Elecciones en Andalucía

El PP impone el 'efecto dominó' del 19J andaluz

La incontestable mayoría absoluta de Juanma Moreno ni siquiera permitió la existencia de ganadores morales como en otros comicios y ha generado controversia interna en el PSOE, Vox, el espacio de Unidas Podemos y Cs

Juanma Moreno y Elías Bendodo celebran la noticia de la mayoría absoluta junto a varios asesores. /  L. O.

Juanma Moreno y Elías Bendodo celebran la noticia de la mayoría absoluta junto a varios asesores. / L. O.

Cristóbal G. Montilla

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Adiferencia de otras convocatorias electorales en las que casi todos los partidos tienen un argumento para considerarse el ganador, las andaluzas de este 19 de junio han deparado un único vencedor. Los 58 escaños del PP han provocado que sus adversarios de distinto signo hayan contado su participación como un fracaso. 

La incontestable mayoría absoluta de Juanma Moreno ni siquiera permitió la existencia de triunfadores morales como en otros comicios y ha generado controversia interna en el PSOE, Vox, el espacio de Unidas Podemos y Cs. La contundencia del resultado ha provocado un ‘efecto dominó’ que parte del propio PP y reparte su onda expansiva a diestra y a siniestra en el abanico ideológico.

PP: El presente de Juanma (y de Bendodo)

El pasado viernes, después de que Juanma Moreno y Elías Bendodo se bajaran de la furgoneta al filo de la medianoche en Málaga -para cerrar el doble epílogo iniciado en Sevilla- se produjo una escena de lo más ilustrativa. Ambos se dieron el relevo en el atril del mitin y Moreno recordó que el nuevo dirigente de calle Génova no seguiría en el Gobierno autonómico, aunque le seguiría haciendo «pequeños encargos» para Andalucía: "Por ejemplo, que este domingo me saque nueve escaños aquí".

Aunque el comentario sonó a una broma propia del momento y a un objetivo exagerado, en la noche electoral no solo recuperó el PP la vitola de fuerza más votada en la provincia-fortín que se perdió en 2018. Los sillones subieron hasta los diez y sirvieron la victoria más aplastante de todas las que cimentaron la mayoría absoluta. Dicho con menos rodeos, la estampa viene a constatar que al dúo de políticos malagueños que lideran el PP andaluz le está saliendo, de un tiempo a esta parte, casi todo lo que se proponen.    

La victoria andaluza, en una campaña diseñada por Bendodo, cumple el guión soñado cuando, la crisis interna del PP nacional, llevó al aparato andaluz a hacer de la adversidad una oportunidad y a pactar con los gallegos el control nacional del partido. De hecho, Bendodo se irá a Madrid con dedicación exclusiva y con los deberes tan bien hechos que el aterrizaje se producirá con los galones bien reforzados. 

A ambos les espera ahora un presente que no será el mismo. Presidente y lugarteniente separan sus caminos con San Telmo y La Moncloa como puntos de referencia dispares. Por lo pronto, Juanma Moreno gobernará en solitario y esto le permitirá complementar con nuevos perfiles el continuismo que se desprende de la apuesta electoral que realizó, al situarlos como números 1 en sus provincias, por consejeros como Jesús Aguirre, Marifrán Carazo o Juan Bravo, quien parece llamado a alternar su cometido en Génova con su labor andaluza.

Con los deberes de las andaluzas bien hechos, Bendodo llegará a Génova con galones reforzados

En cambio, Bendodo se instalará tras el verano con menos intermitencias en Génova para acompañar a Alberto Núñez Feijóo en la planificación del asalto electoral al Gobierno de España. Todo apunta a que canjeará su plaza de parlamentario andaluz por la de senador por designación autonómica y acompañará a Feijóo en los duelos contra Pedro Sánchez de la Cámara Alta. Otra opción es que continúe un año más como diputado en Sevilla sin labores ejecutivas pero esto no parece tan operativo y mermaría la presencia física en la sede nacional demandada por Feijóo. 

PSOE: El ruido acecha a Espadas

Si en la campaña electoral ya no había sido un estado de ánimo, la unidad interna que defendía el nuevo aparato regional socialista ha saltado por los aires en una noche electoral tan aciaga. 

Después de tocar fondo con los tres escaños y los 125.000 votos que se ha dejado por el camino Juan Espadas, la salida de tono de Ferraz -con Adriana Lastra en el rol de ‘poli mala’ para matizar la obligada diplomacia de Pedro Sánchez- embarró aún más la maltrecha imagen de los socialistas andaluces. 

El susanismo sigue latente y ataca a Espadas recordando lo incómodo que resultará su apoyo a los candidatos en las municipales

Más allá de los peajes que pueda pagar Pedro Sánchez por su apuesta fallida en el sur, el susanismo sigue latente y se desacredita al líder andaluz garantizando lo incómodo que puede resultarle el apoyo de un caballo perdedor como Juan Espadas a los candidatos, en la campaña de las elecciones municipales. 

De hecho, la próxima cita con las urnas no queda tan lejana y para la primavera de 2023 ya falta menos de un año. La excusa de que el exalcalde de Sevilla solo ha gozado de varios meses para armar su proyecto autonómico tampoco es aceptada por quienes dentro del socialismo andaluz recuerdan ahora, al socaire del descalabro, que Susana Díaz se dejó al partido en 2018 como primera fuerza andaluza y como la opción más votada en siete de las ocho provincias. 

Las comparaciones con su antecesora volverán como un bumerán dentro de un año cuando los socialistas aspiren a revalidar el poder del que gozan en seis de las ocho diputaciones provinciales. 

Con este panorama rondando en el ambiente, el fracaso del nuevo PSOE andaluz le ha concedido en las redes sociales un ‘minutito’ de gloria a los susanistas más recalcitrantes y a los profesionales del sector crítico. Al que fuera el rival de Espadas y Díaz en las primarias del año pasado, Luis Ángel Hierro, le faltó tiempo para aseverar que "el 19J es la mayor debacle electoral de la historia del PSOE en Andalucía". "Espadas y su Ejecutiva deben asumir su responsabilidad y dimitir", apuntó Hierro con cierto tono de ‘pepito grillo’ oportunista. 

Ahora bien, Espadas ha renunciado a cualquier muestra de debilidad y se aferra a su fuero interno para convencerse de que cuenta con el respaldo suficiente de Madrid como para desarrollar su trabajo a medio plazo. El problema es que el ciclo electoral iniciado por las autonómicas apenas le concederá una tregua y tiene fijada para 2023 sendos escollos locales y nacionales.

Vox: Olona, presa de su palabra

Con la mayoría absoluta del PP recién salida de las urnas y un resultado para Vox que no superó las expectativas ni hizo buenas las encuestas, Macarena Olona hizo una promesa. Quedó presa de su palabra al asegurar que se queda en Andalucía y no volverá al Congreso de los Diputados. Sin embargo, sobre su compromiso planea la sombra de la duda. Hasta que no haga efectiva su renuncia al escaño en la Cámara Baja, no cobrará visos de realidad su deseo de quedarse en tierras andaluzas para liderar un grupo de solo 14 parlamentarios. Como dice la frase hecha, el movimiento se demuestra andando. Igualmente, existe la posibilidad de que cumpla lo que dijo temporalmente y le sirva como una transición en las que sentar las nuevas bases de Vox en el Parlamento de Andalucía. Y, posteriormente, retorne a la política nacional cuando vuelvan a convocarse las elecciones generales. 

Que Olona se queda en Andalucía quedará claro si hace efectiva su renuncia al Congreso; el movimiento se demuestra andando

A su vez, el discreto resultado del partido de derecha ha reabierto un debate que ya existió en las inmediaciones de la Semana Santa. Entonces, en el seno de Vox se aireó la posibilidad de no apostar finalmente por Olona para Andalucía. De este modo, no hubieran tenido que sacrificar a una de sus primeras figuras de la política nacional y hubiesen rentabilizado la marca con una candidatura de perfil más bajo.  

Ciudadanos: La vida después de Juan Marín

Aunque entraba dentro de lo probable, la ‘muerte electoral’ de Cs no ha resultado menos dolorosa. La pérdida de los 21 escaños y de más de medio millón de votos, tiene a la cada vez menos numerosa familia naranja sumida en un trance que oscila entre la resignación y la incomprensión por la incapacidad para rentabilizar en las urnas la gestión realizada en la coalición con el PP. Al menos, el hecho de que Vox no vaya a tocar poder gubernamental es festejado como un pequeño triunfo que atenúa ligeramente las heridas y sirve de enésima muletilla con la que demostrar que Cs ha antepuesto en todo momento el interés general a sus propias siglas.

De momento, la dimisión de Juan Marín deja como rostro más visible de Cs en Andalucía a la consejera de Igualdad del Gobierno del cambio, Rocío Ruiz, quien tiene con Inés Arrimadas los niveles de sintonía que no le han unido en los últimos tiempos al político sanluqueño. Ambos discreparon en el seno del partido liberal y del propio Ejecutivo autonómico hasta el punto de que la onubense anduvo cerca de disputarle el poder regional naranja en las primarias a Marín. 

Otra cuestión será los guiños que el PP andaluz pueda hacerle al propio vicepresidente en funciones y a algunos de los consejeros de Cs al confeccionar en solitario el infinito organigrama que ofrece una institución como la Junta de Andalucía. En la antesala de la carrera electoral quedó pendiente el deseo de absorción de algunos de los exponentes naranjas del Consejo de Gobierno. En este caso, quien más papeletas tiene para seguir pisando la moqueta de San Telmo en el equipo de Juanma Moreno es la titular independiente de Empleo, la malagueña Rocío Blanco

Y, si se mira más allá de Despeñaperros, Inés Arrimadas vuelve a estar sometida -al igual que sucedió con los fiascos electorales de Madrid y Castilla y León- a las críticas de exdirigentes anclados en el pasado ‘riverista’ que le vuelven a pedir a la presidenta nacional que dé un paso al lado.    

Por Andalucía: La incertidumbre de la izquierda

Izquierda Unida y Podemos se ven tras el 19J con un pequeño hilo de vida que no ayuda a la pérdida de sintonía entre sendas formaciones tras el fin del noviazgo que se confirmó en la precampaña andaluza. 

La consecución in extremis del grupo parlamentario, con el mínimo de cinco diputados exigido, se sugiere como un consuelo innecesario para Por Andalucía, una coalición que se ha quedado en un tercio de sus 17 sillones y está a día de hoy formada por más partidos políticos -IU, Podemos, Más País, Verdes Equo, Alianza Verde e Iniciativa del Pueblo Andaluz- que los escaños de los que dispone. Además, la convivencia en la nueva legislatura en el viejo Hospital de las Cinco Llagas no se antoja idílica. 

En el quinteto de elegidos se ven representadas las tres sensibilidades que están más llamadas a chocar entre sí: Inmaculada Nieto es Izquierda Unida pura y dura; Juan Antonio Delgado ejerce como embajador de la enrocada dirección nacional de Podemos; y Esperanza Gómez encarna al ‘errejonismo’ de Más País que gana posiciones en detrimento de los morados con vistas al nuevo proyecto de Yolanda Díaz

Precisamente, la disputa entre la ministra de Trabajo y los afines de Pablo Iglesias está en el trasfondo de un horizonte plagado de incertidumbre y escaso de armonía. Está por ver qué dimensión adquirirán  las fuerzas situadas a la izquierda del PSOE en Andalucía y si las fórmulas que adoptan para los comicios municipales siguen la ‘suma’ que abandera Yolanda Díaz. 

Precisamente, su reacción a la noche electoral denota un claro contraste con la de Iglesias, quien lejos de separarlo del triunfo ‘rojo’ en Colombia mezcló ambas elecciones para llevarse el debate a su terreno y desviar la atención poniendo el foco sobre las conferencias que está protagonizando en Sudamérica. En cambio, Yolanda Díaz fue más realista y aprovechó la ocasión de la que disponía para seguir abonándole el terreno al nuevo espacio en el que trabaja: «Es una noche difícil para las personas progresistas. Necesitamos abrir un nuevo tiempo que mire al futuro. La ciudadanía nos está esperando», escribió la política gallega en Twitter. 

Mientras tanto, Teresa Rodríguez se frota las manos y está en un escenario que le permite seguir a su ritmo en la progresiva construcción de «la habitación propia andalucista» en la que ha buscado abrigo a raíz de su ruptura con Podemos.

Suscríbete para seguir leyendo