Elecciones Castilla y León

Unidas Podemos se salva por la mínima en las primeras elecciones de la era Díaz

Los morados solo obtienen un escaño y su candidato, Pablo Fernández, descarta dimitir pese a los malos resultados

La dirección del partido pone el foco en el PP y culpa a Casado de adelantar las elecciones para "engrosar a Vox"

pablo fernández

pablo fernández / J. Casares / EFE

Miguel Ángel Rodríguez

Miguel Ángel Rodríguez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Unidas Podemos se ha quedado en la mínima expresión en las Cortes de Castilla y León. Los morados tan solo han obtenido un escaño -el de su candidato, Pablo Fernández- frente a los dos procuradores que obtuvieron en 2019. "Es evidente que los resultados no son buenos. Es obvio que tenemos que hacer una reflexión", ha reconocido Fernández, aunque rápidamente ha desviado la atención señalando que "quien pierde hoy es Castilla y León" con el crecimiento de Vox, que tendrá la llave de la gobernabilidad. Fuentes de la dirección nacional coinciden en el diagnóstico y admiten que el resultado "no es bueno".

Fernández, que desde hace meses ejerce las funciones de coportavoz nacional de Podemos, no ha logrado conservar los dos escaños que lograron en 2019. En Castilla y León, los morados llevan en descenso desde que irrumpieron en las autonómicas de 2015. Aquel año, Podemos e IU, que se presentaron por separado, lograron cerca del 17% de los votos y 10 procuradores. Cuatro años después, sufrieron un duro batacazo: se quedaron en dos escaños y rozando el 7% de las papeletas. En esta ocasión, la primera vez que ambas formaciones se presentan unidas, apenas han superado 5% de los votos.

No obstante, Fernández ha descartado que vaya a dimitir, pese a que también fue cabeza de lista en 2019. "Estoy con fuerzas", ha asegurado el dirigente de Unidas Podemos arropado por varios miembros de su candidatura. Además, ha apuntado que cuenta con el apoyo de la dirección morada.

Balones fuera

La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, le ha agradecido su trabajo y ha insistido en señalar que el adelanto electoral "solo ha engrosado a Vox". Fuentes de la cúpula del partido denuncian que Pablo Casado y Alfonso Fernández Mañueco convocaron unas "elecciones a medida" y ahora están celebrando unos resultados que convierten "a la ultraderecha en la llave de su Gobierno". En esta línea, las mismas voces tratan de hacer valer el papel "más necesario que nunca" que deberá jugar Fernández "ante la más que previsible presencia de Vox en el Gobierno".

El propio Fernández ha reivindicado que "el espacio de Unidas Podemos se mantiene" en las Cortes, pese a que sus expectativas de obtener tres diputados y formar grupo propio han quedado muy rebajadas.

El efecto de la vicepresidenta

Los primeros comicios con Yolanda Díaz como líder de Unidas Podemos dejan, por tanto, un saldo negativo y ponen en el punto de mira a la vicepresidenta segunda que apenas se ha volcado en una campaña crucial para frenar la sangría de poder territorial que la formación vive desde hace años.

La participación de Díaz ha sido prácticamente inexistente. La vicepresidenta segunda intervino solo un día en la campaña electoral para acudir a Castronuño, un pequeño pueblo vallisoletano de 800 habitantes gobernado por un alcalde de IU. La ministra de Trabajo tenía cierta excusa: estuvo negociando la reforma laboral y la subida del salario mínimo a 1.000 euros. No obstante, los morados no han logrado capitalizar ninguno de estos dos éxitos y en el seno de la formación existe, además, un cierto descontento por la escapa involucración de la vicepresidenta.

Pese a que Díaz dejó claro desde la convocatoria de elecciones que esta candidatura no tenía nada que ver con el proyecto amplio que tiene en mente, los malos resultados de los comicios pueden ser entendido como un toque de atención a la líder de Unidas Podemos.