Onze de Setembre

Junqueras responde a los abucheos: "No nos hará callar nadie"

El presidente de ERC responde a los abucheos de la Diada exhibiendo el pedigrí independentista de su partido

El republicano, en la ofrenda floral a Casanova, y Marta Vilalta, en el Fossar, fueron increpados por el ala dura del secesionismo

Pere Aragonès conversa con Oriol Junqueras y Josep Gonzàlez-Cambray, en el acto convocado por Òmnium con motivo de la Diada

Pere Aragonès conversa con Oriol Junqueras y Josep Gonzàlez-Cambray, en el acto convocado por Òmnium con motivo de la Diada / JORDI COTRINA

Xabi Barrena

Xabi Barrena

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En la noche del sábado al domingo fue la secretaria general adjunta, Marta Vilalta, la que vivió de primera mano la división en el independentismo, en el Fossar de les Moreres. A las pocas horas, en la ofrenda floral a Rafael Casanova, la ira, y los abucheos, del escaso público congregado se centraron en el presidente del partido, Oriol Junqueras. Ambos aguantaron con profesionalidad. Vilalta, el sábado, parafraseó a Ernest Lluch ("salvando todas las distancias, que son muchas y enormes y con el máximo respeto hacia" el socialista, aclara una voz del partido) cuando se enfrentó verbalmente a los proetarras que le abucheaban en un acto. Vilalta soltó un "gritad, gritad, mientras nosotros trabajamos por la libertad de Catalunya".

Pero Junqueras se guardó su respuesta para el acto de su partido, a primera hora de la tarde. Casi contraprogramando la manifestación de la ANC. Sucedió Oriol Junqueras a Pere Aragonès en el atril. Como presidente del partido le corresponde el honor de cerrar los actos de ERC. La intervención del presidente de la Generalitat había sido acompañada por los silbidos, abucheos y bocinas de una serie de manifestantes (vecinales, del barrio del Besòs), juntamente con algún independentista que soltaba aquello de '¡botiflers!'.

Y Junqueras abandonó la sonrisa sardónica, las medias palabras y los sobrentendidos para coser un discurso de 'puñetazo en la mesa' que fue acogido con entusiasmo por unas bases que llevan semanas aguantando carros y carretas de los sectores más unilateralistas del independentismo. Un discurso-respuesta a los ataques pergeñado, precisamente, para eso, para elevar la moral de la tropa y que, por la reacción del respetable, llevaban días esperando.

En el fondo, Junqueras y Aragonès hicieron lo mismo. Presumir de la trayectoria del partido, pero se dividieron el espacio temporal. Si el 'president' se refirió a las políticas sociales y reivindicaciones nacionales actuales, Junqueras, en el tono más contundente que se le recuerda, sacó pecho del pedigrí de ERC como fuerza independentista.

"Somos los herederos de los que defendieron Catalunya en el frente del Ebro", clamó en referencia a la guerra civil, "y de los que lucharon contra el nazismo en Francia". "Somos los herederos del último partido que fue legalizado", una circunstancia que el presidente republicano gusta de recordar subrayando el mensaje implícito, que no es otro que para el Estado español suponía, y supone, más molestia ERC que el PCE. El antes 'roja que rota'. Y siguió: "Somos los únicos que votamos en contra de la Constitución de 1978", aseveró, una forma de decir, en pasiva, que el partido raíz de sus grandes oponentes de Junts, es decir CDC/CiU sí la apoyó. "No hemos renunciado nunca a la autodeterminación de Catalunya y nadie nos hará callar, ni tenemos miedo a nadie", sentenció Junqueras.

Todo ello lo trufó con la lista de logros internacionales alcanzados gracias, dijo, a la acción de ERC. El último, el dictamen de la Comisión de Derechos Humanos de la propia ONU. La conclusión del republicano, otro dardo al resto: ERC es "la única herramienta capaz de fortalecer el independentismo.