Debate en el partido del 'expresident' Puigdemont

Los sectores de Junts intensifican el debate interno para unificar la estrategia

La autocrítica por la errática gestión de los presupuestos catalanes constata de nuevo las dos almas en la formación

Joan Canadell

Joan Canadell / Marta Pérez

Fidel Masreal

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La enésima discrepancia entre Junts per Catalunya (JxCat) y Esquerra Republicana, esta vez a cuenta de los presupuestos catalanes, ha dejado de nuevo al descubierto lo que sectores del partido del 'expresident' ya explican sin tapujos: la necesidad de convocar un debate pendiente, el del rumbo estratégico que debe tomar un partido que está dividido entre dos almas, la que defiende que es el momento de priorizar la gestión en el Govern y la que enarbola antes que nada la bandera de la confrontación.

"El debate está pendiente, sí, pero se está haciendo y no se ha acabado", afirma un dirigente, que se muestra esperanzado en que Junts logre "hacer compatible la gestión de la autonomía con la confrontación inteligente". Dicho ello, admite que, hoy por hoy, la discusión interna está "caliente".

El epicentro de la crisis presupuestaria fue el discurso del siempre vehemente diputado Joan Canadell en el Parlament, cargando contra ERC y el 'president', Pere Aragonès, por el acuerdo con los 'comuns' para salvar las cuentas. Pero, según confirman distintas fuentes, Canadell no iba por libre. Su mensaje venía avalado por la decisión de la gran mayoría de los dirigentes del partido reunidos previamente. Salvo alguna excepción. A posteriori se han producido los lamentos internos. "Estaba acordado, sí, pero hay maneras y maneras de ejecutarlo", se lamentan varios de los consultados.

Aragonès, un "niño mimado"

Otros, los más partidarios de la confrontación, creen que la aprobación de los presupuestos con los 'comuns' cuesta mucho de asimilar en el independentismo. Alegan que Junts tiene un problema de relato porque debe dejar claro que estas eran unas cuentas encaminadas a lograr la independencia, forzando así a los 'comuns' a admitirlo. Los más radicales, incluso, no descartaban la posibilidad de prorrogar el presupuesto antes que ofrecer la imagen de que las huestes de Ada Colau han logrado fracturar el bloque independentista.

Pero los pragmáticos, los defensores de una buena actuación en el Govern sin piruetas retóricas, valoran la necesidad de aparecer como un partido útil. "Hemos de aprovechar lo sucedido con los presupuestos para poner orden", apunta un integrante del Consell Executiu, convencido de que el camino pasa por gobernar bien, estar en todos los frentes y, desde ahí, poder denunciar las eventuales renuncias de ERC respecto a la confrontación con el Estado. Se trata, según otro integrante del Gabinete, de ir forzando las contradicciones de Esquerra desde dentro, porque los republicanos no disponen de socio alternativo para gobernar en esta legislatura.

Críticas internas a la falta de acierto a la hora de asumir como propio el mérito de aprobar las cuentas del 2022

"Nos cuesta todavía entender que quien manda es ERC"

"No hemos llegado a entender, y nos costará, que quien manda es ERC. El día que lo entendamos empezaremos a no hacer según qué giros ridículos", diagnostica un cargo de la Generalitat. Giros como el cambio de discurso sobre los presupuestos. "Para acabar de esta manera [asumiendo el pacto con los 'comuns], no hacía falta haber hecho este show... pero así somos", se lamenta un integrante de la ejecutiva.

Otro diagnóstico, primo hermano del anterior, es el de la falta de unidad de acción. "Somos el ejército de Pancho Villa", describe con humor otro miembro de la dirección. "No hay un criterio único ni un líder que ponga orden", se lamenta otro, que compara este desorden con ERC, que actúa "como un auténtico ejército". La descripción es que mientras los integrantes del Govern se arremangan con los fondos europeos, la pandemia y la salida de la crisis, los que tienen "la silla asegurada en el Parlament" están más "por reventarlo todo".

"[El 'expresident'] Puigdemont no está en el día a día y hay toda una gente que Jordi Sànchez [el secretario general] no controla, que son los nuevos; frente a los de toda la vida, la gente de orden que sabe mantener la disciplina", describen.

Potenciar los activos

Otra cuestión pendiente que afecta no solo a Junts, sino a todos los actores implicados, es la evidencia de que el nivel de unidad en la búsqueda de la independencia es igual a cero. "No se ha roto la unidad independentista, sencillamente, porque nunca ha existido", confiesa un integrante del Consell Executiu. Pero ahí es donde en JxCat creen que hay más margen para marcar perfil respecto a ERC, al que ven "plegado a los intereses del PSOE" y que ha "abandonado claramente la defensa de la mayoría del 52% de votos independentistas".

Otro activo que se quiere potenciar es el ataque a los republicanos por la falta de unidad en Madrid. Episodios como el de la ley audiovisual --con el compromiso del Gobierno con las cuotas para el catalán en el aire-- refuerzan la necesidad de atacar a los republicanos porque en Madrid "hacen lo que quieren" mientras Junts hace "lo que puede".

En definitiva, y pese a que en el consejo nacional celebrado en septiembre se subrayó la existencia de comités de crisis, la realidad es que, como afirma a menudo un destacado dirigente, sobre la situación interna: "Somos Junts, no iguales". Gestionar esta diversidad es el reto de la formación de Puigdemont.

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