JUEGO DE TRONOS

Tres escenarios para después de las elecciones andaluzas

Juan Manuel Moreno Bonilla

Juan Manuel Moreno Bonilla / periodico

Albert Sáez

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Lo mejor de la democracia es que aunque usted tenga todo el dinero del mundo no puede saber quién ganará las elecciones en Andalucía este domingo. Podemos poner tantas veces como queramos la palabra ciencia al lado de la palabra política, pero eso no cambia la realidad: los electores de hoy no son los de hace cuatro años (unos han cumplido 18 años y otros han muerto), las personas deciden individualmente su voto e incluso pueden cambiarlo en el último segundo por muchas encuestas que hayan respondido y, aún más, a la salida del colegio pueden declarar que han votado algo distinto a lo que han votado. Pero, los resultados electorales lo cambian todo, nada en la política española será igual a partir de las nueve de esta noche. Por eso, desde meses antes de las elecciones, los partidos rehuyen cualquier decisión que les pueda dejar con el paso cambiado. Y por eso dedican horas y horas a especular sobre les escenarios posibles. En este caso, varían en función de tres grandes variables: el destino de los votos de Ciudadanos, la correlación de fuerzas entre PP y Vox y la ponderación de votos entre Yolanda Díaz y Podemos. Así que este artículo, más que ningún otro, tiene las horas contadas: a partir de las nueve de la noche del domingo ya no sirve para nada. 

El PP, al borde de la mayoría absoluta

El escenario más manejado es que el PP de Juan Manuel Moreno Bonilla se acerca a la mayoría absoluta. Ello avalaría la apuesta de Alberto Núñez Feijóo que, de hecho, asaltó Madrid haciendo tándem con el andaluz y lo que significa: nada de revanchismo con el socialismo, deglución de Ciudadanos y nada de intentar ser más cañí que Vox como hace Isabel Díaz Ayuso. Sería la consolidación del llamado efecto Feijóo porque le daría pie a una campaña municipal en 2023 recuperando la hegemonía en la derecha desde el centro y contraponiendo su proyecto al del PSOE de Pedro Sánchez condicionado al populismo de Podemos. Y sería el peor escenario para el PSOE porque significaría que el voto que se le fue a Ciudadanos huyendo de los líos del 2018 ha recalado en el PP en lugar de volver al redil del centroizquierda. Todos los barones y alcaldables del PSOE pondrán la calculadora en marcha para ver el impacto de esa traslación en su casa y pueden ponerse más nerviosos con Sánchez de lo que se pusieron su homónimos del PP con Pablo Casado cuando, tras las elecciones de Madrid y Castilla y León, hicieron lo propio al observar el paso de los votos de Ciudadanos a Vox sin detenerse una legislatura en el PP. Y, además, este escenario echa por tierra el mantra que emite la Moncloa: Sánchez o Vox. 

Vox, decisivo 

En cambio, si el PP necesita el voto afirmativo de Vox porque no consigue más diputados que el conjunto de la izquierda, entonces las cosas se le ponen feas a Feijóo que aparece como una simple muleta de la extrema derecha que en este ciclo sería la fuerza emergente. Caer en brazos de Vox, dejaría al PP en muy mal lugar en Europa y su única salida viable sería reclamar la abstención del PSOE, como ya ha hecho en el tramo final de la campaña. Pero eso tendría un precio: la abstención en Andalucía puede implicar apoyar renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Constitucional e incluso el voto a favor de los tijeretazos que exigirá en el último trimestre la UE para salvar la deuda española. Ese vínculo con el PSOE en plena campaña municipal puede resultar inaceptable para el PP porque dejaría demasiado espacio a su derecha para Vox y podría darse el caso que con el PSOE del Sánchez crepuscular o huido a Europa ni siquiera sumasen.

El PSOE gana peso en la izquierda

Es, a estas horas, el escenario más improbable. Juan Espadas ha hecho una campaña correcta pero tardía. Sánchez fue lento al rematar a Susana Díaz y lo de ahora parece más el epílogo de la anterior etapa que el prólogo de una nueva. Con todo, el patio a su izquierda está más alborotado aún que a la derecha y en el penúltimo anuncio de la suma de Yolanda Díaz lo que se ha producido es una división con una suerte de cantonalismo gaditano que podría desplazar voto al PSOE. Sería una buena noticia para Sánchez pero, de cara al próximo ciclo electoral, le arrinconaría a la izquierda hasta llevarle a ganar en muchas poblaciones pero sin socio para conseguir la mayoría. Y le alejaría de esa Europa que sueña. 

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