Jornadas de convivencia

El Govern se hace suyo el pacto lingüístico y busca más apoyos

La portavoz del Executiu asegura que el acuerdo entre el PSC, ERC, Junts y 'comuns' para modificar la ley de política lingüística es "un buen punto de partida" y se abre a "ampliar el consenso"

Fotografía del Govern en el Palau de Pedralbes, donde han celebrado la segunda jornada de convivencia del Executiu.

Fotografía del Govern en el Palau de Pedralbes, donde han celebrado la segunda jornada de convivencia del Executiu. / Govern de la Generalitat

Júlia Regué

Júlia Regué

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El pacto que reeditó el Govern entre Esquerra y Junts incluía la convocatoria periódica de jornadas de convivencia para evitar quedar atrapados en las discrepancias que marcaron el Ejecutivo de Quim Torra. La primera cita fue en la Vall d’En Bas, el 4 de septiembre, y quedó empañada por las divergencias sobre la ampliación del Aeropuerto de Barcelona-El Prat y, este sábado, la segunda, en el Palau de Pedralbes, por el desmarque de Junts del pacto lingüístico.

Esta segunda 'convivencia' del Govern se pensó para analizar los estragos de la guerra en Ucrania, pero el encuentro entre 'consellers' y secretarios generales estuvo marcado por las tensiones que generó en Palau que Junts se desdijera del pacto para retocar la ley de política lingüística ocho horas después de firmarlo y registrarlo en el Parlament junto a PSC, ERC y 'comuns'.

El Govern logró rebajar el clima de tensión entre socios después de que el ‘president’ Pere Aragonès, el ‘vicepresident’ Jordi Puigneró y el líder de Junts, Jordi Sànchez, encadenaran, desde el viernes, encuentros presenciales y conversaciones telefónicas para limar asperezas, según fuentes conocedoras de estas reuniones. 

De ahí surgió un mensaje pactado que reza que el catalán "es y seguirá siendo la lengua vehicular de la escuela", que el Executiu buscará vías "para apartar a los tribunales de las decisiones lingüísticas", que "pone en valor el gran consenso político en defensa del catalán" y que ve el acuerdo del Parlament como "un buen punto de partida" para cosechar más apoyos. 

El reto

"Hay la necesidad de ampliar el consenso, que ya existe en el ámbito político, y que se amplíe en el ámbito social", espetó la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, pero evitó aclarar si el texto ya registrado en la Cámara catalana por la vía de urgencia será alterado, ya que está sujeto a enmiendas. El reto, en todo caso, es poder reformar el documento para certificar el aval de Junts, de la comunidad educativa y de la sociedad civil sin que el PSC y los ‘comuns’ se descuelguen.

Fuentes presentes en la negociación del texto aseguran que se pactó no presentar objeciones para no hacer embarrancar el acuerdo a cuatro bandas, algo que ahora nadie da por sentado. El líder del PSC, Salvador Illa, recordó a Junts, desde la Convención Política de la Federación de Barcelona del PSC, que los acuerdos están para cumplirse y que deben ser "respetados".

El retoque normativo -que fija el catalán como lengua vehicular y el castellano como lengua docente- pretende dar respuesta a la sentencia del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) que establece el 25% de las clases en lengua castellana sin marcar porcentajes y como antesala de un posterior decreto de la Conselleria de Educació.  

El pacto olímpico

Por otro lado, Plaja confirmó que el 'president' firmará la próxima semana el decreto para celebrar la consulta sobre la candidatura a los Juegos Olímpicos de Invierno 2030 y será entonces cuando desvelará si las comarcas del Berguedà, el Ripollès y el Solsonès quedan incluidas en la votación como reclama la CUP y los 'comuns'.

Sea como sea, la Generalitat avanza ya en la propuesta olímpica junto a Aragón después de lograr un acuerdo "técnico", pese a que después el gobierno aragonés niegue la mayor: "A día de hoy, no hay ninguna garantía de que la candidatura se vaya a plantear en términos de igual a igual y de forma equilibrada en todos los aspectos", despejaron fuentes del Ejecutivo regional a El Periódico de Aragón. Plaja no quiso valorar esta reacción, y se limitó a decir que su posición "cuesta de entender" tras meses trabajando en el pacto.