La primera manifestación masiva

11-9-2012: Hablan los protagonistas de la Diada independentista que lo empezó a cambiar (casi) todo

Varios dirigentes políticos explican los entresijos de la protesta que hizo nacer el 'procés' 10 años después de su celebración

Entrevista con Artur Mas, expresidente de la Generalitat

Entrevista con Artur Mas, expresidente de la Generalitat. /

Fidel Masreal

Fidel Masreal

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Convergència no decidió hasta entrado el mes de julio si participaba en la manifestación. Todavía vivía coaligada a la conservadora Unió Democràtica de un Josep Antoni Duran Lleida totalmente contrario a la independencia. La recientemente creada Assemblea Nacional Catalana (ANC) estaba logrando llenar centenares de autobuses. El ambiente previo era propicio al cabreo: se había recortado el Estatut, gobernaba el PP y se imponían los recortes sociales, tanto en el Palau de la Generalitat como en la Moncloa. Así en buena medida se gestó una manifestación que desbordó todos los planes hasta el punto de que, como confiesa la entonces líder de la ANC Carme Forcadell, se recibieron presiones políticas y empresariales para que la convocatoria no fuera netamente secesionista.

"El Govern y poderes económicos intentaron que no fuera una manifestación independentista sino para pedir el pacto fiscal"

Carme Forcadell

— Expresidenta del Parlament

Fue la puesta de largo de la entidad, que recogió los frutos de las consultas populares en diversos municipios, y un trabajo sordo en todo el territorio durante meses, preparando el terreno. Con todo, el éxito desbordó todas las previsiones iniciales.

La también expresidenta del Parlament recuerda que CDC intentó "que no fuera una manifestación independentista, sino para pedir más autonomía o el pacto fiscal". "Nos decían que si era independentista mucha gente no se sentiría cómoda, también desde las instituciones económicas nos lo pedían. Respondimos: que vengan todos pero serán contados como independentistas", recuerda. Incluso Duran acudió pese a lo dicho inicialmente, apoyado en unas muletas, y recibió una sonora pitada. Fue el inicio del fin de CiU.

Los efectos colaterales

Otro efecto colateral de la Diada fue precipitar que el sector catalanista del PSC abandonara el partido. El ahora edil de ERC en Barcelona, Ernest Maragall, asistió a la manifestación y, poco después, abandonó el partido de forma definitiva. Maragall describe que tras esa movilización "en el PSC quedaron paralizados, anclados, hicieron una huida hacia adelante haciendo marcha atrás: pidieron asilo político al PSOE". "La manifestación contribuyó a crear un ‘mainstream’ de lo que era políticamente correcto. El PSC no lo supo gestionar en su complejidad, seguramente porque no tenía opción de hacerlo", describe Jaume Collboni, primer teniente de alcalde del ayuntamiento de Barcelona por el PSC. "El mismo efecto que tuvo sobre CDC, que dejó de ser Convergència, lo tuvo sobre los sectores más soberanistas del PSC, seguramente. Fue la manifestación del inicio de un ‘procés’ que la Diada de este año deja finiquitado”, añade.

"El PSC no lo supo gestionar en su complejidad, seguramente porque no tenía opción de hacerlo"

Jaume Collboni

— Primer teniente de alcalde, ayuntamiento de Barcelona, PSC

El contexto

En el 2010 el Govern de Artur Mas se estrenó aplicando recortes. Ya había apoyado en el Congreso los que aplicó de forma tajante e inmediata el presidente del Gobierno socialista, José Luis Rodriguez Zapatero. Mas gobernaba con el apoyo del PP catalán de Alicia Sánchez-Camacho. Y propugnaba un nuevo avance de autogobierno basado en el pacto fiscal, similar al concierto del País Vasco y Navarra por el que estas comunidades gestionan todos los impuestos.

¿La manifestación desbordó a Mas o fue un instrumento de presión que este mismo usó en relación al Gobierno del PP? "Esa manifestación nos iba muy bien", asegura un miembro del Govern de Mas, que rechaza la tesis de Forcadell según la cual es la ANC la que sembró el terreno e incomodó a los partidos. "¿La oleada se crea de abajo arriba? ¡Y un rábano! El liderazgo político crea un relato. Alguien crea un discurso, lo cultiva, hace un análisis... Y en ese momento todavía había una cierta autoridad que influía", confiesa. Y añade: "Nos convenía explicar que era la gente la que nos apretaba hacia la independencia...pero cuando un Govern anima a la manifestación es que esta manifestación ya no puede pinchar".

El expresidente del Govern, Artur Mas, con la portada de EL PERIÓDICO del 12 de septiembre de 2012.

El expresidente del Govern, Artur Mas, con la portada de EL PERIÓDICO del 12 de septiembre de 2012. / FERRAN NADEU

Mas explica que en efecto, la manifestación -a la que él no acudió pero si gran parte de su Govern, además del 'expresident' Jordi Pujol, entre otros dirigentes- no cambió sus planes, los acabó reforzando: "Lo que acabó estando en juego tras las elecciones del 2012 fue el derecho a decidir, no la independencia, al margen del lema de esa manifestación". ¿Recondujo pues el independentismo hacia sus propios intereses? "Más que reconducir, supimos traducir en términos políticos lo que en la calle se manifestaba en términos más anímicos, de voluntad", afirma. Y recuerda que tras esa movilización él siguió defendiendo el pacto fiscal en la Moncloa ante el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Es más, sostiene: "Si a mí Rajoy me abre la puerta a poder hablar seriamente del pacto fiscal con un calendario, yo no habría convocado las elecciones". Disponía de un margen de negociación de varios meses hasta el 2013, según lo que había acordado en el Parlament con varios partidos, incluido el PSC e Iniciativa. Es una manera clara de decir que la ANC marcó la pauta desde entonces pero no tanto.

"Si a mi Rajoy me abre la puerta a poder hablar del pacto fiscal, yo no habría convocado las elecciones"

Artur Mas

— Expresident de la Generalitat

"Un tren imparable"

Ernest Maragall no lo ve igual: "CiU intentó reconducir la manifestación hacia su objetivo, pero la movilización hacía evidente que la voluntad mayoritaria de la ciudadanía ya era otra; se tuvieron que apuntar a un tren que era imparable, no porque fuera el tren que deseaban. Al revés, intentaron no se si frenarlo o reconducirlo para reconstruir el hábito tradicional de los acuerdos entre ellos, pero la manifestación era obvio que desbordaba y rompía la lógica pujolista y convergente y dejaba más arrastrado a un socialismo que había quedado progresivamente prisionero de sus contradicciones estatales”.

"La manifestación rompía la lógica pujolista y dejaba arrastrado a un socialismo prisionero de sus contradicciones estatales"

Ernest Maragall

— Concejal y 'exconseller'

La visión del PP

El entonces delegado del Gobierno en Catalunya, exdirigente de Unió, Enric Millo, ha escrito que la intención de Mas no era otra que convocar elecciones. Y envió a Moncloa una "propuesta, un método y una escenificación" para impedir "la farsa" que pretendía el 'president'. "No tenían ningún interés en pactar" un nuevo sistema de financiación, denuncia Millo.

En cierto sentido, la cita en la Moncloa llegaba con las cartas bastante marcadas porque venía precedida de varias reuniones secretas. Y Mas volvió de Madrid, convocó a su secretariado, el núcleo duro de Convergència, donde todos, salvo dos voces, aceptaron la tesis de avanzar elecciones. Unas elecciones en las que Mas perdió doce escaños tras una campaña en la que se presentó como un mesías, en la foto de campaña.

Como explica un dirigente del entonces partido hegemónico, "deberíamos haber aguantado el tsunami independentista, porque ningún gobierno en la crisis de entonces salía adelante, y así nos fue en las elecciones". Mas no se arrepiente de haberlas convocado. Y si Forcadell asegura que desde esa Diada la ANC fue un actor político relevante, Mas apunta que sí, la ANC entró en el sanedrín, pero "lo que alteró el mapa político fue lo que pasó a partir de la manifestación y de las elecciones de noviembre de 2012 porque con el apoyo que tuvimos al derecho a decidir me comprometí a la consulta" del 2014.

Hoy, diez años después, el 'procés' ha entrado en otra fase, la de la división abierta en el independentismo. Mas sentencia: "No hay objetivo claramente definido, no hay camino compartido ni liderazgos reconocidos. Y sin todo esto, ¿Cómo se puede caminar hacia la independencia?". Y pide a la ANC que se replantee el objetivo de superar a los partidos: "Tiene todo el derecho a apretar, ahora bien, si se cree que llegaremos a la independencia culpando a los partidos y arrinconándolos, esto es antipolítico y no funciona en ningún lugar".

Suscríbete para seguir leyendo