Primer aniversario de la presidencia

Laura Borràs, tan indiscutible como discutida en Junts

El partido asume que, hoy por hoy, la presidenta del Parlament es su único cartel electoral pese al rechazo frontal interno existe contra ella

¿Dónde estaban y dónde están los líderes del 'procés'?

Comparecencia de Laura Borràs para valorar su primer año en el cargo

Comparecencia de Laura Borràs para valorar su primer año en el cargo / FERRAN NADEU

Fidel Masreal

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Lo que opinan sobre ella algunos dirigentes de su propio partido no se puede reproducir textualmente. Lo que opinan sus seguidores más fieles se acerca a la devoción, al hooliganismo. ¿Dónde está realmente Laura Borràs y dónde estará en los próximos meses? La respuesta es una paradoja: sería ella, sin duda, la candidata si mañana se convocasen elecciones. Y es ella, sin duda, la que genera más recelos también entre los que asumen que, hoy por hoy, es la única candidata posible, a la espera de lo que decida la justicia sobre su gestión en la Institució de les Lletres Catalanes.

En muy pocos años, Borràs ha pasado de esa Institució a la 'conselleria' de Cultura, la portavocía del partido en el Congreso, la candidatura a la presidencia de la Generalitat y la presidencia del Parlament. Los que mejor la conocen sostienen que en ninguno de estos pasos ha sido ella la que ha tomado la iniciativa. Parecía, a ojos de algunos, que asumir la presidencia de la Cámara catalana era un premio de consolación, un paso al lado. Pero, pese a lo convulso de su discutidísima y personalista gestión, sus fieles proclaman: "Le pese a quien le pese, no hay alternativa, tiene a la militancia alineada, vaya donde vaya". Y añaden, desafiantes: "Ha demostrado que cuando hay que ir, va". Eso sí, advierten: debe haber un proyecto claro. Eso, en boca de estos dirigentes, equivale a hacer todo lo contrario que ERC y tomar todas las decisiones que "nos alejen de España".

El entorno de Borràs advierte: "Le pese a quién le pese, no hay alternativa, tiene a la militancia alineada"

La cara B

Frente a esta avalancha están los que en el partido consideran a Borràs la adalid de un estilo populista, irreflexivo e inconsistente. Denostan sus proclamas retóricas y creen que todo ello aboca a Junts a un espacio marginal y alejado de las posiciones centrales. Le afean que se sume al corte de la Meridiana de Barcelona cuando Interior ya lo había desautorizado; que proclame la inviolabilidad del Parlament y luego asuma la realidad pero culpando a los funcionarios; que se preocupe, sobre todo y ante todo, de su propia imagen; que carezca de profundidad ideológica y que busque el aplauso fácil de las bases. Dicho todo lo cual, asumen que ahora mismo es la única candidata posible en el partido. Arrasó frente a Damià Calvet --el 'exconseller' que reivindicó el espíritu convergente-- y sus seguidores advierten: podría ser presidenta o secretaria general. Siempre en función de una ponencia política que abandere claramente la confrontación con España.

Las claves del futuro de Borràs son dos: una, el recorrido judicial que tenga la gestión que hizo en la Institució al trocear contratos; y dos, el pacto entre familias al que se llegue, o no, en el congreso que Junts tienen pendiente. El actual secretario general, Jordi Sànchez, tiene en su mano qué carta jugar. La de enfrentarse a ella es inviable, según asumen en el entorno del actual número dos. El de pactar con ella dependerá también del peso que reclamen otros actores, comenzando por el 'exconseller' Jordi Turull.

Mientras, Borràs mantiene el desafío y no desaprovecha ni un solo acto público, ni un solo momento mediático para demostrarlo.