Análisis

Guerra civil en el PP entre lo malo y lo peor | Videoanálisis de Verónica Fumanal

A no ser que la dirección actual dimita, Ayuso no tiene otra salida que salir del partido y montar su propia marca electoral

180222_FUMANAL_GUERRAPP_MINIATURA.jpg

180222_FUMANAL_GUERRAPP_MINIATURA.jpg

Verónica Fumanal Callau

Verónica Fumanal Callau

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No sé qué es peor para la democracia, que el PP implosione y la ultraderecha se convierta de facto en la única y más fuerte alternativa de gobierno o que el PP sea incapaz de ser un partido homologable al resto de sus socios europeos. El PP no va a ser más el partido que fue, será otro, diferente, porque este tipo de accidentes nucleares rompen orgánica y emocionalmente las organizaciones políticas. Escribo estas líneas mientras los poderes fácticos del que era hasta ahora el partido conservador más importante de España están pensando cómo atajar la sangría de votos hacia su extrema derecha. Y la cosa no es fácil: Ayuso es la líder más mediática y carismática de todos los líderes territoriales, una verdadera arma electoral contra Vox, la única capaz de ser competitiva entre sus votantes. Es más, Ayuso obtiene mejor nota entre los votantes de Vox que sus propios líderes. Sin embargo, la sombra de la duda y la acusación directa de Pablo Casado ha dañado su reputación de forma muy importante, y a no ser que la dirección actual en bloque dimita, Ayuso no tiene otra salida que salir del partido y montar su propia marca y organización electoral. El resultado de esta guerra civil es una sangría de votos hacia la extrema derecha sin sutura posible, no hay nada que penalice más electoralmente a un partido político que una crisis interna inexplicable. Así que los de Abascal permanecen silentes, quietos, recogiendo los frutos desde el sofá de sus casas. 

Verónica Fumanal: "En la guerra en el PP hay que elegir entre lo malo y lo peor"

Verónica Fumanal: "en la guerra en el PP hay que elegir entre lo malo y lo peor". /

No sé qué es peor para la democracia, que la dirección del partido espíe de forma ilegal a una de las suyas o que utilice la información no para denunciarla sino para chantajearla y amedrentarla para que sea leal. No es la primera vez que el fuego interno acaba con un adversario de partido, pero en el PP los espionajes ilegales han sido más frecuentes de lo que en un partido de Estado deberían ser. De hecho la 'operación Kitchen 2' es precisamente esto, la trama de espionaje ordenada por el ministro del interior Jorge Fernandez Díaz al entorno del extesorero Luis Barcenas pagado con dinero público. La 'operación Cremas' para derrocar a la presidenta Cristina Cifuentes es otro ejemplo notable de cómo se guardó un video durante años para acabar con su carrera política en el momento oportuno para la dirección. Así, que el relato de Casado no se sostiene, porque si mantiene la versión, como hizo con Carlos Herrera, de que Ayuso podría haber actuado de forma irregular, debería haberlo llevado de forma inmediata a la fiscalía, no al cajón de la extorsión

No sé qué es peor para la democracia, que un político normalice la posibilidad de adjudicar un contrato a dedo a un contratista que paga a su hermano una comisión por sus servicios o que esto sea normalizado por la Brunete mediática que la sostiene. La fiscalía actuará, los partidos de la izquierda han hecho lo que debería haber hecho el PP cuando tuvo conocimiento. Sin embargo, el fondo de la cuestión no se discute: el hermano de la presidenta comisionó en una adjudicación directa del gobierno de Ayuso. Se dice que la mujer del César debe ser fiel, pero también parecerlo, y sinceramente, aunque la presidenta no tuviera nada que ver, nunca podrá demostrarlo al 100%. Esta sospecha no la supo consolidar ningún partido de la oposición, lo hicieron Pablo Casado y Teodoro García Egea con sus declaraciones publicas y privadas, durante meses, como la misma Ayuso aclaró. Y qué hubieran dicho los mismos que defienden la legítima actuación comercial si en lugar del hermano de Ayuso hubiera sido el hermano de Pedro Sánchez; es indefendible la defensa sin peros de los apoyos mediáticos de la de Chamberí. 

No sé qué es peor, que un partido político se rompa por la mitad por el poder por el poder y sus derivadas en la comunidad de Madrid o que en el seno del PP no se produzca un debate sobre la pertinencia de pactar con la extrema derecha e incluirla en los ejecutivos. Las comparaciones con cualquier otra crisis interna y orgánica se quedan cortas: no hay precedente en la historia de nuestro país, pero la crisis del PSOE de 2016 es el único referente. En aquel momento, se dirimía una cuestión política estratégica: si el partido debía abstenerse o no ante la investidura de Mariano Rajoy y por ende, si la dirección de Sánchez era la adecuada en ese momento. La casualidad ha querido que esta guerra civil sea coetánea a la formación de gobierno de Castilla y León en el que el PP debe decidir si acepta la oferta de Vox que exige presidencia de las cortes y entrar en el gobierno. Lamentablemente, este tema crucial no ha suscitado un debate serio y profundo en el partido, no están valorando si es pertinente y bueno para la democracia romper el cordón sanitario que impera en toda Europa. Lo que se dirime en esta crisis entre Casado y Ayuso es una cuestión de poder en la Comunidad de Madrid y en el futuro del PP. 

Suscríbete para seguir leyendo