Una semana capital en la legislatura

Sánchez se blinda y vitamina a la izquierda y al Gobierno

El presidente saca a su partido y a su Ejecutivo del pesimismo: el debate ha comenzado a hacer virar el ambiente, hasta ahora favorable al PP, señalan en el PSOE

En la Moncloa recalcan que han recuperado la iniciativa y que la sabrán mantener, con la duda de la inflación. Sánchez tiene pendiente ejecutar los cambios, que ahora se ven más probables en el partido

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sale a la escalinata del palacio de la Moncloa para recibir al 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, el pasado 15 de julio de 2022.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sale a la escalinata del palacio de la Moncloa para recibir al 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, el pasado 15 de julio de 2022. / DAVID CASTRO

Juanma Romero

Juanma Romero

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La política, en muchas ocasiones, se alimenta de sensaciones. De atmósferas. Y la que inundaba hasta hace unos días al PSOE y al Gobierno era, a veces, densa, asfixiante. Todo parecía ir mal, el viento soplaba a favor del PP en las encuestas y el golpe de gracia lo daban, para la izquierda, unas tenebrosas elecciones andaluzas. Y el choque interno por el gasto militar. Y el trágico salto a la valla de Melilla. Por eso para Pedro Sánchez era capital recobrar el pulso, pasar a la ofensiva, voltear el clima de opinión. Y hacerlo a través de una herramienta abandonada durante más de siete años: el debate del estado de la nación

La Moncloa cree que lo consiguió. Que el presidente dio con la tecla. Que resucitó (porque nunca se le puede dar por vencido). Que ahora comienza una remontada que le puede llevar a ganar las autonómicas y municipales primero y las generales después. Siempre y cuando la inflación no se desboque aún más. 

Los socialistas han pasado en apenas una semana del pesimismo —aliviado, cierto, por la exitosa cumbre de la OTAN en Madrid— al optimismo. Mejor, a la euforia. Alaban el “soberbio” y “empático” discurso de Sánchez del martes, se relamen por la “desarbolada” intervención del PP que le siguió, se congratulan por la recomposición de la mayoría de la investidura y por la recuperación, en concreto, de ERC y de las relaciones con el Govern. En la Moncloa creen haber salido del agujero y empezado a reanimar al votante progresista con el giro inequívoco a la izquierda de Sánchez, al anunciar los impuestos a la banca y a las eléctricas, aún pendientes de concreción, la gratuidad de los abonos de Renfe o los 100 euros al mes más para los ya becados, medidas “claras” y “sencillas de entender”. Y no se explican cómo Cuca Gamarra, al lado de un silente Alberto Núñez Feijóo (no podía hablar, al ser senador, y no diputado), lo puso tan fácil al centrar su discurso en ETA, desaparecida hace casi 11 años, para atizar al Ejecutivo por su pacto con Bildu para la ley de memoria democrática.

"Esta línea llega hasta las generales. Todo está planificado hasta entonces, las andaluzas y Pegasus quedan atrás. Nosotros marcamos agenda y el PP está con ETA", señalan en el entorno de Sánchez

El debate ha servido, pues, para fortalecer a Sánchez, vitaminar al PSOE —la opinión es unánime—, robustecer una coalición con Unidas Podemos muy erosionada, amalgamar a los socios y “truncar la hoja de ruta del PP”, "que pensaba llegar en volandas a la Moncloa de elección en elección: primero madrileñas, luego castellanoleonesas y luego andaluzas". De ahí que ya se mire a los Presupuestos (el Consejo de Ministros aprobará el techo de gasto antes de las vacaciones) y se afiance la percepción de que el Gobierno podrá continuar camino hasta el final de 2023. Con la ayuda probable de ERC. Ejecutivo y Generalitat han reconstruido los puentes, como probó la reunión de este viernes del presidente con Pere Aragonès, y la nueva dinámica influirá en la estabilidad de la coalición, según calculan en el Gabinete: "Después de tres meses de crisis Pegasus, queda totalmente superada y normalizada la relación con Esquerra. Esto supone que tenemos 190 diputados que nos pueden apoyar en el Congreso. Nadie, ningún socio es por sí mismo imprescindible, pero todos pueden ser útiles. Ciudadanos ahora está menos cerca, pero con ellos llegamos a 199", concluyen desde el equipo del líder socialista. El Gobierno exhibe estabilidad, justo el valor que ahora se ha vuelto a perder en Italia con Mario Draghi al romper los Cinco Estrellas con él.

Es decir, que de una etapa en la que se sufría con cada votación se alcanza otra, 'a priori', más sencilla. Con todas las cautelas, claro. El jueves, el último día del debate y el último pleno antes del parón veraniego, dio la prueba: el bipartito superó todas las votaciones con amplio margen: en el decreto anticrisis, ERC votó a favor y PP y Cs se abstuvieron, y la ley de memoria salió adelante gracias a Bildu y con la abstención de los republicanos, antes impensable. El PSOE se apoyó además en los populares en la defensa de más gasto militar.

La "normalización" con ERC supone que el Ejecutivo dispone de "190 diputados" que pueden respaldar sus iniciativas, 199 si se suma a Cs. "Nadie es imprescindible, pero todos pueden ser útiles"

“Esta línea llega hasta las generales. Todo está planificado hasta entonces —señalan fuentes muy próximas a Sánchez—, las andaluzas y Pegasus quedan atrás. Nosotros marcamos agenda y el PP está con ETA”. Los miembros del Gabinete más cercanos al Gabinete insisten en que el debate marca un punto de inflexión, en que serán capaces de hacer perdurar el pulso, de seguir a la ofensiva. 

No hay muchas cifras que permitan medir el impacto del debate. Fue el tercero menos visto desde 1991 (5.588.000 espectadores, según un informe de Barlovento con datos de Kantar Media), y los socialistas lo habrían ganado para el 46,3%, por el 43,6% que cree que venció el PP, indica la encuesta de Invymark para La Sexta publicada este fin de semana, que también señala que el 44,5% ve a Sánchez más fuerte, por un 35,4% que opina lo contrario.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el debate del estado de la nación, el pasado 13 de julio de 2022 en el Congreso.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el debate del estado de la nación, el pasado 13 de julio de 2022 en el Congreso. / DAVID CASTRO

“Ha calado”

Pero, ¿hasta qué punto se trata de un puro espejismo? Porque los populares se sienten a resguardo de los sondeos y las atmósferas en política evolucionan rápidamente. “Ha calado que nosotros seguimos manteniendo la iniciativa y que sabemos cuál es la línea, y eso es un buen inicio”, sentencia un ministro. En la Moncloa siempre subrayan que queda tiempo hasta las generales. Casi año y medio. Que desde septiembre el PSOE activará su maquinaria electoral, que podrá aguantar la mayoría de sus gobiernos autonómicos y municipales, que a Feijóo, “un bluf de candidato”, se le va a hacer el camino muy largo. 

En la Moncloa esperan en poder reconectar con el votante progresista en unos meses, a tiempo para unas municipales y autonómicas en las que el PSOE confía en retener su poder territorial

“Esto no ha sido solo una semana y ahí se acaba todo. Nos quedan meses aún para reconectar con la gente progresista. En febrero ya habremos dado la vuelta a las encuestas. Ocurrió tras las elecciones madrileñas: parecía que el PP iba a arrasar y luego, en las de Castilla y León [en febrero] pinchó y mataron a Pablo Casado”, analizan fuentes gubernamentales, que no obstante reconocen que todas las previsiones pueden estrellarse si la inflación no se controla. Y eso depende, en gran medida, de la guerra en Ucrania, cuya evolución es absolutamente incierta, tal y como reconoció Sánchez en el pleno del Congreso de esta semana. El máximo riesgo es que el conflicto se alargue más aún y Vladímir Putin corte el suministro de gas, lo que haría escalar los precios de los hidrocarburos y obligar a restricciones y a respaldar a socios comunitarios con más escasez.

Sánchez tiene por delante, antes de vacaciones, dos semanas intensas de agenda con tres Consejos de Ministros, dos inauguraciones de tramos de AVE (Plasencia-Badajoz y Madrid-Burgos), una cumbre internacional (con Polonia, en Varsovia), una mesa de diálogo —aún sin día exacto—, un balance de fin de curso ante los medios, una minigira por los Balcanes y un despacho con el Rey en Marivent.

¿Y los cambios? El chute de energía que infundió el debate hace prever, según el parecer de ministros, dirigentes y diputados consultados, que los presumibles relevos, si se producen, lleguen a la vuelta de verano. Por lo pronto, no está convocada para este próximo lunes, 18 de julio, la reunión de la ejecutiva federal del PSOE, y eso ha hecho que algunos en Ferraz respiren algo más tranquilos.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, durante su reunión en el palacio de la Moncloa, el pasado 15 de julio de 2022.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, durante su reunión en el palacio de la Moncloa, el pasado 15 de julio de 2022. / DAVID CASTRO

El buen desempeño de esta semana hace pensar a los dirigentes que los relevos que se esperaban se acometan, si llegan, a la vuelta de vacaciones

Pero, como recuerda un cargo, Sánchez desencadenó la renovación (en el Ejecutivo y en la dirección) un sábado de mediados de julio —pero fue el 10, y ya encaramos el final de mes—, y además él tiene manos libres para hacer y deshacer. Ahora, sí se percibe que la presión es mayor sobre la cúpula federal, más que en el Gobierno, para prepararlo de cara al ciclo electoral, proyectar más su voz y arreglar las disfunciones que acarrea la tensión, cada día más palpable, entre los números dos y tres, Adriana Lastra y Santos Cerdán

El borrón de la ley de memoria

La ley de memoria democrática se ha convertido, en cierta medida, en el punto negro de una semana "redonda" para el Ejecutivo, pero los socialistas defienden la alianza con Bildu porque se exponían a que, más adelante, el texto pudiera no salir adelante. Y si ya no prosperaba, afectaría directamente a las víctimas del franquismo, muchas muy ancianas. El PSOE aprovechó la ventana de oportunidad que tenía, aproximando posiciones con la izquierda 'abertzale' y pequeños grupos. Avances que finalmente llevaron a ERC a la abstención.

El dictamen del proyecto de ley recibió el jueves 173 votos a favor (PSOE, Unidas Podemos, PNV, Bildu, PDECat, Más País-Compromís y Coalición Canaria), 159 en contra (PP, Vox, Ciudadanos, Junts, CUP, PRC, Foro Asturias y los tránsfugas de Cs y UPN) y 14 abstenciones (ERC, Teruel Existe, BNG y la exdiputada de Unidas Podemos Meri Pita).

En el PSOE ha sentado mal la "manipulación" del debate y la "utilización" de las víctimas del terrorismo, para enfrentarlas a las de la dictadura y la Guerra Civil. No por casualidad la dirección eligió al exlendakari Patxi López, secretario de Memoria Democrática y Laicidad, para defender con vehemencia ante los medios la posición del partido. Pedro Sánchez le cumplimentó públicamente durante el debate de la nación por haber puesto fin a la banda junto al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, y le abrazó afectuosamente tras replicar a Inés Arrimadas, líder de Cs, y subrayarle que ETA "ya no existe", por mucho que la derecha alimente la polémica.