Alianzas para las municipales

El constitucionalismo catalán, entre la atomización y la reagrupación

Cs y PPC blanden su propia marca electoral ante el llamamiento a la unidad de 'Valents', el rebautizo del partido que alumbró Manuel Valls

Dirigentes constitucionalistas en una manifestación contra la independencia el 8 de octubre del 2017.

Dirigentes constitucionalistas en una manifestación contra la independencia el 8 de octubre del 2017. / Ricard Cugat

Júlia Regué

Júlia Regué

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"La táctica de la destrucción no lleva a reagrupación", clamó la exportavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, durante la presentación de su libro en un auditorio en Barcelona con la ausencia destacada de la cúpula popular catalana y la atenta mirada de las primeras espadas naranjas. Las palabras del verso suelto que inquieta e irrita por igual a Génova, tuvieron su eco y quedaron anotadas en el argumentario de aquellos que reclaman que el constitucionalismo vaya unido a las elecciones municipales de 2023.

Pero los recelos imperan. Las desconfianzas persisten y se mezclan con estrategias políticas aliñadas con demoscopia. Varias personalidades -entre ellas, destacados fundadores de Cs y exdiputados naranjas y populares- vuelven ahora a intentar esta conjunción con un manifiesto constitucionalista. Un texto que, para algunos, fue el preludio del rebautismo de Barcelona pel Canvi, la formación que alumbró el exprimer ministro francés Manuel Valls para alcanzar la alcaldía de Barcelona y que, tras romper con Cs y volver a hacer las maletas, se transforma ahora en Valents, bajo la batuta de la que fue su número dos, Eva Parera, que es diputada por el PP en el Parlament.

El despegue de Valents

En declaraciones a este diario, Parera reivindica haber juntado a empresarios, exparlamentarios de Cs y el PPC y representantes de las entidades constitucionalistas. "La implantación de Valents en Catalunya ya es un hecho [...] Pero queremos que España esté presente en los 947 municipios catalanes", espeta.

Una de las incorporaciones es Pau Añó, miembro del Centro Libre Arte y Cultura (CLAC): "Los mínimos en común los tenemos, la defensa de la Constitución y de la democracia liberal, lo que nos falta es el convencimiento de los líderes de los partidos", opina. Así, pide aparcar “la lucha de siglas, porque lo que tenemos delante [el independentismo] es peligroso y reaccionario”. “No podemos fiarlo todo a la justicia, necesitamos partidos fuertes y responsables”, zanja.

"En Catalunya se dan dos circunstancias: el mal que está haciendo el independentismo es evidente desde el punto de vista económico y de fractura; y esto sucede con las alternativas debilitadas", reflexiona otro de los portavoces del manifiesto, el exdiputado del PPC Joan López Alegre, quien diagnostica a Cs “en descomposición” y a un PP “muy débil”, así que apuesta por una unión “transversal” que confluya para “captar el descontento” de los catalanes contrarios a la secesión.

El manifiesto al que puso voz persigue un electorado más amplio, del PSC a Vox: “Está en juego la democracia en sí, el independentismo niega el derecho a existir o a manifestarte, como en el caso de Canet de Mar”, inquiere. Fuentes firmantes de las mismas líneas admiten que ni el PSC ni Vox comprarán esta candidatura única, pero sí confían en un paso adelante de Cs y PPC. “Si estos dos partidos no reaccionan, Valents cogerá fuerza”.

Fundadores y exdiputados naranjas y populares, entre los impulsores de un manifiesto a favor de la unidad

Cs y PPC se miran de reojo

Los naranjas apuestan por presentarse con sus siglas, renovadas bajo el lema 'Liberales' "frente a una derecha conservadora", resistiéndose a la pretendida embestida del PP y a su posible naufragio. Ahora bien, ninguno de los dos partidos descarta pactos en ciudades concretas en las que detecten que en solitario peligra su representación. El PP también confía en el poder de su marca y no está dispuesto a perderla, sacando tajada de la caída libre de Cs. El PSC, aunque todos intenten interpelarle, elige camino propio luciendo la victoria de las elecciones catalanas. La extrema derecha, va a la suya. 

Fuentes de Cs opinan que el PP “está fracasando” en su operación de absorber a los naranjas en Catalunya: “No es tan fácil liquidar a Cs y el PP se va a dar cuenta de que no puede”, inquieren, admitiendo que esta OPA sí funciona en otras partes de España con cargos desapegados de la estructura nacional y en busca de un sustento personal y laboral. “Sumar no quiere decir diluirnos en unas listas y renunciar a nuestra marca”, avisan a los que buscan una candidatura única, “no sentimos que sea un llamamiento sincero porque acaba derivando en una formación política”, añaden, y lamentan que no se haya intentado cerrar primero una alianza con las direcciones de los partidos. Algunos dirigentes de Cs sienten que, en cierta manera, se está buscando reeditar su marca, aquella idea que empuñó Albert Rivera en su momento, así que juzgan “injusto” que se diga que “no se ha intentado en 40 años de democracia”, como dejó caer Álvarez de Toledo.

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