ENTREVISTA

Toni Cantó: "No creo que vuelva a entrar en ningún partido político"

"Mi trabajo actual ha creado un gran revuelo porque Ayuso, el español y yo estamos en la diana política", asegura | Después de pasar por Vecinos por Torrelodones, UPyD y Ciudadanos, y de ocupar un puesto para un Gobierno del PP, se muestra dispuesto a abandonar la administración pública

El actor y actual director de la Oficina del Español, Toni Cantó.

El actor y actual director de la Oficina del Español, Toni Cantó. / ALBA VIGARAY

Ana Ayuso

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Toni Cantó espera sentado en una mesa del Círculo de Bellas Artes en Madrid. Saluda serio. Sabe que es un personaje que no deja indiferente a nadie y prefiere comprobar cuál es el tono de las preguntas antes de sonreír.

Su paso por Vecinos por Torrelodones, UPyD y Ciudadanos ha marcado su carrera política. Un recorrido inesperado para este actor que llegó a la capital antes de cumplir la veintena y que ahora parece finalizar como director de la polémica Oficina del Español, un cargo que le confió Isabel Díaz Ayuso después de las elecciones en la Comunidad de Madrid el pasado 4 de mayo.

Sus palabras se transforman en elogios hacia quienes han guiado sus pasos por el panorama político español: Rosa Díez, Albert Rivera y la propia Ayuso, de quien dice que en campaña parecía "una estrella del rock". Su puesto en este departamento, que depende de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, se encamina a ser su última conexión con la gestión pública.

"No creo que vuelva a entrar en ningún partido político", asegura, mientras halaga la forma de operar de Vox y de Santiago Abascal. Espera volver a su profesión, la de actor, y abandonar los despachos en los próximos años.

Este jueves, publica su nuevo libro, De joven fui de izquierdas pero luego maduré (Ediciones B), en el que describe su proceso de converisón política. Pasó de ser el rojo de su pandilla a convertirse simplemente en "uno más", confiesa. Se manifiesta sereno, excepto cuando habla del Gobierno, de lo catalán y de Inés Arrimadas, su penúltima jefa.

P. Cuenta en su libro que en el programa Sábado Noche, que veían 10 millones de personas, su fama se multiplicó. ¿Cómo gestionó convertirse en una persona conocida en poco tiempo?

R. Mal. Yo tenía apenas 20 años y a esa edad es muy complicado gestionar que, de repente, te conozca todo el mundo y ganes mucho dinero. La mayoría de las veces, se te va la cabeza, y a mí se me fue un poco la cabeza también.  Luego la carrera es muy larga. Subes, bajas, subes, bajas... y eso te ayuda a entender que no hay que creérselo ni cuando estás arriba ni cuando estás abajo. 

P. Dice en su libro que aprendió de un ex Sex Pistol la diferencia que existe entre la persona y su personaje público. Este tipo se comportó de manera exquisita antes de que le entrevistase en el programa La Tarde, y después se volvió un maleducado cuando estaban en antena. Con usted, ¿qué hay de persona en lo que vemos de su personaje público?

R. Yo procuro que haya cada vez menos diferencia, pero es cierto que muchas veces se me transmite desde fuera que la gente tiene la percepción de mí de que son un tipo más bronco de lo que yo soy realmente. Eso tiene que ver con el discurso político que yo doy y con cómo he combatido con mis adversarios políticos. 

P. Habla en su libro de las tendencias políticas de su familia. La rama de su madre, de derechas; la de su padre, de izquierdas. ¿Recuerda cuándo tuvo por primera vez conciencia de lo que era la política?

R. No te sabría decir en qué momento fue. Ya cuento que el primer comentario político lo tengo con diez años, y aún lo conservo, cuando escribí "Franco ha muerto, tengo vacaciones". Desde muy temprano, en casa he vivido la política, sobre todo por mi padre. Estuvo muy metido en toda la pelea por la democracia. No sabría decir un momento especial, pero viví de forma muy intensa lo que era la política en casa, no tanto porque yo estuviera convencido, sino porque creo que es lo que se esperaba de mí. 

P. "No deja de ser curioso que se ataque de forma tan virulenta a los que cambiamos de opción política y, sin embargo, se vea con simpatía a los que siguen anclados en ideologías como la socialista o la comunista, que una y otra vez han demostrado no solo ser incapaces de solucionar ninguno de los problemas del ser humano, sino que los han convertido en auténticos dramas humanitarios". Usted defiende así su cambio de tendencia política en su libro. Con este argumento, a mí me vino a la cabeza su compañero en 7 vidas Willy Toledo. Dijo de usted hace unos meses que, cuando coincidieron en la serie, "no era tan facha. No era así. Nos llevábamos bien. Últimamente, ha tenido una deriva ultrarreaccionaria que no sé de dónde le sale". ¿Qué piensa de la manera en la que defiende su ideología Willy Toledo?

R. Yo respeto mucho a Willy, a quien conozco desde que éramos pequeñitos. Su padre y el mío eran íntimos y trabajaban juntos a menudo. Eran dos personas muy respetadas en el ámbito de la medicina. Willy estuvo en mi casa de muy chiquitito. 

Luego, trabajamos juntos en 7 vidas. Y a Willy le ha costado también su posicionamiento político, que está lejos del posicionamiento típico del mundo de los actores, porque el suyo está más a la izquierda todavía del que está permitido o premiado. Yo le respeto porque es un tío valiente, no va donde va casi todo el mundo y me apena que su posicionamiento haya tenido un coste en su carrera. 

En mi carrera, sucede en muchas menos ocasiones que te puteen por estar muy a la izquierda. Pero, desde luego, si estás a la derecha o en el centro, tienes que pagar un precio muy caro. Esa es una anomalía de mi profesión y, en cierta forma, habla mal de ella.

Respeto a Willy Toledo porque es un tío valiente, no va donde va casi todo el mundo"

P. Cuando usted empezó a actuar, los artistas eran más comprometidos políticamente. Ahora, no es tan habitual ver a artistas mainstream que saquen mensajes fuera de lo que es políticamente correcto.

R. Sí, los sacan. Lo que pasa es que ahora ha cambiado un poco. Ahora, los mensajes que se premian y que muchos tienen tentación de lanzar tienen que ver más con el ecologismo, con el feminismo, con lo LGTBI... Eso es política también. Son modas. Antes era más puro el mensaje que se defendía o más partidista. Ahora, sigue siéndolo, pero la realidad es que se hace a través de otros temas, que te posicionan también políticamente. 

P. Si uno cambia de tendencia política, ¿pierde amigos?

R. No. En mi pandilla de toda la vida yo era el rojo, y ahora soy uno más. No he perdido ninguna amistad. Sigo manteniendo el grupo de amigos que tenía desde muy chiquitito y nadie me puso problemas por ser rojo ni por haberme derechizado. En el resto de amistades, tampoco lo percibo. Lo que he perdido son contratos y trabajo, pero no amistades. 

P. Usted entró en política interpretando el papel de “prescriptor famoso” en Vecinos por Torrelodones. ¿Creía que eso le iba a llevar al Congreso y a ocupar un cargo como el que ocupa ahora en la Comunidad de Madrid?

R. Cuando estaba en Vecinos por Torrelodones, donde no solamente estaba yo, sino que también había gente como Mariano Barroso o Juan Luis Cano, evidentemente jugábamos el papel de famosos, porque nos permitía llegar a algunas entrevistas que, de otra forma, no hubiéramos dado para dar a conocer el proyecto. Pero, en aquellos momentos, yo nunca hubiera imaginado que iba a estar en el Congreso. Todavía no había entrado ni siquiera en Ciudadanos, fue muy poquito después. 

P. Una de sus primeras reivindicaciones en política fue luchar contra los abultados salarios de políticos como el exalcalde de Torrelodones. Recuerda en el libro que Carlos Galbeño cobraba más que Esperanza Aguirre, Zapatero y, por poco, Gallardón. Añadía que Galbeño debería cobrar entre 22.000 y 30.000 euros, como los alcaldes de otras localidades de tamaño similar. 

R. Yo lo que creo, y lo he defendido en el Congreso, desde UPyD y desde Cs, es que no es lógico que un presidente de la Generalitat catalana cobre casi el doble que el presidente del Gobierno de España y que algunos alcaldes de pueblos pequeños cometan semejantes desmanes. Debería haber una pirámide, en la que se distribuyan los sueldos. Es una tarea imposible. 

P. La pregunta es obligada. Se ha hablado mucho sobre su sueldo, 75.000 euros. ¿Lo ve exagerado?

R. Yo creo que tengo un muy buen sueldo y me siento una persona muy afortunada. 

P. ¿Recuerda cuál es el momento exacto en el que "maduró", en el que dejó de ser de izquierdas?

R. Es un proceso gradual. A mí empieza a espantarme la izquierda cuando veo que impide expresarse o educarse en español; cuando disculpa ciertos tipos de violencia, como cuando colaboran con algo tan perverso como Bildu, que ya no sólo es que sean proetarras, sino que tienen a muchos etarras entre sus filas, o como la defensa que hicieron a Pablo Hasél o Rodrigo Lanza. 

Esa disculpa de la violencia por parte de la izquierda siempre me ha espantado, ese ataque a todo lo que sea la unidad de España, que es lo que garantiza la igualdad, que es una reivindicación progresista de toda la vida, a la que la izquierda parece haber renunciado. Cómo se ha asociado una y otra vez con el nacionalismo, la corrupción... todo eso es lo que fue alejándome de la izquierda. Y sobre todo la constatación de que la izquierda lo disculpaba cuando lo hacían los suyos, especialmente en la corrupción, y era implacable cuando lo practicaba la derecha. 

Creo que tengo un muy buen sueldo y me siento una persona muy afortunada"

P. "Tuve que asumir que a menudo los partidos de centro o de derechas dejaran de contar conmigo no solo por cómo había criticado la corrupción, sino también porque temían que la izquierda los acusara de favorecerme". Ha estado en UpyD, Ciudadanos y ahora tiene un cargo público gracias a un Gobierno del PP. ¿Qué partidos de derechas no han contado con usted por esas razones?

R. Ahí estaba hablando del trabajo en cultura. Eso lo comento porque, para mí, una de las cosas increíbles de mi trabajo y mi dificultad a la hora de trabajar una vez que me posiciono políticamente es que yo tuve la suerte de poder trabajar en el teatro de Torrelodones cuando vivía en esa localidad, hasta que ganó Vecinos por Torrelodones, cuando ya nunca más he vuelto a trabajar en el pueblo. Creo que hay cierto complejo de "a Toni no lo cogemos, no vaya a ser que nos ataquen porque estuvo en nuestras filas". A mí me parece injusto.

P. En su opinión, ¿cuáles fueron los errores de Cs para caer en picado?

R. No supimos contrarrestar la operación que hicieron el PP y el PSOE para acabar con nosotros. Hoy [por el pasado miércoles], se cumple un aniversario importante: Mariano Rajoy decidió proteger al PP y no tanto a España, porque, si hubiera convocado elecciones, probablemente Rivera las habría ganado. 

Por ahí el PP y, por otro lado, el PSOE, que en ningún momento quiso pactar con nosotros y tenía ya todo con Podemos. No supimos contrarrestar esa operación que se hizo para acabar con nosotros. 

El liderazgo de Inés Arrimadas ha resultado definitivo para la desaparición del proyecto. Inés es una mujer conservadora y, para un momento como este, se necesitaba un perfil parecido al de Albert, que era un tío que arriesgaba. Es como cuando sales en un partido perdiendo. No puedes salir a conservar e Inés salió a conservar el resultado y el control del partido. En un momento como ese, eso hace que desaparezcas, que te ganen por goleada. 

P. ¿Qué futuro le augura a Ciudadanos? 

No supimos contrarrestar la operación que hicieron el PP y el PSOE para acabar con Ciudadanos"

R. Es un partido irrelevante ya. En ninguna encuesta sale, ni siquiera en lugares en los que ha participado en los gobiernos. Es una lástima, porque yo todavía mantengo mucha gente allí que ha hecho un grandísimo trabajo y va a ser de nuevo echado por la borda por una cúpula que en su gran parte sigue ahí después del horror de las elecciones catalanas, del error de Murcia y seguirá ahí después de lo que pase en Andalucía. Es una pena verles pegados al cargo y al sillón cuando deberían haber dimitido, como yo pedí. 

P. ¿Y a Inés Arrimadas?

R. Ni idea. 

P. Esta mañana [por el pasado miércoles], he consultado su agenda como director de la Oficina del Español para este mes de junio. Por el momento, no aparece reflejada ninguna cita. ¿Cómo es su día a día como director de la Oficina del Español?

R. No todos los días hay citas. Las citas, para mí, son sobre todo para preparar proyectos y luego está la preparación de los proyectos. Ahora mismo estoy trabajando en dos cosas que tendo que preparar: una es la presentación el 11 de junio de la parte social de 'El sueño de Madrid' y en solicitar otra fecha para otro proyecto que a mí me importa mucho, que se llama 'Palabras olvidadas'.

Estoy haciendo trabajos con cinco consejerías a la vez. He propuesto a la Consejería de Asuntos Sociales, a la Dirección general de Mayores, pedirles a todos los mayores de las residencias, centros de día y pisos tutelados de la Comunidad de Madrid que nos cuenten palabras que ya casi no se usen y su significado. Este es trabajo de despacho, y luego hay trabajo de reuniones y de asistencia dentro de la Oficina. 

P. ¿Le llamó la atención que Díaz Ayuso crease una oficina y un cargo ex profeso para usted? 

R. No es así. Era una promesa electoral y, de alguna manera, lo que pretendía Madrid es hacer lo que hacen otras comunidades autónomas. Esto ha creado un gran revuelo porque es Ayuso, un poquito porque soy yo y también, a lo mejor, porque es el español, y los tres estamos en la diana política. 

Pero en Andalucía existe algo parecido, en Castilla y León llevan haciendo un trabajo como este desde hace años, y así Salamanca lleva la delantera. De hecho, el Gobierno de Sánchez creó en septiembre del año pasado algo parecido, la Dirección General del Español en el Mundo.

Esto era algo que ya existe en otros lugares y que la presidenta tenía claro que había que crear para ponernos a la altura de otras ciudades que tienen proporcionalmente más estudiantes de español que nosotros. Pero también para otro tipo de cosas, como la creación de proyectos artísticos y culturales con contenido hispano, y por dar la batalla cultural. 

No me soreprende el revuelo porque estoy acostumbrado, pero me sorprende la diferencia entre la burbuja política y el sector que se dedica a esto. Todos con los que yo trabajo están encantados. Estaban deseando que hubiera un lugar al que dirigirse. 

P. Si esa gestión se hubiese hecho en la izquierda, por ejemplo, con una Oficina del Medio Ambiente, ¿usted cómo habría reaccionado?

R. Fundamentalmente, uno debe quejarse de este tipo de cosas dependiendo del contenido. Creo que es necesario el contenido de la Oficina del Español. Entiendo que sea atacado, pero es atacado por quienes atacan al español, por Podemos, el PSOE, Más Madrid, que son quienes impiden que podamos educar a nuestros hijos en español o que existan requisitos lingüísticos que impidan que trabajes en mi Comunidad Valenciana. 

Atacan al español como atacan al Ejército, a la corona, a Europa. Esto es una cuestión de diana política y, con la Oficina del Español, esas críticas no tienen nada que ver con el contenido.

P. Habla mucho en su libro del contacto que mantuvo con los años con Albert Rivera. ¿Cuál es ahora su relación?

R. Nos vimos por última vez la semana pasada. Quedamos de vez en cuando para ponernos al día y he colaborado dando clases en el máster de liderazgo que él coordina. Para mí es una suerte que él haya contado conmigo, de ocuparme de la parte de oratoria, que algo sé de eso y me he dedicado a eso profesionalmente durante años. 

Yo le tengo mucho cariño como persona. Después de Vecinos por Torrelodones, entré en política por Ciudadanos. A medida que pasa el tiempo, se va viendo lo grande que es Albert y la razón que tenía. 

P. Si en unas elecciones se presentasen el Albert Rivera que lideró Ciudadanos o a la Isabel Díaz Ayuso de la actualidad, ¿a quién votaría?

R. Irían juntos. 

P. Si no fuesen juntos, ¿a quién votaría?

R. Tendría que ver los programas. 

P. ¿Y si sólo fuese por líderes?

R. No se va a dar el caso. No me voy a poner en esa disyuntiva, pero has citado a dos de las tres personas que a mí más me han inspirado en política: Rosa Díez, al comienzo; Albert, al comienzo y al final; y Ayuso. Creo que son tres fenómenos. 

Yo no he vivido un fenómeno como el de Ayuso en España nunca en mi vida. El cariño, el apoyo, el entusiasmo que despierta Ayuso en la Comunidad de Madrid es algo que yo no había visto en mi vida; era como ir con una estrella del rock. Creo que se lo merece, ha sido una mujer muy valiente. 

P. Señala usted que ha sufrido acoso en redes sociales. ¿Ha provocado usted con sus comentarios y publicaciones que sus seguidores acosasen a anónimos en esas mismas redes sociales?

R. Yo no he acosado nunca a nadie por redes sociales. 

P. Si hubiese tenido a Pablo Iglesias de profesor de universidad, ¿habría ido a clase?

Yo no he acosado nunca a nadie por redes sociales"

R. Probablemente, muy poquito. Habría ido hasta que lo hubiese calado. Me parece que es un profesor sectario y que hizo algo imperdonable, que es impedir que otras personas hablaran en una universidad. Eso me parece impresentable. 

P. Cada vez se siente más monárquico. ¿Considera que Juan Carlos I debería dar explicaciones por las acciones por las que ha sido investigado por la Fiscalía?

R. No. Considero que el rey Juan Carlos tiene que estar en España lo antes posible y espero que asi sea. Es una persona a la que yo admiro muchísimo y que ha hecho grandes cosas por este país. La monarquía ha parado dos golpes: el 23-F y Felipe paró el golpe en Cataluña. Por eso le atacan los que dieron allí el golpe y quienes indultan y protegen a los golpistas. 

P. ¿Se ve en las listas de algún partido en 2023 en las autonómicas? 

R. No.

P. Y, ¿a quién votará?

R. Depende de dónde esté, en Madrid o en Valencia. No tengo ni idea de lo que va a ser mi vida dentro de un año. 

P. Dedica en su libro buenas palabras hacia Santiago Abascal. Afirma que "es un hombre bueno" al que usted respeta. ¿Lo respetará algún día como su jefe de partido?

R. Yo no creo que vuelva a entrar en ningún partido político. Ya he estado en dos, en UPyD y en Cs. Vecinos por Torrelodones es otra cosa. Era una plataforma vecinal en la que había gente de otros partidos. 

Respeto a Santi y, cuando escucho palabras gruesas contra ellos, me rebelo, porque el peligro para España es el PSOE. No es Vox, de ninguna de las maneras. Vox permite que haya una parte de la sociedad que no se sentía representada y que puede votar a un partido constitucionalista. Y permite al PP ser una alternativa de gobierno frente a un PSOE que es capaz de aliarse con quien haga falta con tal de llegar al poder. 

Vox rescata a una gente que no se sentía representada y permite completar una mayoría de derechas que sea una alternativa a una banda como la que nos gobierna ahora. 

P. ¿Dónde se ve en cinco años? ¿En un partido político o en el escenario de un teatro?

R. Yo espero que me dejen volver a mi profesión, pero ya veremos.