Tras la información de EL PERIÓDICO

Los contactos del entorno de Puigdemont con Rusia abren una nueva grieta en el Govern

Rufián acusa al 'expresident' de "creerse James Bond", Puigneró exige explicaciones a Aragonès y JxCat pide comparecencias en el Parlament

Gabriel Rufián

Gabriel Rufián / EUROPA PRESS / MARTA FERNÁNDEZ JARA

Xabi Barrena
Fidel Masreal
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La principal lección que ERC sacó del 1-O (y que le hizo abrazar el 'principio de realidad') es que lo que ellos consideraban una heroicidad ciudadana que merecía el homenaje mundial no levantó ni un solo apoyo de los gobiernos extranjeros. Y una de las obsesiones republicanas, desde que EL PERIÓDICO sacara a la luz los contactos del entorno de Puigdemont, y del mismo 'expresident', con miembros de la administración de Vladimir Putin, fue la de crear un cortafuegos para que esos movimientos no salpicaran a todo el independentismo en su conjunto.

Después de que 'The New York Times' también se hiciera eco de esos movimientos, con una información basada en un apócrifo documento de "la inteligencia europea", Oriol Junqueras dijo a EL PERIÓDICO que esos contactos eran un "error muy relevante, porque la independencia de Catalunya precisa del reconocimiento de las democracias occidentales. Cualquier aproximación a cualquier Estado que no cumpla con los estándares democráticos occidentales nos aleja mucho de nuestro objetivo".

Seis meses después, el objetivo de ERC es el mismo. Fuentes republicanas señalaron a este diario que el partido trata de desmarcarse de "la estrategia de unos cuantos de Junts de buscar una alianza con Rusia", algo que, por cierto, también investiga, desde la semana pasada, el Parlamento Europeo. Porque si hay un aspecto que ERC cuida y mima con esmero, a falta de ver con qué resultados, es la repercusión internacional del 'procés'. Y unir en la misma oración independentismo catalán y Putin no es, ahora mismo, una carta ganadora.

¿Y Gabriel Rufián? "Rufián ha hecho de Rufián", define esta misma voz de ERC. La dirección republicana habría preferido que el debate no se situará en el plano epidérmico y visceral, entre insultos, vamos, por aquello de no desestabilizar el Govern. Porque de sus palabras se derivó una petición de cuentas del vicepresidente Jordi Puigneró a Pere Aragonès y la petición de JxCat de que comparezcan ante el Parlament Puigdemont, Josep Lluís Alay y Gonzalo Boye en el Parlament. Es decir, el escenario del que siempre huye ERC por creer que el choque desacomplejado y tosco no solo no les beneficia, sino que les perjudica cara a ese elector fronterizo que aun mantienen con los posconvergentes.

Los republicanos tratan de que las salidas de tono del entorno del 'expresident', como la de Ponsatí, no salpiquen al conjunto del independentismo

Todo vino a cuento de que el líder de ERC en el Congreso acusó a los socios de Govern y, singularmente, a Puigdemont y sus afines, de reunirse en Europa con "gente equivocada" del régimen de Putin solo porque "por un rato se creían James Bond".

El dirigente independentista admitió que se estaba "conteniendo" porque le parece de una "frivolidad terrible" por la que es Junts la que debe dar explicaciones por esas relaciones con "sátrapas", dijo.

El cruce de descalificaciones se ha desatado tras las informaciones desveladas esta semana por EL PERIÓDICO sobre la reunión que Puigdemont mantuvo en junio de 2019 en Suiza con un supuesto espía del Kremlin, así como otras cuatro reuniones que el jefe de la oficina del 'expresident', Josep Lluís Alay, mantuvo con personas vinculadas a la 'administración Putin' hasta febrero de 2020.

Todo ello mientras la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, en nombre de- todo el Executiu, aunque se supone que de los republicanos con más ahínco, se desmarcaba de otro miembro del entorno de Puigdemont, Clara Ponsatí, quien 24 horas antes había señalado que la secesión catalana es "tan importante como para valer una vida". Y, como en el caso anterior, valorar el coste en vidas de un conflicto de soberanía no es, a ojos de ERC, una carta ganadora. Y menos con Ucrania en los noticiarios.

La réplica posconvergente a Rufián vino, primero, del vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró, quien preguntó al 'president', Pere Aragonès, si la de Rufián es la posición de ERC. Poco después, vía Twitter, Jordi Sànchez tildó al líder de ERC en el Congreso de "ignorante y miserable", mientras varios simpatizantes de su partido le pedían, en la misma red social, la salida de los posconvergentes del Govern.

Orillando el ultimátum

El presidente de Junts en el Parlament, Albert Batet, acusó al republicano de ir a remolque de las "cloacas del Estado" movido por el enfado al no querer "dejar la silla de Madrid" para optar a la alcaldía de Santa Coloma. Batet, eso sí, evitó todo ultimátum a ERC y no aclaró qué posición adoptará Junts si Esquerra no hace rectificar a Rufián.

Precisamente, la atribución de la paternidad de esa supuesta búsqueda de apoyos rusos a la independencia catalana a las 'cloacas del Estado' fue toda la explicación que dieron los posconvergentes de la información de este diario. Porque lo cierto es que nadie desmintió lo concreto, los contactos en sí.

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