Análisis

Votar por aspirar a rico | Videoanálisis de Verónica Fumanal

La derecha promete una mejora para las clases más privilegiadas que consiste en pagar menos impuestos, mientras que el discurso reduccionista de la izquierda para las clases más populares lo que promete es que puedas sobrevivir con ayudas hasta final de mes

Verónica Fumanal: “¿Se puede ser rico y de izquierdas?"

Verónica Fumanal: “¿Se puede ser rico y de izquierdas?" /

Verónica Fumanal Callau

Verónica Fumanal Callau

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¿Se puede ser rico y ser de izquierdas? Esta es la pregunta a la que la derecha siempre ha respondido que no. Lo hace cuando critica que artistas de reconocido prestigio y patrimonio hagan campaña por la izquierda, lo hacen cuando critican que líderes progresistas se vayan de vacaciones, cuando se fotografían en un barco navegando o cuando Irene Montero se hace un 'selfie' en Nueva York. La izquierda tiene que estar en lo suyo, la gestión de la miseria, todo lo demás, es un lujo que no se pueden permitir a nivel mediático porque se les cruje. 

Pero no seamos ingenuos, no solo la derecha ha generado este marco, también algunos sectores de izquierdas criticaron con avaricia a políticos por llevar supuestas vidas de lujo, aludiendo a un argumento tan populista como falaz: vivir acomodado o incluso con opulencia no te permite representar a las clases trabajadoras de verdad, porque eres un rico defendiendo al pueblo. Este argumento se ha demostrado tan poco lógico como pedir a los historiadores que no hablen de los episodios que no han vivido.

La capacidad aspiracional

Esta pinza resultante de la suma de ambas narrativas le ha quitado a la izquierda su capacidad aspiracional, la de representar a sectores que gracias a un estado del bienestar fuerte consiguen trascender sus orígenes sociales, triunfar y tener dinero por ello. Este que es el marco ideológico progresista, compite con el de la derecha que asume que el que tiene dinero es porque lo merece, por cuna o por éxito, sin asumir que las condiciones materiales son un fuerte determinante en el funcionamiento de la meritocracia. La derecha está tan cómoda en el marco del votante medio rico que hasta se permite anunciar becas para familias cienmileuristas

Así mismo, la izquierda en algunos gobiernos ha ido reduciendo su discurso hasta dirigirse solo a un público que necesita la ayuda del estado para sobrevivir. Bono social, bono eléctrico, becas comedor, son medidas muy necesarias para sectores vulnerables, pero que acaban por enviar un mensaje muy pernicioso, que se gobierna para los pobres a costa de que las clases medias paguen cada vez más impuestos. Las familias en riesgo de exclusión, por fortuna son una minoría social, y cuando la narrativa de los gobiernos de izquierdas solo se dirige a ellos, está despreciando un discurso mayoritario que tradicionalmente se dirigía a los padres que querían que sus hijos tuvieran una vida mejor, que pagaban impuestos gustosos para montar a sus hijos en el ascensor social. 

Dirigirse a una minoría te condena a representar solo esa minoría, con el agravante en este caso que las clases subsidiadas mayoritariamente no votan, podríamos entrar en todos los motivos, pero básicamente diversas teorías advierten que hasta que tus necesidades básicas no están cubiertas tus motivaciones o preocupaciones no ascienden de categoría, no aspiran a más y la participación política mayoritariamente tiene que ver con cuestiones necesidades sociales o más altas.  

Los impuestos

En política no existen los huecos vacíos y es así como la derecha se ha convertido en la ideología aspiracional, apropiándose del concepto de éxito social y económico…su promesa electoral es bajar los impuestos ¿Quién no quiere ser rico y protestar por lo que paga a hacienda? Así se entiende como las clases populares han comprado el discurso de la bajada de impuestos, porque un día sueñan con ser de esa élite a la que el estado le molesta porque con su dinero pueden pagar todo lo que les brinda el estado, pero sin colas de espera, ni habitaciones de hospital compartidas y con colegios bilingües en los que los pupitres se hacen futuros socios de negocios. 

La política es aspiracional por definición, todos prometen una vida mejor, solo que la derecha promete una mejora para las clases más privilegiadas que consiste en pagar menos impuestos, mientras que el discurso reduccionista de la izquierda para las clases más populares lo que promete es que puedas sobrevivir con ayudas hasta final de mes. En base a esta oferta electoral, ¿usted cuál elige?

Suerte demográfica, esto es lo que intenta reequilibrar el estado del bienestar. Una educación que nos brinde igualdad de oportunidades, una sanidad que nos cure a todos por igual. Ser progresista no es anhelar sobrevivir, sino propiciar una sociedad en la que todos podamos aspirar a una buena vida, un buen sueldo, unas vacaciones estupendas con paseo en barco incluido, una vivienda cómoda y, porqué no, una segunda residencia. Si la izquierda sigue orientando su discurso solo a las ayudas sociales renunciará a su objetivo más puro: que la sociedad avance con igualdad de oportunidades para que muchos más lleguen a ser ricos, aunque luego se quejen por pagar muchos impuestos.

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