El tablero político

La guerra civil del PP | Videoanálisis de Verónica Fumanal

Si la victoria de Casado es un hecho cierto e inevitable, ¿por qué desde Génova andan boicoteando la candidatura de Ayuso para la presidencia del PP?

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Verónica Fumanal Callau

Verónica Fumanal Callau

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La guerra civil que se está produciendo en el Partido Popular esconde el miedo de Pablo Casado a que no se cumplan sus propios presagios. Y es que desde la victoria de Isabel Díaz Ayuso, los estrategas de Génova decidieron generar una ficción sostenida a golpe de encuesta semanal, publicada en medios alternos, que afirma dos cuestiones no menores. La primera es que el partido ganador de las elecciones generales, si se celebraran hoy, sería el PP, con una diferencia sustancial respecto del PSOE. La segunda es que la suma de PP y Vox sería suficiente para alcanzar la mayoría absoluta.

Ambas premisas que son pedaleadas debidamente por sus resortes mediáticos envalentonan a Casado y su narrativa, cuyo objetivo es dar la impresión de que nos hallamos ante el final de la legislatura. De alguna manera, lo que hace el PP es vender la piel del oso sin siquiera haber empezado la temporada de caza, porque la tramitación de los Presupuestos con el apoyo de ERC y PNV y una mayoría ampliada respeto al año pasado, garantiza el objetivo de finalizar la legislatura, Sánchez mediante.

La guerra civil del PP | Videoanálisis de Verónica Fumanal

La guerra civil del PP | Videoanálisis de Verónica Fumanal /

El peón Almeida

Si la victoria de Casado es un hecho cierto e inevitable, ¿por qué desde Génova andan boicoteando la candidatura de Ayuso para la presidencia del PP? Porque si algo está claro, es que la candidatura de Almeida ha sido forzada por los estrategas de Teodoro García Egea para que la figura política más mediática del PP no se alce también con el poder orgánico, con el objetivo de partir el poder institucional y orgánico, no vaya a ser que la de Chamberí pivote sobre su comunidad para alzarse como alternativa si Casado no consigue gobernar, con la regla no escrita del PP: si a la tercera no va la vencida, es que el liderazgo no cuaja y a por el siguiente.

Posiblemente, el lector se pregunte cómo podría Almeida ganarle unas primarias a Ayuso con la popularidad que ha ganado ella desde su victoria electoral. Y es que el demonio está en los detalles. El reglamento de las primarias en las que ganó Pablo Casado es a doble vuelta. En la primera votan los militantes de forma libre y secreta. En aquella ocasión, fue Soraya Sáenz de Santamaría quien logró la victoria. Pasan a la segunda vuelta los dos candidatos más votados, si ninguno de los dos supera el 57% de los votos o gana por el 50% con una diferencia de 15 puntos respecto del segundo. En la segunda vuelta no votan los militantes, votan los compromisarios. Es decir, personas elegidas por el aparato para representar a cada una de las agrupaciones del partido. Y ahí es cuando Casado consiguió imponerse a Sáenz de Santamaría, algo que podría suceder con Almeida para batir a Ayuso.

Pruebas de debilidad

Las pruebas de la debilidad actual de Casado los está provocando él mismo. En primer lugar, porque que no puede doblegar a Ayuso en su voluntad de hacerse con el control orgánico del PP de Madrid. Es una lucha entre iguales que no respeta la supuesta autoridad del líder nacional sobre la autonómica. En segundo lugar, porque el miedo a no ganar las próximas elecciones y preparar el terreno para lo peor se convierte en profecía autocumplida, provocando una crisis orgánica en el PP que limita su capacidad de oposición por el coste de oportunidad que tiene la arremetida contra los suyos generando un ruido que es nefasto para sus posibilidades.

Hasta aquí lo evidente, pero hay más figuras políticas al acecho del trono del PP. Juanma Moreno Bonilla, que de forma despistada acaricia el botón del adelanto electoral, tiene un ojo en su San Telmo y otro en Génova. Si Ayuso y sus posibilidades como lideresa de Génova se conformaron la noche del 4 de mayo, cuando se decidía si salía sola al balcón de la sede o con Casado, el sorayismo se está rearmando en torno al sueño del PP de ganar las elecciones en Andalucía. No son pocos los barones populares que miran con recelo el posible ascenso de Ayuso y con aprecio el futurible de Moreno Bonilla. Así que la guerra civil está en la fase madrileña, pero no descarten que se amplíe con el frente sur.

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