Discrepancias entre socios

Pegasus y la ley del audiovisual agravan la relación entre ERC y el PSOE

ESPECIAL MULTIMEDIA | Pegasus, el intruso que 'hackea' la política española

Los republicanos se valen de una modificación introducida por el PSOE para salirse del consenso y dejan al Gobierno, de nuevo, a merced del PP para aprobar la iniciativa

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, se dirigen a su despacho bilateral previo a la reunión de la mesa de diálogo del pasado 15 de septiembre de 2021 en Palau, en Barcelona.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, se dirigen a su despacho bilateral previo a la reunión de la mesa de diálogo del pasado 15 de septiembre de 2021 en Palau, en Barcelona. / FERRAN NADEU

Xabi Barrena

Xabi Barrena

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La relación entre ERC y el PSOE pasa por el peor momento desde que Pedro Sánchez se aupara sobre los republicanos (entre otros) para construir la mayoría que le proporcionó la presidencia del Gobierno en la moción de censura a Mariano Rajoy. El escándalo del espionaje al independentismo se halla en vías de enquistarse y las consecuencias se dejan notar. Muchas cábalas se han hecho sobre la dosificación de su apoyo que pensaba hacer ERC a futuro, mientras Sánchez no tomara cartas, en el sentido que los republicanos exigen, en el asunto Pegasus. Pero pocos preveían que, incluso, la crisis de confianza afectaría a trámites ya superados, como la ley del audiovisual.

La negociación de la ley del audiovisual, que Esquerra quiso vincular a la de los Presupuestos Generales del Estado, ocupó buena parte del otoño. Se dejó más que encauzado en diciembre, pero una enmienda que el PSOE introdujo a última hora, y que beneficia al duopolio televisivo, es decir Atresmedia y Mediaset, por la que se les considera “productoras independientes”  si realizan productos para terceros, causó el enfado de Podemos, EH Bildu y ERC.

Los republicanos comunicaron al PSOE el jueves por la mañana que no iban a apoyar la ley. Esta, finalmente, salió adelante merced a la abstención del PP. Segunda vez que ocurre en apenas 15 días, tras la aprobación de la ley de seguridad nacional (y otras cuatro normas). El decreto de medidas paliativas de las consecuencias de la guerra de Ucrania, por su parte, salió adelante por el voto favorable de EH Bildu. 

Cada votación, como prometieron los republicanos, se está convirtiendo en un ‘vietnam’ para Sánchez, justo cuando las encuestas acusan ya el llamado ‘efecto Feijóo’ por el que el electorado conservador, desencantado con Pablo Casado, se está reactivando desde la llegada a la dirección del PP del expresidente gallego, Alberto Núñez Feijóo.

En tanto, sobre la resolución de la crisis por el ‘Catalangate’, ninguna novedad entre bastidores. La esperada cumbre entre Sánchez y Pere Aragonès sigue en el limbo, por expreso deseo de la parte catalana que no desea que se convierta en una forma de zanjar en falso la polémica. 

El pleno del Congreso sobre el espionaje, y el discurso de Sánchez de más de una hora, apenas sirvieron de nada que no fuera enquistar más la cuestión. "¿Por qué espiaron al actual ‘president’? ¿Por qué, oh, casualidad, mientras ERC negociaba con ustedes una investidura? ¿Y qué pasó con esa información?, lanzó Gabriel Rufián. Tampoco las medidas anunciadas por el presidente del Gobierno para mejorar los controles del CNI han hecho mella, por sí solas. Sánchez aseveró que reformará la ley orgánica del CNI para reforzar "las garantías de control" y asegurar el "máximo respeto a los derechos individuales y políticos". Si se toma esto como bueno para la tercera demanda de ERC y del Govern (tener garantías de que no volverá a ocurrir un caso de espionaje semejante), faltan aun las dos primeras: que circule la información sobre lo sucedido y, con esos datos en la mano, se depuren responsabilidades.

No hay nervios en el Palau de la Generalitat. Es como si hubieran sacado las sillas a la calle a esperar que venga Sánchez.¿Cuántas votaciones pueden sacar adelante con el PP?, se preguntó una significada voz republicana hace 15 días, cuando la ley de seguridad nacional. Y el marco mental de que el Gobierno carece de apoyos estables va avanzando en medios y sociedad.

El cisme por el ‘Catalangate’, además, asienta sus raíces sobre otra crisis de desconfianza, la generada por el comportamiento del Gobierno, según Aragonès, en la mesa de diálogo y negociación. Desde los indultos no ha habido avances, reconoció Aragonès en su balance de este primer año al frente del Govern. Una situación que le llevó, el miércoles, a pedir al jefe de la oposición, Salvador Illa, con quien ha firmado el acuerdo por el catalán en las aulas, que intercediera. En dos años se ha revertido aquella sensación que invadía la sede de ERC, de que “era más fácil entenderse con el PSOE que con el PSC”. Ya no.

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