INVASIÓN DE UCRANIA

El lío diplomático con los Leopard no cesa: la prensa alemana aprieta a Robles

Estos carros de combate son de fabricación alemana y, por contrato, antes de donarlos a un tercer país, Berlín debe dar el visto bueno

La ministra de Defensa, Margarita Robles, y el jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante general Teodoro E. López Calderón.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, y el jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante general Teodoro E. López Calderón. / Marcos Cebrián / EP

Mario Saavedra

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Hubo tensión. La ministra de Defensa, Margarita Robles, comparecía junto a la de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, tras una sesión informativa sobre Mujeres, Paz y Seguridad en el último día de la Cumbre de la OTAN en Madrid. Ambas hablaban, entre otras cosas, de los crímenes sexuales que estaba cometiendo el Ejército ruso en Ucrania. Pero, de las tres preguntas de los periodistas presentes en la rueda de prensa, dos fueron sobre la presunta intención española de valorar el envío de tanques Leopard 2A4 a Ucrania. Un asunto que ha sido menor en España, pero de alto impacto político en Alemania. 

Estos carros de combate son de fabricación alemana y, por contrato, antes de donarlos a un tercer país, Berlín debe dar el visto bueno. Tras conocerse la noticia, hace tres semanas, en Alemania saltaron las alarmas. “¡Pero qué han hecho los españoles!”, describió gráficamente un político alemán a este diario. El partido verde alemán, uno de los tres del Gobierno de coalición (los otros son los liberales y los socialdemócratas) pujan por el envío de armamento más contundente a Ucrania, tanques incluidos; pero los militares y el canciller, Olaf Scholz, prefieren no escalar el conflicto con armamento complejo y ofensivo.

Así que cuando este jueves los periodistas germanos preguntaron en Madrid a Robles y Baerbock si se había tratado el asunto en la bilateral que tuvieron la noche anterior la propia ministra de Defensa española y su homóloga alemana, Christine Lambrecht, las respuestas oscilaron entre el enfado y las evasivas. 

Si el reportero de una televisión alemana preguntaba si habían hablado del envío de Leopard, Margarita Robles respondía pidiendo centrarse en el objeto de la convocatoria: “El tema del que estamos hablando es tan importante que no podemos minusvalorarlo; las mujeres y las niñas están siendo objetos de agresión sexual en la guerra de ucrania”. Si el de una agencia de noticias alemana insistía y cuestionaba si España seguía considerando la entrega de esos Leopard o estaba ya fuera de la mesa, Robles respondía: “Me preocupa que ante un tema tan relevante como el que nos une aquí ahora, las preguntas hagan referencia a otras cuestiones. El compromiso de España es total y absoluto con Ucrania, de condena a lo que está haciendo Rusia”. 

La ministra de Exteriores alemana (del partido verde) tampoco entró en el tema. ¿Es una opción para Alemania dar su aquiescencia a tal envío?, le preguntaron los alemanes. “Seguro comprende que no podemos hablar de lo tratado en nuestro encuentro bilateral. Por algo los hacemos a puerta cerrada”, dijo. “Sabemos que Ucrania está teniendo pérdidas importantes, no sólo de soldados, sino también de material. Por eso estamos hablando con nuestros socios, entre ellos España, sobre lo que podemos hacer en el futuro para poder dar el mayor apoyo a Ucrania”. Dejó claro, eso sí, que nada se haría sin que Berlín diera el visto bueno: “Hay armamento que viene de un país, va a un segundo y podría ir a un tercero”, añadió. 

Según las fuentes de la agencia oficial de noticias alemana DPA, Robles y su homóloga Lambrecht sí hablaron de los tanques Leopard.

La línea roja de la no se habla

En público, ningún país de la OTAN reconoce que hay una línea roja al tipo de material que se puede enviar a Ucrania. Pero, en privado, diplomáticos de varios países de la alianza, consultados por este diario, apuntan a que el envío de tanques de factura occidental supondría una diferencia clara en el campo de batalla. Una escalada. Podría dar a Vladímir Putin la excusa para utilizar en el campo de batalla alguna de las cerca de 2.000 armas nucleares “tácticas” (de menor potencia que las estratégicas) que tiene en alerta. 

Todo este lío diplomático comenzó el pasado viernes 3 de junio, cuando la embajada ucraniana en Madrid afeó a España la escasa cantidad de envíos de armamento. "No pedimos lo que España no puede proveer [...] Pero podría enviar carros de combate Leopard que tiene almacenados y sin uso", dijo el embajador Serhii Pohoreltsev. Dos días después, el diario El País lanzaba la noticia de que España estaba “dispuesta a entregar a Ucrania misiles antiaéreos y carros de combate Leopard”. Margarita Robles recordó después, en una entrevista, que los carros llevan muchos años en desuso, aunque no descartó la posibilidad de donarlos a Ucrania una vez realizados los trabajos de adecuación necesarios. Siempre, dijo, en “coordinación con otros países”. 

Los Leopard candidatos a viajar a Ucrania formaron parte de un lote de 108 alquilados por España a Alemania en 1995. En 2005, Defensa se hizo con la propiedad de los tanques alquilados por un precio de ganga, algo más de 15 millones de euros, informa Juan José Fernández. Hoy 53 descansan en un almacén de Calatayud.

El proceso para obtener la aprobación alemana ante este envío es complejo. Primero, el ministro de Economía deberá dar su aquiescencia y después hacer lo propio el Consejo Federal de Seguridad. De dar el visto bueno, España se convertiría en el primer país en enviar al campo de batalla carros de combate de factura occidental, y Alemania habría dado su aquiescencia. Algo que las fuentes consultadas por este diario consideran que supondría un cambio sustancial en la estrategia internacional hasta ahora: las armas entregadas, de momento, son sistemas defensivos (por ejemplo antiaéreos S-300 que ya están sobre el terreno), artillería (los sistemas de cohetes de alta tecnología HIMARS aprobados para su envío por Estados Unidos, por ejemplo), misiles (como los Javelin estadounidenses o los españoles C-90) o tanques, pero de fabricación rusa.

Ni los estadounidenses han enviado sus carros Abrams, ni los franceses sus Leclerc, ni los británicos sus Challenger, por ejemplo. Polonia sí ha mandado al menos 200 tanques T-72 de fabricación soviética. Los carros de combate, más que armas son sistemas complejos de armas: tienen tecnología óptica, radar, disparar, proyectiles tácticos teleguiados, sistemas fumígenos… El Kremlin podría interpretar la presencia de estos vehículos de guerra en Ucrania como una escalada de la guerra y una intervención directa de la OTAN. Algo similar ocurrió cuando Polonia ofreció a EE. UU. 27 cazas MiG-29 'Fulcrum' para que luego, desde la base alemana de Ramstein, pudieran ser transferidos a la fuerza aérea ucraniana. Washington vetó el envío.