada durante la jornada de la consulta, en forma de paro general y tras un discurso muy contundente de Felipe VI.

Jordi Sànchez, entonces líder de la ANC, y Jordi Cuixart, que dirigía Òmnium Cultural, planearon al detalle una movilización permanente. Es decir, transformar esa manifestación del 3-O en una concentración perpetua en la calle en el paseo de Gracia de Barcelona.

Para entender la trascendencia de esa propuesta y su resolución posterior hay que remontarse unas semanas atrás. Los integrantes del llamado 'estado mayor' dedicaron meses a preparar el referéndum, al margen del Govern, en secreto, de forma descentralizada y buscando planes a, b y c. Pero, en paralelo, había debates sobre qué hacer el día después si se lograba llevar a cabo la consulta.

De esos debates se puede deducir que muchos, entre ellos el entonces 'president' y el vicepresidente, Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, creían firmemente que el éxito de la convocatoria permitiría negociar un referéndum legal con el Estado. Otros, en cambio, planteaban que si se lograba poner las urnas, había sólo dos maneras de gestionar el éxito: una movilización de resistencia que forzara la proclamación de la independencia o una convocatoria electoral inmediata con lista electoral única como la de Junts pel Sí para transformar el potencial del referéndum en una demostración de fuerza independentista en las instituciones.

Es en la primera de las opciones en la que hay que enmarcar los planes de los dos 'Jordis'. La movilización y paro general del día 3 -solo cabe recordar las crónicas y recuperar las imágenes- se nutrió de un descontento e indignación generalizada que fue más allá del perímetro independentista, dado que la violencia policial convirtió la consulta en un problema de orden democrático.

¿Por qué se frenó?

Por todo eso, Sànchez y Cuixart planearon pasar a la resistencia. Lo hacían con la premisa de que se había logrado una gran victoria internacional el primero de octubre y de que no había todavía una decisión inmediata sobre la proclamación de la independencia -se tenía que esperar formalmente al final del recuento, según la ley del referéndum posteriormente anulada-. Por ello se creyó conveniente pasar a la acción, en un contexto muy determinado: la tensión emocional y política que pesaba sobre los dos líderes políticos del Govern.

Así pues, hace cinco años fue un día clave, pero no hubo movilización permanente. La propuesta no salió adelante. ¿Quién la frenó? Sectores cercanos a Junts señalan a Junqueras y al asesor de comunicación Oriol Soler, pero otros conocedores directos de esas decisiones atribuyen tanto al líder de ERC como al 'president' una decisión que se basó, añaden, en el temor a las consecuencias en términos de violencia y conflicto que podía generar esa movilización indefinida

¿Qué hubiera pasado? Eso ya formará parte de las hipótesis. Pero lo que sí es cierto es que destacados actores de aquella operación asumen ahora en privado, con más serenidad, que ese fue un error grave, que también debe ponerse en el marco de una situación más que tensa, porque el 'estado mayor' no tenía ya poder decisivo tras el referéndum. Así que el peso de la responsabilidad se traspasó al Govern.

Es fácil describir las dificultades y los vaivenes de las decisiones del Ejecutivo independentista del 1 al 27 de octubre de 2017. Basta con recordar que se intentó mediar, que se proclamó la independencia el día 10 para congelarla segundos después por una supuesta negociación exterior, que se intentó convocar elecciones y que, finalmente, se decidió proclamar la desconexión a sabiendas de que sería una acción fallida.

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