Espionaje telefónico

Esperanza Casteleiro, nueva directora del CNI

ESPECIAL MULTIMEDIA | Pegasus: el intruso que 'hackea' la política española

Estaba en contacto pleno con la destituida Paz Esteban, con la que comparte carrera y muchos detalles del perfil

Esperanza Casteleiro

Esperanza Casteleiro / EFE / RUBÉN SOMONTE

Juan José Fernández

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Sin figuras sorpresa ni rupturas con la etapa anterior: evitándole a Margarita Robles más erosión, el Gobierno ha comenzado a cerrar la crisis abierta por el caso Pegasus nombrando nueva directora del Centro Nacional de Inteligencia a Esperanza Casteleiro Llamazares, hasta ahora secretaria de Estado de Defensa, número dos en el departamento que dirige Robles.

El Ejecutivo ha optado por una línea continuista tras la destitución este martes de Paz Esteban. Casteleiro, madrileña de 65 años, es la persona del Gobierno que ha estado más en conexión con la directora saliente, dentro de la dinámica de contactos "diarios y multinivel" entre el centro y el ministerio que confirman fuentes de la Seguridad del Estado.

"Ella es el CNI", ha dicho la ministra Robles para definir a quien no solo es su opción, también fue su directora de gabinete de junio de 2018 a junio de 2020. Para la titular de Defensa, Casteleiro "lleva 40 años trabajando en el CNI y se lo sabe todo, o casi todo", ha dicho subrayando al presentarla el aval de una larga carrera en la inteligencia del Estado. La figura elegida para suturar esta crisis en el servicio de espionaje es una de las que, en la estructura del Ejecutivo, recibía informes sobre el trabajo del CNI, y a la que se le supone conocimiento de las escuchas telefónicas que emprendió el servicio de espionaje sobre líderes independentistas.

En el anuncio que ha hecho hoy, en todo momento la ministra Robles ha combatido el concepto de destitución. Ha sostenido que Casteleiro llega como resultado de una "evolución" o "sustitución" en el centro. El perfil de Casteleiro es, de hecho, muy parecido, si no paralelo, al de Paz Esteban: carrera de funcionaria forjada a lo largo de cuatro décadas de trabajo en un servicio que se llamaba CESID y que se refundó, se civilizó, se feminizó, se judicializó y cambió de nombre a partir de 2002 con ambas dentro.

Casteleiro afronta ahora el encargo con una vía de agua en la moral del CNI, cuyos dirigentes han asistido perplejos e inquietos a la gestión de esta crisis por parte del Gobierno en un momento de muy intenso trabajo en el centro. Tiene ante sí, también, la ausencia de una Directiva de Inteligencia nueva que sustituya, matice o confirme los planteamientos estratégicos de 2019. En lo que va de legislatura no se ha reunido la Comisión Delegada para Asuntos de Inteligencia del Gobierno, que debe elaborar esa doctrina.

Amplia experiencia

Esperanza Casteleiro tiene en su currículo un paso decisivo por la secretaría general del Centro Nacional de Inteligencia, al igual que su predecesora Esteban. Ocupó ese cargo, el puesto ejecutivo más importante del centro, entre septiembre de 2004 y junio de 2008, en tiempos de la dirección de Alberto Sáiz, segundo jefe civil del servicio en un intermedio de dirección no militar que el CNI atravesó entre los emblemáticos generales Emilio Alonso Manglano y Félix Sanz Roldán.

Fue con Manglano al frente del servicio, y en 1983 -de nuevo como Paz Esteban-, que entró Casteleiro como funcionaria analista rasa después de dejar, como su antecesora y compañera, la Facultad de Filosofía; en su caso, con una especialidad en Educación.

En pleno apogeo de los gobiernos socialistas de Felipe González, Casteleiro fue una joven integrante de la División de Inteligencia Interior del CESID, por entonces volcada en la prevención del terrorismo de ETA. Su coetánea Esteban estaba en la sección que miraba al exterior.

Salvando la estricta compartimentación en el centro, la división de Interior era la que tenía más contacto con la Agrupación Operativa de Misiones Especiales (AOME), el grupo de espías de acción, bajo mando del polémico coronel Juan Alberto Perote (fallecido en 2021), encargada de trabajos de colocación o neutralización de escuchas, entre otras delicadas maniobras.

Más adelante, trabajó Casteleiro también en el área de Exterior, antes de convertirse en integrante de la cúpula. Tuvo destinos en Lisboa y La Habana.

Generación clave

De todos los candidatos que se han manejado estos días, Esperanza Casteleiro -apuntada como sucesora por este diario- es la que

Como jefa de Personal conoció bien a los miembros de una generación, la suya, a la que le llega la hora tardía de ocupar puestos de dirección en el CNI

mejor conoce a la actual plantilla del CNI, pues fue su jefa del Área de Gestión de Recursos Humanos.

En la División de Inteligencia Interior, Casteleiro ocupó otro puesto de importancia: el de jefa de la secretaría técnica de esa área, bajo el mando de otro general emblemático del servicio de inteligencia, Santiago Bastos Noreña, que encabezó una sorda pelea interna contra sus colegas golpistas después de la traumática experiencia del 23-F.

Entre 2002 y 2004, antes de pasar por la Secretaría General del CNI, cuando estuvo al frente del Área de Gestión de Recursos Humanos, Casteleiro adquirió un profundo conocimiento de los integrantes de una generación de funcionarios y funcionarias de Inteligencia, su propia generación, a la que le ha llegado la hora, algo tardía, de ocupar cargos de jefatura dentro del Centro. Y ella es hoy el exponente.

Tecnología

En la hora de esta designación, Esperanza Casteleiro estaba a cargo de diversas políticas de adquisición de armamento y material en el Ministerio de Defensa, y muy en contacto con la industria que le sirve. Supervisaba también diversos proyectos de mejora tecnológica de la estructura de ciberseguridad militar, donde diversas fuentes señalan una preocupación que ya dura más de dos años por las debilidades de algunos flancos en materia de comunicaciones.

Y en el marco de ese trabajo había compartido con algunos sectores del Ministerio del Interior detalles de importancia. Su vinculación con esa otra pata de la seguridad del Estado -tiene una cruz de plata de la Guardia Civil- se consolidó siendo jefa de la Unidad de Inteligencia del CITCO, el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado. En ese organismo mayoritariamente policial fue representante del CNI.

La situación internacional de la seguridad, con el conflicto armado más grave y grande sobre suelo europeo desde la II Guerra Mundial, y la inestabilidad en el flanco sur-magrebí de intereses españoles, no hacía aconsejable un cambio brusco al frente del CNI. Incluso se llegó a barajar en diversos foros de la seguridad del Estado la posibilidad de una etapa interina con el actual secretario general del centro, el coronel Arturo Relanzón, al mando del organismo a la espera de un nombramiento que reuniera consensos políticos amplios.

La nueva directora del CNI declaró como testigo en el juicio que se celebró en un juzgado de Madrid contra el excomisario José Manuel Villarejo por calumnias contra el CNI. El comisario acabó absuelto. La nueva responsable del espionaje español -informa Tono Calleja- confirmó en la vista oral que se había reunido con Villarejo, un hecho que aparece reflejado en las agendas del ex mando policial.

El nombramiento de Casteleiro al frente del CNI supone un movimiento de sillas en el Ministerio de Defensa. María Amparo Valcarce, hasta ahora subsecretaria de Defensa, pasa a ocupar el puesto de Secretaria de Estado, según ha comunicado el ministerio. Adoración Mateos Tejada, hasta ahora directora general de Personal en ese departamento, ocupa a su vez la subsecretaría de Defensa que deja vacante Valcarce.

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