Presidente de México

Estupor en el Gobierno tras el anuncio de López Obrador de una "pausa" en las relaciones con España

Albares asegura que estas declaraciones no han tenido ninguna traducción oficial e intenta verificar su alcance real

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en su habitual conferencia de prensa matutina de este miércoles

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en su habitual conferencia de prensa matutina de este miércoles / EFE

Marisol Hernández

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Un frente internacional que el Gobierno daba ya por cerrado se reabrió este miércoles de manera inesperada. El presidente de México, Andrés López Obrador, propuso "hacer una pausa" en las relaciones con España, que, dijo, "nos va a convenir a los mexicanos y a los españoles". "Vamos a darnos un tiempo" y que se retomen, llegó a plantear, cuando él ya no esté en la presidencia. "No es buena la relación", mantuvo, y "a mí me gustaría hasta que nos tardáramos en que se normalizara".

Una reflexión que López Obrador realizó, al hilo de unas críticas previas a las empresas españolas, a las que asimiló con las empresas de EEUU. Según él "los que antes eran los dueños de México". "Era un contubernio", una ·promiscuidad económica y política en la cúpula de los gobiernos" que ha durado "tres sexenios". "Nos saqueaban", defendió, en referencia a España.

Su diatriba causó un gran asombro en Ejecutivo español, que en ningún caso esperaba esta salida de tono. Al contrario, la crisis institucional auspiciada por López Obrador, con el hostigamiento a empresas como Iberdrola, OHL y Repsol, y con la carta que en marzo de 2019 envió al Rey exigiendo disculpas públicas por la conquista, empezaba a reconducirse. Inicialmente el Ministerio de Exteriores optó por no hacer declaraciones para no "añadir más gasolina". Pero José Manuel Albares, que se encontraba en Lyon, acabó por realizar un pronunciamiento en el que mostró la "sorpresa" del Gobierno por las palabras de López Obrador, aunque trató también de rebajar su alcance.

El ministro defendió que se habían hecho en un "contexto informal", a preguntas de un periodista y no suponen una "posición oficial". En todo caso, su departamento estaba tratando de verificar qué significaban. "Más allá de declaraciones verbales súbitas o palabras puntuales", añadió, "la relación entre España y México es estratégica". "El Gobierno no ha hecho nada que puedan justificar estas manifestaciones", reiteró. "Lejos de una pausa lo que existe es un incremento de las relaciones empresariales".

Pese a los intentos de minimizar este asunto, Albares sí avisó de que "el Gobierno defenderá los intereses de España ante cualquier circunstancia y ante cualquier país". Y recordó a López Obrador que esta nueva posición contradecía sus últimas manifestaciones y las de su secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, que agradeció personalmente a Albares a través de las redes sociales, "sus buenos oficios y simpatías por México".

Este derrape verbal del presidente mexicano se produce justo cuando el Ejecutivo pensaba que había logrado superar la tensión diplomática de estos últimos tres años, después de la concesión definitiva del plácet al nuevo embajador de México en nuestro país, Quirino Ordaz, tras meses de espera, el pasado 28 de enero. El propio López Obrador dio por hecho a mediados de ese mes que su propuesta de nuevo embajador sería aceptada y señaló que las relaciones con nuestro país estaban "bien".

"Las relaciones se van a reforzar"

Como refuerzo a lo que parecía la apertura de una nueva etapa ministro de Exteriores dijo recientemente en la comisión de Asuntos Iberoamericanos del Senado, que "hay interés de abrir una nueva página" y que "en los próximos meses las relaciones se van a reforzar". Es "un socio estratégico para España al que nos une una rica agenda de intereses compartidos y profundos lazos", subrayó.

La extrañeza sobre la reacción de López Obrador es aún mayor porque no había ningún motivo para que abordara el estado de las relaciones con España. A punto de reunirse este miércoles con el enviado especial del Gobierno de Joe Biden en materia de cambio climático, John Kerry, una pregunta sobre unas valoraciones del embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, contra la reforma eléctrica de López Obrador, desató la tormenta sobre España. Salazar aseguró que "promueve tecnologías sucias, obsoletas y caras".

La respuesta del presidente mexicano al periodista, en su habitual conferencia de prensa matutina, fue que quieren "energía limpia para hacer negocios sucios". Aquí, "ya no se permite robar, a robar a otra parte". "No se permite la corrupción". "Nos ven como si fuéramos una colonia", indicó sobre EEUU y sus empresas, a quien también aludió como "los dueños de México". Esto fue justo lo que le permitió enlazar con la situación de las empresas españolas y con la relación diplomática con España.