Entrevista

Esperanza Aguirre: "Vox es perfectamente constitucional"

La exdirigente popular cree que los "métodos inaceptables" de García Egea para "imponer sus candidatos" en las listas del PP son la causa principal de la caída de la dirección general

PP y Vox, vasos comunicantes

La expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.

La expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.

Jaime Ferrán

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No tiene pelos en la lengua. La expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, estará este lunes en Murcia para presentar su libro 'Sin complejos', donde reivindica la reunificación del centro derecha, al más puro estilo José María Aznar, cuando "estaban cómodos los conservadores, los demócratas cristianos, los liberales y hasta los socialdemócratas". 

Presenta el libro 'Sin complejos'. Usted nunca los ha tenido.

Pues la verdad es que no. Procurando nunca faltar el respeto a nadie, he dado mi opinión siempre que me la han pedido.

Eso le ha provocado muchas críticas. 

Sí. La gente no está acostumbrada a que una sea sincera y espontánea.

En su libro llama a todas las fuerzas del centroderecha a reagruparse. ¿Es una vuelta al PP de Aznar?

Evidentemente, Aznar tuvo la gran virtud de conseguir un partido en el que estaban cómodos los conservadores, los demócratas cristianos, los liberales y hasta los socialdemócratas. Estaba todo el centroderecha unido en un mismo partido. Así se lo legó él a Mariano Rajoy y, sin embargo, él a Pablo Casado se lo legó dividido en tres. Posiblemente, consecuencia de aquella frase que Rajoy dijo en Elche: ‘Los liberales y los conservadores que se vayan al partido liberal y al partido conservador’.

"Nunca en mi vida dejaré la política mientras Dios me dé salud, pero no volveré a la primera fila"

¿Sintió que ahí le estaban enseñando la puerta de salida?

Claro. Por eso se hicieron Ciudadanos y Vox. Se fueron muchos, pero yo no me fui.

¿Cuándo habla de reagrupar del centroderecha se refiere también a pactar con Vox sin problemas?

Por supuesto. Cuando Pablo Casado dijo que en el Partido Popular estábamos igualmente distantes de Santiago Abascal que de Pablo Iglesias yo no estuve de acuerdo. Yo veo problemas en pactar con los comunistas, con los independentistas y golpistas que el PSOE ha indultado y con los bilduetarras que no han condenado los 900 asesinatos de ETA. Un partido como Vox es perfectamente constitucional, con el que yo no estoy de acuerdo en algunas cosas y en otras, sí. Por ejemplo, están en contra de las autonomías y yo no creo que Madrid hubiera avanzado tanto ni hubiera podido ofrecer tanta libertad a sus ciudadanos si hubiéramos estado sometidos a lo que dijera Zapatero.

¿No le asusta que el pez pequeño se coma al pez grande?

No. A mí lo que me interesa es que tengamos 176 escaños en las próximas elecciones generales. Cuatro años más con el PSOE de Sánchez y nos cargamos España y nos convertimos en Venezuela que, por otra parte, es lo que quieren los cinco ministros comunistas del Gobierno. 

¿No le perturba el rechazo de Vox a la violencia machista?

Yo no estoy de acuerdo con la ley vigente, aunque la apoyó el PP. Creo que quitar la presunción de inocencia a los hombres es un disparate y un atentado a la seguridad jurídica. 

Teodoro García Egea también perseguía la reagrupación del centroderecha, pero usted con él no congeniaba muy bien, ¿no?

Yo no conocía a Teodoro García Egea cuando lo nombró Pablo Casado. Solo sabía que era un ingeniero de telecomunicaciones con un origen sencillo y con una carrera de música... A mí me gustaba mucho. Empezó a disgustarme cuando se empeñó en utilizar métodos inaceptables para conseguir la lista única en las organizaciones del partido, ya fueran locales, municipales, regionales o de distrito. La lista única no es un valor positivo. Feijóo salió elegido con cuatro listas y Casado, con seis.

No dejaba libertad en los territorios.

Ninguna libertad. Equivocó su misión en el partido. Quería imponer sus candidatos que, generalmente, no eran ni los que más votos conseguían ni los que más apoyos tenían de las bases. Un ejemplo es Ramón Luis Valcárcel, que ganó con un 60% aquí en Murcia y le quitó de las listas a las europeas.

"A mí lo que me interesa es que tengamos 176 escaños en las próximas elecciones generales"

¿Fue este el motivo que minó la relación con la Comunidad de Madrid y acabó con la última crisis del PP?

Sin ninguna duda. En el fondo y en las formas se equivocó y los barones, por unanimidad excepto Isabel Díaz Ayuso, pidieron su dimisión.

¿Cree que el presidente Casado también es responsable?

Sí. Cayetana Álvarez de Toledo dijo en su libro que le dijo Pablo Casado que todos los poderes del partido los tenía delegados en el secretario general.

Vienen vientos de Galicia. ¿Le agradan?

Sí. Creo que Feijóo es la persona ideal para aglutinar a todo el Partido Popular.

Se habla mucho de que con él vuelve la vieja guardia.

Me imagino que la vieja guardia soy yo y le aseguro que yo no vengo. 

Con lo que ha sido, ¿no le tienta volver a la primera línea política?

Nunca en mi vida dejaré la política mientras Dios me dé salud, pero no en la primera fila. 

¿Le hubiera gustado que hubiera dado el paso Díaz Ayuso?

No. Isabel Díaz Ayuso tiene que presentarse a las elecciones en Madrid, que son dentro de un año.

Tras escribir este libro, se presentó una moción de censura en la Región de Murcia que fue un terremoto para la política nacional. ¿Qué visión tiene de aquello?

Cuando el PP estaba sumido en la depresión más absoluta después del fracaso de las catalanas que habíamos tenido nunca a Pedro Sánchez o a Iván Redondo se les ocurrió que iban a quitarle al PP las instituciones en las que gobernábamos uniéndose a Ciudadanos. Empezaron en Murcia, luego en Castilla y León y luego en Madrid. Pero no contaron con los reflejos de Isabel Díaz Ayuso, que se decidió a dar la batalla ideológica y cultural desde el minuto uno en unas elecciones. Ella dijo ‘Socialismo o libertad’. Luego respondieron con lo de las navajitas. 

¿Se refiere al envío de cartas con una navaja a Reyes Maroto o con balas a Marlaska, María Gámez y Pablo Iglesias?

Como si la navajita ‘plateá’ esa o las balas pasaran sin problema por los detectores de metales de los ministerios. La mentiras tienen las patas muy cortas. A pesar de los disparates que hicieron, los resultados fueron buenísimos y tuvieron unas consecuencias extraordinarias. La principal, que Pablo Iglesias dejara la política. Aunque la sigue haciendo desde los medios de comunicación.

"Pedro Sánchez le quiere echar la culpa a Putin como antes se la echaba a la pandemia"

Usted también. Se le ve participando en varios programas.

Sí, como no estoy en primera fila, la hago desde los medios. 

Y desde las tertulias televisivas, ¿cómo ve a Pedro Sánchez?

Pues ahora dice que la subida de la luz es por culpa de la guerra, algo totalmente incierto. La luz había triplicado su precio mucho antes de que empezara la guerra de Ucrania. Como la gasolina, que ya está a dos euros el litro. Pedro Sánchez le quiere echar la culpa a Putin como antes se la echaba a la pandemia, pero lo cierto es que el 7,4% de inflación lo teníamos antes de que empezara la guerra de Ucrania. Y somos el país con más inflación de toda Europa.

Y no bajará pronto. 

Pues no, porque en vez de reducir el gasto, se tiran por la ventana 20.300 millones en el Ministerio de Igualdad, que es el presupuesto anual de la Comunidad de Madrid que es, en el mejor de los casos, inocuo. Sería maravilloso para los españoles que se suprimiera. 

¿Podremos salir más unidos de esta crisis provocada por Putin?

Todas las crisis son oportunidades. En esta, Europa ha tomado conciencia de que su defensa no puede estar en manos de los Estados Unidos. Mientras Alemania no ponía ni un 1% de su presupuesto en Defensa, EE UU dedicaba más del 4% de un presupuesto muchísimo mayor. Esto ha cambiado: Alemania ha aprobado 200.000 millones de euros para gastos de Defensa. En el caso de la energía, la política europea tiene que cambiar. Pagamos la electricidad más cara del mundo. Tenemos que invertir en las nucleares, que la UE ya ha dicho que es energía verde.

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