Análisis

Aquí no ha Casado nada | Videoanálisis de Verónica Fumanal

El congreso del PP ha sido un ejercicio de olvido colectivo y un retorno a como estaban las cosas en clave interna en 2018

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Verónica Fumanal Callau

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Aquí no ha p(c)asado nada. En día y medio se han ventilado los del Partido Popular cuatro años de presidencia de Pablo Casado, decirle liderazgo es exagerar. Porque el cónclave de los populares básicamente ha sido un ejercicio de olvido colectivo en el que, borrada la camada de “chiquilicuatres" de Casado, en palabras de Esperanza Aguirre, vuelve la generación anterior, justo la situada por debajo de la de Mariano Rajoy y por encima de la de NNGG. Este ejercicio de regreso al futuro liderado por Alberto Núñez Feijoó, solo tiene un problema, que aunque el PP quiera volver al 2018, España y el mundo está en el 2022.

Feijóo pretende frenar los tiempos de casi todo, además de querer devolver a España al año 2018, como si nada hubiera p(c)asado; también hace gala de un rollo retro en cuanto a su estilo de comunicación: al contrario que en otros partidos políticos, en los que la presencia en los medios de comunicación parece ser muy importante, el nuevo líder del PP nos devuelve a una era en la que los miembros de las ejecutivas del partido se nombraban todos de golpe en un discurso, en lugar de filtrarlas a los medios con la técnica del goteo, uno a uno. Una estrategia de un tiempo pasado en el que estar en los medios era signo de mala polémica y que nadie hablara de ti era lo mejor que te podía suceder.

 ¡Ay, si se pudiera frenar el tiempo o volver atrás…! Jamás hubiéramos llegado al 2022, siempre hay alguien que se arrepiente de algo y según el ambiente del congreso del PP, parece que los populares se arrepienten de todo desde el 18. Por ello, han vuelto a los discursos de siempre, el color de siempre, la escenografía de siempre y la falta de asunción de responsabilidades de siempre, de lo contrario no se entiende cómo han recuperado a José Antonio Monago para la dirección del partido, cuando esta acreditadísimo que mintió sobre los viajes a Canarias a cargo del Senado.  

Para Casado también parece que se detuvo el tiempo el 17 de febrero del 22. Su discurso el pasado viernes, tras el de José María Aznar y el de Rajoy, era el propio de un presidente que revalidaba el cargo, presumiendo de todas y cada una de las citas positivas que le son imputables, como la opa hostil a Ciudadanos que ha convertido a los 'naranjas' en una fuerza en peligro de extinción. A pesar de que el de Palencia dijo que había pasado del sentimiento de agravio al agradecimiento, sus palabras no dejaban margen de duda: él, como muchos, todavía no entiende el por qué de su golpe de mano; en su expresión facial mostraba que no esta ni cerca de superarlo.

Volviendo al presente, Feijoó quiere controlar los tiempos, sin embargo, por ahora, el único que los controla es Abascal, que ha forzado el retraso de la toma de posesión de Mañueco en Castilla y León para que el flamante líder del PP no se perdiera la cita. ¿Asistirá al enlace definitivo de PP y Vox dando así su bendición o aludirá problemas de agenda? Una argucia que Feijóo ha utilizado cada vez que quería esconderse de una polémica nacional.

 Una pandemia, un volcán, una guerra, la marcha de Iglesias, el descalabro Ciudadanos, la emergencia de Vox, la inflación rozando el 10%, Ayuso y su libertad, Will Smith fuera de la Academia de los Oscar… el 2018 es ya pasado remoto y querer hacer una estrategia de regreso al futuro, puede arroyar a un Feijóo acostumbrado a jugar solo, en un campo sin apenas oposición ni interna ni externa. La almendra madrileña es compleja y desde el 2018 han p(c)asado muchas cosas.

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