Acto en el Círculo Ecuestre

Aznar arruga el bigote ante Vox

El expresidente muestra sus recelos frente a un pacto del PP con los ultras en Castilla y León

Recuerda que en 1987 él gobernó la comunidad en solitario tras ganar por 5.000 votos al PSOE

El PP escucha el "diagnóstico" de Aznar, pero ve a Casado "líder incontestable"

El PP escucha el "diagnóstico" de Aznar, pero ve a Casado "líder incontestable"

Daniel G. Sastre

Daniel G. Sastre

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

José María Aznar exhibió este miércoles su figura de expresidente del Gobierno y sus siempre controvertidas opiniones en un foro amigo: el Círculo Ecuestre de Barcelona. En un ambiente relajado, donde se le rieron todos los chistes, no quiso pronunciarse explícitamente sobre si el PP debe formar gobierno junto a Vox en Castilla y León. Pero Aznar, que presidió esa comunidad dos años antes de convertirse en jefe de la oposición a Felipe González, ofreció algunos argumentos a Alfonso Fernández Mañueco para rechazar el apoyo de los ultras y buscar otras opciones.

El primero fue precisamente ese: que Vox es la extrema derecha. El expresidente del Gobierno no lo dijo así, pero fue muy claro al respecto. Subrayó que la formación de Santiago Abascal "es un partido que está a la derecha de la derecha", y que sus referentes son "Le Pen y otros movimientos en Europa", en clara alusión al populismo ultra que ha llegado al gobierno en Hungría o Polonia.

Aznar añadió que no vería las ventajas, "ni para España ni para Francia, de que Le Pen estuviera en el gobierno". En contraposición, aseguró que "el PP es un partido constitucional, absolutamente europeo y europeísta". 

El segundo argumento que el expresidente del Gobierno ofreció contra un acuerdo con Vox en Castilla y León fue que, en su opinión, la fragmentación política en España ya ha ido demasiado lejos y es hora de que la derecha vuelva a unirse bajo unas siglas. Aznar hizo una larga reflexión acerca del retroceso del bipartidismo, también en Castilla y León. "El periodo desde la Transición hasta que se empezó a cuestionar el bipartidismo ha sido uno de los más brillantes de nuestra historia. Y los españoles tendríamos que pensarnos muy bien si renunciar a ello", dijo.

Contra el "taifismo"

Aznar afirmó que le preocupa "muchísimo" el fenómeno de "la fragmentación política", a la que también se refirió como "cantonalismo" o "taifismo". En un comentario que iba dirigido a analizar tanto el surgimiento de Podemos o Vox como la más reciente de los partidos vinculados a la España Vaciada, el expresidente mostró su temor de que tenga un "efecto contaminante, en términos de victimismo provincial o local". "Si lo es por un deseo de buen gobierno, eso puede ser manejable. Si no es así, España se adentra en un terreno de fragmentación altamente preocupante", dijo. 

En consecuencia, casi por eliminación, la opción que le queda a Mañueco según el criterio de Aznar es el gobierno en solitario. Él mismo recordó que en su etapa al frente de la Junta de Castilla y León, tras ganar por 5.000 votos al PSOE, gobernó con solo 33 escaños, solo dos más de los que logró el PP el domingo y también lejos de la mayoría absoluta. 

Pese a todas estas prevenciones, el mensaje formal del expresidente es que él mantiene la neutralidad sobre qué hacer ahora. "El que ha ganado las elecciones tiene que apañárselas para gobernar. Yo gané las elecciones en el 87 por 5.000 votos. El CDS se abstuvo y goberné con 33 escaños. Quien tiene la responsabilidad en Castilla y León debe encontrar la fórmula para gobernar, y es quien debe decidir. Yo no le tengo que decir lo que tiene que hacer".

Aznar abandonó el Círculo Ecuestre entre aplausos, no sin antes dejar una nueva muestra de la poca confianza que le merece Vox, cuando se quejó de que el candidato de ese partido en Castilla y León quiera "ser vicepresidente de una cosa que se quiere cargar, porque se quieren cargar las comunidades autónomas".