Fin del congreso del PP de Madrid

Feijóo y Ayuso entierran el casadismo y se ponen deberes mutuamente

El líder del PP pide a la dirigente que no entre en “debates estériles” y ella, más batalla ideológica ante las izquierdas

Ayuso reúne a su nuevo Comité Ejecutivo Autonómico

Ayuso reúne a su nuevo Comité Ejecutivo Autonómico. En la foto, Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso. /

Redacción / Agencias

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Isabel Díaz Ayuso ya es presidenta del PP de Madrid, un objetivo que ha logrado tras el mayor terremoto que ha sufrido el partido en años: Pablo Casado no quería ese poder orgánico para ella, pero eso ya es historia. La alianza entre Ayuso y Alberto Núñez Feijóo en febrero logró cerrar la batalla de poder en tiempo récord y los dos están ya en modo electoral. En el congreso que acabó ayer en la capital, ambos se pusieron deberes mutuamente. Él le pidió que no entre en “debates estériles” y que saque mayoría absoluta en las autonómicas, dentro de un año. Ella le instó a no hablar solo de economía y dar la batalla cultural al “sanchismo” y al “comunismo”.

El cónclave acabó con sus dos discursos. Escucharlos de manera consecutiva puso de relieve la diferencia de contenido y decibelios. Formas y fondos muy diferentes que algunos ven como una combinación excelente para recuperar a los votantes de Vox (ella) y robarle parte del centro al PSOE (él).

"Tendrás a este equipo de tabernarios a tu entera disposición, presidente", le aseguró la dirigente madrileña a su jefe de filas

Aunque su equipo se apresuró a subrayar que dijo “lo de siempre”, Ayuso pronunció un discurso especialmente duro. Hasta se disculpó por centrarse en Pedro Sánchez, pareciendo ella la jefa de la oposición: “Todo el mundo habla de España para mal. ¿Cómo no vamos a hablar de España desde Madrid?”, se preguntó.

La dirigente aseguró que en el Ejecutivo están "los amigos de las narcodictaduras, de las dictaduras populistas", en referencia a los nexos de Unidas Podemos con Venezuela. A Irene Montero, ministra de Igualdad, le reprochó que dé "lecciones de feminismo" cuando su "mayor éxito político es ser la pareja de...", por Pablo Iglesias.

Ayuso ve a Sánchez al frente de un "Gobierno infantiloide", que llena la cabeza de sus ideas "a personas bienintencionadas". “¿Por qué le dicen a los jóvenes que no son un problema las drogas?”, llegó a lanzar. Y acusó al dirigente socialista de tratar a la juventud como un "rebaño". "Está contaminada de ideología con la que nunca va a encontrar un puesto de trabajo si no es recurriendo a agravio, compasión o enchufe", denunció. 

El plenario aplaudió oportunamente todas las pullas. “El centro-derecha no puede dejar que la izquierda pervierta las palabras y pasar después solo a arreglar la economía (…). El PP ha de dejar su sello, el de sus convicciones e ideas en la realidad", inquirió al jefe de filas. 

Los nacionalistas

“No sabemos en qué momento empezaron a odiar ser españoles. Lo que sabemos es que han profesionalizado su afán por debilitar a España y han encontrado la oportunidad", señaló Ayuso antes de concretar sus ataques en los Gobiernos de Navarra, Baleares y Catalunya sus críticas. A los soberanistas catalanes les dijo que se han "inventado una nación" y ve a la Generalitat como "una fábrica de expulsar a jóvenes y empresas".

"Tabernarios", firmes

Antes de bajarse de la tribuna, la nueva dirigente del PP madrileño quiso dejar claro que su objetivo es volver a ganar en las autonómicas del año que viene y que su deseo es que Feijóo haga lo propio en España. Ayuso quiere que se acaben las suspicacias mediáticas sobre su supuesta competición interna con el nuevo líder. "Tendrás a este equipo de tabernarios a tu entera disposición, presidente", le espetó.

El político gallego, que habló antes que ella para dejarla clausurar el acto, celebró que el PP de Madrid, después de la crisis interna, esté "más unido" y la presidenta y su equipo sean ahora "más libres".

El partido inicia una nueva etapa y Feijóo y Ayuso ahora están en una especie de luna de miel, pero ambos ya saben que juegan fuerte cuando las cosas vienen mal dadas.