Novedad editorial
Iván Redondo trató de convencer a la Casa del Rey de que cambiase el discurso del 3-O de 2017
Sánchez pidió sin éxito a Felipe VI que incluyera la palabra "diálogo" en su mensaje
Daniel G. Sastre
Periodista
Periodista. Profesor asociado en la UB.
Iván Redondo no estaba de acuerdo con el contenido del discurso del Rey del 3 de octubre de 2017. Esa alocución a los españoles dos días después de que el referéndum del 1-O elevase la tensión política en Catalunya hasta niveles nunca vistos sigue constituyendo uno de los momentos más representativos del reinado de Felipe VI. El libro 'Iván Redondo. La política o el arte de lo posible' (Península), del periodista Toni Bolaño, aborda ese momento y su difícil digestión por parte de los principales dirigentes socialistas.
Después del 1 de octubre, cuando la represión policial no impidió la celebración de una votación en Catalunya, tanto Pedro Sánchez -entonces líder de la oposición- como Miquel Iceta -primer secretario del PSC- estuvieron en contacto con la Casa Real. "He hablado con el Rey y le he pedido que incluya la palabra 'diálogo', que tendría que hacer en su discurso una apelación al diálogo. Insístele otra vez", le dice Sánchez a Iceta poco antes de la intervención televisiva de Felipe VI.
Pero Jaime Alfonsín, jefe de la Casa del Rey, lo descartó. "Mira, Mikel -porque me llama como si fuera vasco-, no va a poder ser", cuenta Iceta que le dijo. La explicación: el Rey creía que debía comportarse como un jefe del Estado que da un mensaje "a una nación herida a la que se prometió que no habría un referéndum y ha visto cómo se votaba". Es decir, que "era un mensaje contra Rajoy", según interpreta Iceta.
Un gesto
El primer secretario del PSC pidió a Alfonsín que "no cerrara todas las puertas" con Catalunya. "Le dije que Catalunya seguiría y el Rey seguiría, pero que había que dejar algún hilo del que tirar, que la historia no se acababa aquí, una frase en catalán, una frase que dijera algo así como 'sabremos resolver la situación con diálogo', algo que no comprometiera, que fuera un gesto, pero no hicieron nada", explica Iceta.
La cuestión es que la imposibilidad de modular el mensaje de Felipe VI causó una gran incomodidad en el socialismo. Iván Redondo, mano derecha de Pedro Sánchez, se veía por aquel entonces cada 20 días con Alfonsín, y mantenían una reunión de trabajo. "El discurso del 3 de octubre, que tanto puede satisfacer a Alfonsín, no fue del agrado de Iván porque tiene una concepción diferente. Ese discurso deja sin reino a Leonor y, a partir de él, el Rey dejó de serlo en Catalunya y en el País Vasco. Desde Ferraz se expresó el malestar a la Zarzuela. Se mantuvo la discreción, pero se lanzó el mensaje a la Casa Real", afirma el sociólogo Jaime Miquel, que formó parte del equipo de Redondo en la Moncloa.
Bolaño asegura que, aunque "el PSOE siempre ha mantenido la discreción" sobre el discurso real del 3 de octubre, "no gustó un colín en Ferraz". Sobre todo porque los intentos de Sánchez, Iceta y José Montilla de "abrir una puerta al diálogo" cayeron en saco roto. "El Rey la cerró", concluye el autor del libro.
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