ARTÍCULO DEL DIRECTOR

Cinco recetas para combatir el peligro del populismo en el año 2022

Aplausos para el nuevo canciller alemán, Olaf Scholz.

Aplausos para el nuevo canciller alemán, Olaf Scholz. / REUTERS/ Fabrizio B.

Albert Sáez

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El gran desafío de nuestro tiempo es el populismo: político, ideológico, económico, científico o periodístico. El incremento de la información disponible provoca un efecto de saturación que lleva a amplias capas de la sociedad a abrumarse por la complejidad del mundo que les toca vivir y esa es la base de la incertidumbre, antesala del miedo, preludio del abrazo a las soluciones simplistas y, en última instancia, a los autoritarismos de toda índole. Conjugar las tres P que conforman los propósitos de nuestro diario es complejo, no apto para populistas. Pero el simplismo ha ganado tanto terreno que en este cambio de año hay que recordar lo obvio: la base imprescindible del progreso de las personas sin destrozar el planeta es un crecimiento económico sostenible. Y eso es lo que no les gusta oír a los populistas, tanto a los que basan su magia en repartir la riqueza sin ocuparse de su creación, como a los que prometen la prosperidad individual sin explicar cómo la distribuirán. 

NO ENGAÑAR

La salida de la crisis de la pandemia ha sido, en la Unión Europea, muy diferente de las recetas que se utilizaron en la crisis financiera del 2008. Entonces se optó por la austeridad fiscal y ahora por la expansión fiscal. Y la respuesta ha sido diferente no solo por razones ideológicas sino por la propia naturaleza de la crisis. En 2008 era una crisis de impagados y en 2020 era una crisis de invendidos. Nada que ver. El Banco Central Europeo puso en marcha desde el primer momento la máquina de imprimir dinero y la liquidez ha fluido lo suficiente para salvar los empleos y las empresas. Pero se ha generado deuda y para países endeudados previamente, como España, una deuda que en los próximos ejercicios puede ser excesiva. Hemos aguantado el chaparrón, pero la tormenta no ha pasado, ni mucho menos. Engañar a la gente en asuntos como este es una de las bases que a posteriori favorece al populismo. Hay que empezar a decirle a la gente que hay empresas que no podrán estar permanentemente dopadas. Y, especialmente, las que están en sectores que no tendrán sentido en la normalidad posterior a la pandemia: intermediarios ineficientes, comisionistas, consumidores de energías fósiles, ...

NO MALGASTAR

El 2022 será el año del nuevo gobierno alemán. Una coalición inédita formada por tres partidos: los socialdemócratas que históricamente han puesto el foco en el progreso, los liberales que lo han puesto en las personas y los verdes que lo han puesto en el planeta. Pero van a compartir con el partido que ha gobernado hasta ahora la aversión a la inflación. ¿Por qué? Pues porque Alemania comprobó hace ahora un siglo como el alza incontrolada de precios servía a un populismo como el nazi para hacer evidente el engaño de los políticos en el bolsillo de la gente. En este primer trimestre del año veremos cómo la lucha contra la inflación pasa a ser la prioridad del BCE y a condicionar su política monetaria. El grifo de los bajos tipos de interés se va a cerrar para países muy endeudados como España. Y en ese momento, el Gobierno de coalición deberá decidir un recorte drástico de algunos gastos y vencer la tentación de utilizar los fondos Next Generation para tapar agujeros en lugar de utilizarlos para transformar la economía. 

NO DESPERDICIAR

Celebramos estos días el vigésimo aniversario de la puesta en marcha del euro. El gran éxito de la UE. Pero también la segunda oportunidad perdida por España desde su integración. La primera fueron los fondos de desarrollo regional de los años 90 que no se utilizaron para generar nuevas áreas de desarrollo industrial sino para fomentar una gran megalópolis de servicios en la capital. De ahí nace esa España vaciada que pide paso. Y la segunda, el euro, se dedicó a aprovechar los bajos tipos de interés para inflar una burbuja inmobiliaria que explotó en la cara de los ciudadanos. Los fondos Next Generation son la tercera oportunidad. La lentitud en su ejecución es, por ahora, exasperante. Si llega la crisis antes de que se pongan en marcha los proyectos, muchas empresas no tendrán músculo para ejecutarlos. Y España no puede desperdiciar una tercera oportunidad porque los socios del norte no van a dar otra. 

NO FRAGMENTAR

El adelanto de las elecciones en Castilla y León ha acabado con el sueño de un año natural sin pasar por las urnas. Pablo Casado se las ha planteado como unas primarias en el campo del centro derecha y como el primer capítulo de una novela titulada, otra vez, ¡Váyase señor Sánchez! Sin más argumento que la descripción de una España negra y apesadumbrada construida a golpe de hipérboles sin el más mínimo sentido de la realidad. Es una pugna estúpida entre el “todo va mal” de la oposición y el “todo irá bien” de Pedro Sánchez que se agota cuando se cumplen los plazos sin resultados tangibles. La política se dedica a fragmentar en lugar de a recoser las costuras para definir un interés general. La fragmentación de los partidos del pacto social europeo no hace otra cosa que igualarlos, a ojos de muchos ciudadanos, con los que prometen duros a cuatro pesetas porque saben que nunca los darán, los temidos populistas. 

NO TORPEDEAR

¿Se imaginan ustedes algún partido europeo de centro derecha que no votase una reforma laboral que contara con el apoyo de la patronal? ¿O partidos de izquierda que no se sumasen a una que contara con el beneplácito de los sindicatos? Pues eso pasa en España. La concertación social es básica para fundamentar en los fondos europeos un crecimiento económico sostenible como base del progreso de las personas sin destrozar el planeta. Sindicatos y patronal son más conscientes de esta última oportunidad para España que los partidos políticos. Y también lo son estos personajes emergentes que identificamos en el diario de hoy, desde la ministra europeísta de Alemania hasta los creadores de la vacuna de Hipra. Ellos son la evidencia de nuestro compromiso con el progreso de las personas que viven en este trozo del planeta que llamamos España y Catalunya. Son nuestra vacuna contra los huevos de la serpiente populista que anidan en este tiempo de complejidad y perplejidad. Abróchense los cinturones para pasar otro año juntos. 

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