El laberinto catalán

Radiografía de la CUP: así se organizan y toman las decisiones los anticapitalistas

El actual sistema solo permite votar a los que han acudido previamente a las asambleas, y no a todos aquellos que tienen carnet

El diputado de la CUP, Xavier Pellicer, durante una rueda de prensa junto a otros miembros del partido.

El diputado de la CUP, Xavier Pellicer, durante una rueda de prensa junto a otros miembros del partido. / Quique García / EFE

Júlia Regué

Júlia Regué

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La militancia de la CUP y el aparato de organizaciones que la rodean vuelve a tener en sus manos el devenir de la política catalana. Desde su salto al Parlament, en 2012, los cuperos han condicionado la vida parlamentaria desde el córner independentista y de izquierdas, compaginando el papel de sustento y oposición al Govern.

El lunes, 462 personas (de las 509 que participaron en el debate interno) se pronunciaron sobre el proyecto de presupuestos que el Govern intenta pactar con los 'cupaires' y se decantaron por una enmienda a la totalidad de las cuentas. La dirección admitió la escasa participación, pero la achacó la "desafección" de las bases con el Govern actual. Este sábado se reúne la coordinadora abierta parlamentaria para decidir si levanta el veto ante la última oferta del Executiu. ¿Cómo toma las decisiones la CUP y con qué mayorías han logrado condicionar el tablero catalán?

Consultas decisivas

Los 'cupaires' decidieron emprender el camino hacia el hemiciclo en una asamblea nacional extraordinaria celebrada en Molins de Rei con 370 votos a favor, 42 en contra y 22 abstenciones. Una vez aposentada en la Cámara catalana, mandaron al 'expresident' Artur Mas a la "papelera de la historia" con un incrédulo empate a 1.515 en Sabadell y una reunión de la dirección que alumbró el veto y forzó a Junts pel Sí a proponer a Carles Puigdemont.

Él también se sometió a las urnas cuperas cuando 447 militantes de la CUP decidieron deshacerse del pacto con Junts pel Sí y vetar las cuentas del 2016 pero, después, el consejo político avaló con 39 votos a favor, 22 en contra y 2 abstenciones al entonces 'president', sometido a una cuestión de confianza que superó a cambio de la promesa del referéndum. Su sucesor, Quim Torra, recibió el plácet de la dirección con 40 votos a favor de facilitar la investidura y 24 en contra y una abstención.

El actual jefe del Govern, Pere Aragonès, también tuvo que probar suerte con la CUP y hasta 1.401 militantes se pronunciaron sobre él, avalando el pacto en un 59,31%. Sin embargo, en esta ocasión, hubo cambio de planes. Los anticapitalistas concurrieron a las elecciones del 14 de febrero con la candidatura CUP-Un Nou Cicle Per Guanyar (CUP-UNCPG) formada por 11 organizaciones –CUP, Arran, Constituents per la Ruptura, Crida Constituent, Endavant-OSAN, Lluita Internacionalista, Poble Lliure, SEPC, La Forja, Guanyem Catalunya y Pirates-.

El magma de siglas y el impacto de la pandemia, forzó un cambio en las dinámicas soberanas de la formación en la inauguración de esta legislatura. Decidieron crear dos espacios de decisión: las asambleas abiertas parlamentarias (AOP) –que se reparten simultáneamente por el territorio y que se reúnen dos veces al año y de forma extraordinaria si se requiere, como ha sido el caso en el debate sobre el acuerdo de investidura y sobre los presupuestos- y la coordinadora abierta parlamentaria (COP) –que se convoca mensualmente y que gestiona el día a día de la actividad parlamentaria-.

Resultados impredecibles

La COP, que se reúne este sábado, cuenta con un representante de cada organización que acompaña a la CUP (10), un miembro de cada asamblea territorial de la CUP (15) e independientes con experiencia política –elegidos por las asambleas abiertas parlamentarias-. Cada organización tiene un voto excepto Guanyem que tiene dos tras el pacto forjado para las elecciones del 14-F. Los miembros del grupo parlamentario y representantes de la dirección –el secretariado nacional- participan, pero no tienen derecho a voto. 

Las decisiones que conllevan un alto impacto político -por ejemplo, debates de investidura, presupuestos o leyes-, se discuten en asambleas abiertas parlamentarias a las que está llamada toda la militancia anticapitalista. En el caso de que se llame a votación en la urna telemática, sólo pueden pronunciarse las personas que han participado en los debates, no el total de la militancia.

Todo esto, junto al hecho de que el sector mayoritario de la CUP sea aquél que no tiene carnet ni en Endavant ni en Poble Lliure (las dos organizaciones más influyentes con medio millar de miembros cada una) y a que no toda la militancia tenga derecho a voto (o bien porque no acuden a las asambleas o porque no están al tanto del pago de cuotas) hace que el resultado en las urnas sea habitualmente impredecible.

El partido no ha querido desvelar el número total de militantes que hoy por hoy tienen derecho a participar en las decisiones de la candidatura, alegando que el recuento va a cargo de cada organización, que hay buena parte de los 'cuperos' con doble militancia y que no conocen al detalle los datos actualizados del pago de cuotas.

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