Moción de censura a Albiol

Contracrónica: El 'sheriff' se despide de Badalona retando a la oposición a otro duelo

La moción de censura se convierte en una batalla dialéctica entre el público moderada por el 'guante de hierro' del ya exalcalde

Xavier García Albiol, el alcalde que se resguardaba en los mercadillos

Xavier García Albiol

Xavier García Albiol / FERRAN NADEU

Àlex Rebollo
Júlia Regué
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El ‘sheriff’ acudió con todo su séquito a su despedida, con el convencimiento de que la próxima batalla se librará en un año y medio. Xavier García Albiol perdió hoy el combate con la oposición, que logró unirse para desalojarlo de la alcaldía de Badalona tras la aparición de los ‘Papeles de Pandora’, pero ya piensa en el duelo en las urnas en 2023, avalado por tres victorias electorales consecutivas.

Su fiel escudero, Ramón Riera, amigo y también apoderado de la ‘off shore’ en Belice por la que se desbanca hoy a Albiol, no condujo el debate entre su 'jefe' y el resto de fuerzas como estaba previsto. Alegó "problemas de salud", se sentó en segunda fila y cedió su puesto en la mesa de edad a Miguel Jurado, el ‘guante de hierro’ que, junto a Albiol, precintaba locales durante largas redadas nocturnas desde el primer mandato en la ciudad, estrenado en 2011.

Jurado ordenó el debate con la 'mano dura' que le caracteriza, alertando con contundencia a los oradores que se excedían en el tiempo de palabra y solicitando la intervención policial contra un vecino que se quejaba chillando del discurso del PP. “¿Por qué no sale a gritar fuera y respeta el pleno?”, entonó –“¡Cállese ya, hombre!”, reforzó una invitada de su mismo partido-, “pido a la Guardia Urbana que lo controle”, añadió Jurado, desatando risas y otra pulla: “A la Omega, ¿no?”, replicó otro invitado, este de la oposición, refiriéndose a la unidad de intervención rápida de la Guàrdia Urbana de Badalona que impulsó a Albiol decidido a poner freno a la delincuencia que él equipara a la inmigración.

Fue el guardián del ‘sheriff’ el encargado de entregar la vara de mando al nuevo alcalde, Rubén Guijarro (PSC), todavía acomodándose a un cargo que conoce de cerca por sus años como mano derecha del exalcalde Álex Pastor. Este episodio se coló en la sesión: una concejal del PP, Cristina Agüera, equiparó la salida de Albiol a la dimisión de Pastor, obligado a dar un paso al lado tras ser detenido ebrio saltándose el confinamiento. "¿De qué corrupción hablan? La crisis institucional ocurrió cuando detuvieron a su compañero", dijo. Los aplausos fueron tan sonoros como los abucheos y las últimas filas pedían a gritos “respeto”, interrumpidos, como no, por Jurado clamando por “mantener la compostura”.

El mercadillo persa

“Esto parece un mercadillo persa”, continuaba la edil. Lo decía por la maniobra de la oposición, pero puede servir para la sesión de este lunes. Entre el público, cargos orgánicos y vecinos –incluso uno de los condenados por protestas independentistas, Marcel Vivet, sentado al lado de la exalcaldesa Dolors Sabater-- se mezclaban animados y participativos. Incluso respondieron a Albiol en la típica y tópica pregunta retórica: “¿Hay algún vecino que pueda creerse que en poco más de un año que queda para las elecciones Badalona puede funcionar mínimamente con semejante panorama político?”. “Sííí”, “Nooo”, respondía la sala, en la que se alternaban los insultos por “corrupto”. Albiol llegó aplaudido y un aplauso despidió a Guijarro, al cerrar la sesión.

La oposición se encargó de pasar revista a los episodios populistas y xenófobos de Albiol, y este, de recordarles que gana la partida en las urnas. “Me ha acusado de ser Gestapo”, recordó el único edil de Junts, visiblemente enfadado por el hecho de que el Estado no persiguiera al Imán de Ripoll que orquestó los atentados del 17-A en los que murió un niño. Provocó risas entre los populares y silencio entre el resto, ya que varios políticos tacharon esta trama de conspiración.

En esta ocasión no hubo sobresaltos propios de la política badalonesa. La oposición cumplió lo dicho: 16 votos contra 11, y ganó. Falta un año y medio para el próximo duelo, pero Albiol ya vela armas.