Aniversario

Tres años de retraso en la renovación del CGPJ: los jueces lamentan el daño que se produce a la justicia

La reforma que vetó los nombramientos de la cúpula judicial provoca un retraso en el Supremo que se calcula en 1.000 sentencias al año

La falta de renovación solo perjudica a los jueces en que el Consejo saliente remite cualquier propuesta de mejora al siguiente

Sede del CGPJ en Madrid

Sede del CGPJ en Madrid / EP

Ángeles Vázquez

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El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) cumplirá este sábado tres años con el mandato caducado. Su renovación ya había sufrido retrasos, pero nunca de tanta duración y con tan pocos visos de solucionarse. Una situación grave que hace que los jueces de a pie también sientan que el desprestigio que está sufriendo el órgano de gobierno de los jueces también se traslada por la sociedad a la imagen de la justicia y a la suya propia. Y les preocupa.

La última reforma de la ley orgánica del Poder Judicial impide a un Consejo con el mandato caducado nombrar a los presidentes de las Audiencias Provinciales y la Audiencia Nacional, de los Tribunales Superiores de Justicia y sus salas y del Tribunal Supremo. Las demás funciones, como la concesión de permisos de estudios o de maternidad y paternidad, por ejemplo, pero también de compatibilidad de ciertas actividades, que básicamente se reducen a las docentes, se desarrollan con total normalidad. También las disciplinarias.

El problema es que el número de vacantes en la cúpula judicial alcanzará este 31 de diciembre las 57, de las que 51 son de la jurisdicción ordinaria y seis de la militar. El Tribunal Supremo, al que corresponden 12 de ellas ya ha advertido que la situación es "insostenible" y que "va a a implicar que se dictarán aproximadamente 1.000 sentencias menos al año entre todas sus salas". Solo la Segunda está al completo, porque su presidente, Manuel Marchena, aprovechó un hipotético juicio de Carles Puigdemont para lograr cubrir todas las vacantes antes de la reforma que lo impide.

Preocupación en los jueces

Las tres asociaciones mayoritarias de jueces ven la situación con preocupación, pero con diferencias. Jorge Fernández Vaquero, de la asociación Francisco de Vitoria, admite que la falta de renovación "en el día a día de los jueces no afecta en lo inmediato", pero impide "cualquier mejora en sus condiciones que se pueda plantear", porque la respuesta que da el Consejo ante cualquier propuesta es "bien, pero debe ocuparse el siguiente". También apunta a que las vacantes de las salas de gobierno de ciertos tribunales, encargadas de sustituciones y normas de reparto, frenan los acuerdos. No obstante, Fernández Vaquero no quiere una renovación como la que se ha producido en el Constitucional, porque "no es un consenso, sino un reparto de nombres, que se apoyan aunque no gusten".

María Jesús del Barco, de la Asociación Profesional de la Magistratura, sostiene que las sentencias que se dejen de dictar "no solo afecta a los jueces, sino también a los ciudadanos", por lo que considera que el "daño en el incumplimiento de la Constitución se extiende a los jueces". Su propuesta es reformar la ley para que los vocales de extracción judicial sean elegidos por los jueces.

Por su parte, Ascensión Martín, de Jueces para la Democracia, denuncia "la anormalidad democrática por incumplimiento de la Constitución" que supone la no renovación, por lo que "apela a los grupos para que cumplan" con su obligación, porque afecta "al ciudadano y al servicio público" de la justicia.

Censo antiguo

El problema del retraso en la renovación también afecta de otra forma a los jueces sobre todo si querían intentar ser vocales. Las Cortes tendrán que elegir respecto al censo de jueces en vigor en 2018, que ya no es el actual, porque desde entonces ha habido varias promociones en la carrera judicial y sus miembros no podrán optar a ser parte de su órgano de gobierno, aunque no es fácil que lo intenten con tan poca experiencia.

A ello se suma que las circunstancias de la vida cambian y quien hace tres años quiso ser vocal, quizá ahora no lo desee o al revés. A ello se suma que los vocales que sean nombrados en la próxima renovación ejercerán su labor con exclusividad, mientras que en 2018 solo la tenían los que fueran a ser miembros de la Comisión Permanente, algo que probablemente se tuvo en cuenta por quien optó y quien no a formar parte del órgano de gobierno de los jueces.

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