Relación Estado-Generalitat

ERC ve en los Presupuestos del 2023 la última oportunidad de arrancar logros del PSOE

Si la reunión entre Pere Aragonès y Pedro Sánchez progresa sin mayores novedades se celebrará una mesa de diálogo en tres semanas

Pedro Sánchez y Pere Aragonès se saludan

Pedro Sánchez y Pere Aragonès se saludan / MONCLOA / FERNANDO CALVO

Xabi Barrena

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La ‘realpolitik’ ha vuelto al Palau de la Generalitat. La eclosión del ‘Catalangate’ abrió un paréntesis de indignación que, según fuentes del Executiu, acercaron a Pere Aragonès a la ruptura de las relaciones con el PSOE. Sobre todo por haber sido, él y otras decenas, espiados, pero también ante la sensación de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a quien la carpeta catalana parece siempre incomodar, había levantado un muro impermeable a las reivindicaciones catalanas.

El 19 de junio, sin embargo, las elecciones en Andalucía, y el batacazo socialista, pusieron a Pedro Sánchez en 'modo on' en cuanto a su capacidad de resistencia. Y la primera piedra de esa resistencia o resiliencia que el líder socialista quiere ofrecer para prolongar todo lo posible la legislatura se sostiene sobre la piedra clave de unos Presupuestos Generales del Estado, los del 2023.

Inflación disparada

En condiciones normales, Sánchez no tendría esa necesidad. Con prorrogar los del 2022 le alcanzaría. Pero la inflación de dos dígitos que se está registrando, algo inédito para los menores de 40 años, provoca que sea necesario actualizar las cuentas, sino se quiere caer en la farragosidad y nula ductilidad del cambio de partidas y ello siempre encorsetado en el marco definido para el 2022. “Todas las administraciones deberían aprobar nuevas cuentas para ir bien”, apunta un buen conocedor de las finanzas públicas.

Y Sánchez precisa de agilidad en estos últimos 18 meses que le quedan, si las elecciones se atrasan hasta enero del 2024 por aquello de la presidencia española de la Unión Europea en el segundo semestre del año que viene.

Y para aprobar esas cuentas, Sánchez, el PSOE, el Gobierno rojo-morado precisa de ERC.

Los republicanos ambicionan algún gesto inmediato que aligere presión a las decenas de independentistas con casusa judicial abierta por el 1-O

“El PSOE solo cede bajo presión”, apuntan fuentes de Palau, readaptando las palabras de Gabriel Rufián en la campaña del 2019 cuando señaló que “el PSOE no hace, se le obliga a hacer”. Y ahora los republicanos ven una oportunidad de ‘obligarles a hacer’. La última.

Municipales a la vista

Como ya señaló este diario, ERC considera que el 2023 es absolutamente inhábil para el diálogo con el Estado. El ciclo electoral del próximo año incluye casi todo el poder local español, como son los municipios y la mayor parte de las autonomías. Es decir, en mayo, los ‘barones’ del PSOE se juegan el pan. Difícil imaginar a Emiliano García-Page y a Javier Lambán, por elegir dos ‘barones’ del PSOE al azar, en plena campaña mientras Sánchez negocia con el ‘separatismo’ y que la mezcla no acabe mal.

Tampoco es que ERC arda en deseos de abordar las municipales mientras los diarios abren con imágenes de republicanos con el Gobierno del PSOE habida cuenta de que Junts, su gran rival en el 'rere-país', ha torpedeado hasta el infinito el diálogo con el Ejecutivo al grito de que 'los de Esquerra son unos ingenuos'. O 'pagafantas'.

Por tanto, los PGE del 23 abren la última ventana a un ‘president’ que lo ha fiado todo al diálogo a todos los niveles. Y Esquerra pretende estirar el chicle. También ha dado pasos para ello, como por ejemplo dejar de exigir que la transferencia de información secreta sobre lo sucedido con el ‘Catalangate’ era condición ‘sine qua non’ para una reunión con el presidente del Gobierno. En la segunda reunión entre Laura Vilagrà y Fèlix Bolaños, en Madrid, justo tras las andaluzas, la petición ya fue lanzada con mucha menos intensidad.

El enfado de Tardà

También la abstención que se promete en la votación del pleno de la ley de la memoria histórica supone otro gesto de ERC, para disgusto de Joan Tardà, quien ha empeñado lustros de su carrera política en tratar de acabar con la impunidad de los verdugos del franquismo.

La reunión de este viernes, la tercera, entre Vilagrà y Bolaños servirá para fijar la fecha de la reunión entre presidentes que se abordará en clave ‘Catalangate’ y recuperación de la confianza de la Generalitat hacia el Estado. Y a su vez, este cónclave desbloqueará la celebración de la tercera reunión de la mesa de negociación, que tendrá lugar, si nada no se tuerce, en la semana posterior a la reunión de presidentes.

Ambas partes son conscientes de que en esta tercera ocasión no bastará como resumen de la reunión la simple imagen de la mesa con los participantes. Debe de haber contenido. Pero, ¿lo habrá? Fuentes de Palau se niegan a dar detalles, pero casi por el lenguaje no verbal se deduce que un mínimo de carne, en el plato de la mesa, habrá.

¿En qué clave? Sin duda en materia “antirrepresiva”, como tilda el independentismo las acciones judiciales emprendidas a cuenta del 1-O y la DUI. 

El espíritu de los 'marines'

“Antes de emprender cualquier nuevo embate contra el Estado hay que haber salvado la situación a todos los que están siendo perseguidos por el anterior”, comenta Pere Aragonès a sus allegados en un pensamiento casi extraído de los US Marines, de su ‘Semper Fidelis’ y de su ‘hasta que llegue a casa, no dejaremos a nadie atrás’. Aunque la explicación tiene su lógica, razona un alto cargo del Govern: “Si la gente percibe que se abandona a su suerte a los perseguidos, ¿quién tomará el relevo?”

Ergo se espera que se empiecen a tomar medidas que permitan descomprimir esa presión. Y no solo a los ‘generales’, como Josep Maria Jové y Lluís Salvadó, por mentar a dos republicanos, si no a todos y de todos los partidos.

Después, o en paralelo, vendrá la propia negociación presupuestaria en la que ERC se conjura que sea propiamente sobre las cuentas. Hace un año, la aparición por sorpresa de la ley del audiovisual en el Consejo de Ministros forzó a ERC a intentar salvar los muebles de una ley que estaba a punto de aprobarse. Y para ello empleó la única palanca que tenía, los PGE. Para el 2023, el objetivo de Esquerra es claro. Mayores inversiones, sobre todo en ferrocarril, avanzar en el traspaso de Rodalies y, sobre todo, sobre todo, crear un mecanismo de control sobre el grado de ejecución de la obra pública del Estado en Catalunya. ‘Catalangate’ aparte, en los últimos meses, nada ha sulfurado tanto al Govern como ese 35% de ejecución en el 2021.

Presupuestos catalanes sin el PSC

¿Y los presupuestos de la Generalitat? ¿También deben ser rehechos cara al 2023? "Sí", apunta una voz del Executiu, "pero no con los socialistas", sentencia. ERC identifica al PSC como el enemigo a batir y quiere mantenerlo lejos de las decisiones estratégicas que marcan unas cuentas. Los republicanos lo intentarán con la CUP y, cuando reciban su 'no', buscarán a los 'comuns'. Una nueva prueba para las costuras de un Govern cuyo socio lleva la batuta de Economia, aunque hasta ahora no se conoce ninguna gran trifulca entre Aragonès y Jaume Giró. Al contrario.

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