El liderazgo del 'procés'

Puigdemont se 'emancipa' de los partidos y fortifica el Consell per la República

El 'expresident' revalida su liderazgo en la entidad parainstitucional y se dispone a pilotar la hoja de ruta del 'procés' sin ataduras, pese a mantener el cargo en Junts

¿Dónde estaban y dónde están los líderes del 'procés'?

Puigdemont se 'emancipa' de los partidos y fortifica el Consell per la República

Puigdemont se 'emancipa' de los partidos y fortifica el Consell per la República. /

Júlia Regué

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Carles Puigdemont quiere despojarse de la carga de los partidos y aislarse en el Consell per la República, el aparato parainstitucional que ideó para comandar el ‘procés’ desde el extranjero y que este sábado lo reeligió como líder. Pese a seguir ostentando la presidencia de Junts –un cargo que dijo ejercer a nivel simbólico- se dispone a centrar sus esfuerzos en tejer una hoja de ruta para la desconexión desde Bruselas, en este cortijo propio que pretende fortificar, pese a no contar con la simpatía de ERC ni de la CUP, al verlo orquestado por la posconvergencia. 

El 'expresident' fue elegido con el 86,44% de los votos, y su único contrincante, el doctor en ingeniería industrial y uno de los promotores de la Wikipedia en catalán, Joan Ramon Gomà, se tuvo que conformar con el 5,93% de los apoyos. Cercado por algunos de los miembros de la llamada ‘asamblea de representantes’, formada por 121 personas y reunida este sábado en Canet-en-Roussillon (Francia), Puigdemont sostuvo que va a “privilegiar” el Consell ante el partido que preside al menos hasta que haya contradicciones "irresolubles".

El también eurodiputado llamó a marcar distancias con los partidos y a romper la "dependencia", blandiendo su "legitimidad" por haber liderado el convulso otoño del 2017 y anteponiéndose al ‘president’ Pere Aragonès, a quien criticó por no ofrecer un plan "creíble" desde el Govern para culminar la secesión, pese a haberlo prometido en su investidura.

Sin ansias de unidad

Tras infructuosos esfuerzos para buscar la unión entre Junts, ERC, CUP y las entidades, Puigdemont denunció las actitudes "fraticidas" y apostó por hacer camino propio y sin ataduras. “Tenemos que ser mucho más exigentes y tomar la iniciativa sin esperar un consenso entre partidos”, espetó, al verlos "incapaces" de consolidar un plan. Pero, por ahora, él resiste en Junts, después de que en febrero, el cónclave del Consell rechazara una petición de algunos miembros para que abandonase su silla orgánica para dar mayor empaque a sus funciones. "Nuestra relación con los partidos tiene que cambiar, porque la que hemos tenido hasta ahora no ha funcionado, y no será por falta de paciencia. Les hemos dado muchas oportunidades, pero el tiempo ya se ha acabado", sentenció.

Puigdemont situó la mesa de diálogo y el gobierno bajo la batuta de ERC como un freno a la movilización y, por ende, al avance hacia la culminación de la independencia. Así que volvió a apostar por la confrontación y por el frente internacional.

Los recelos de Puigdemont con el Govern se exhibieron de forma constante, porque Junts y ERC siguen enquistados en quién y cómo debe definir la desconexión. Las estrategias son totalmente opuestas: los republicanos quieren seguir explorando la mesa de diálogo y la posconvergencia se aferra al 1-O sin aclarar cómo avanzar.