Debate de política general

Aragonès se aleja de la CUP antes de los presupuestos y pone árnica a la relación con Junts

El 'president' se remite al pacto de investidura frente a la presión anticapitalista para fijar fecha a una consulta de autodeterminación

Afea a Illa la ausencia de una propuesta socialista para Catalunya y reconoce el papel del "exilio"

Pere Aragonès en el Parlament

Pere Aragonès en el Parlament / EFE / ENRIC FONTCUBERTA

Xabi Barrena
Fidel Masreal
Júlia Regué
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Pere Aragonès no gana para botiquines. Cauterizada, hasta nuevo aviso, la herida abierta con Junts a cuenta de la alineación de la delegación catalana en la mesa de diálogo y negociación con el Gobierno de Pedro Sánchez, el debate de política general que finaliza este jueves ha abierto otro frente para el republicano: el distanciamiento en el fondo y en las formas percibido en estas jornadas parlamentarias con el socio externo del Govern, la CUP. Todo ello a poco de abordar los presupuestos de la Generalitat para el 2022. Unas cuentas que Aragonès quiere pactar sí o sí con la CUP, con quien ya acordó su investidura, desoyendo los reiterados ofrecimientos (este miércoles sumó uno más) de Salvador Illa. No es momento aun, deben pensar los republicanos, de romper los bloques nacidos con el ‘procés’.

El motivo de la refriega entre Aragonès y la CUP fue la anunciada propuesta de resolución, que será votada el jueves, por la que los anticapitalistas pedían un referéndum antes de finalizar esta legislatura (en principio, antes del 2025). Pero además, Carles Riera, desde el atril reclamó que se fijara ya una fecha concreta. Aragonès, en una actitud novedosa en un ‘president’ desde que la aritmética parlamentaria, en el 2015, dejara la presidencia siempre a manos de los anticapitalistas, trató de parar los pies a la CUP. Y vino a decirles que pueden proponer lo que quieran, pero que su objetivo es lo firmado, es decir, el pacto de investidura, donde no se pone un horizonte temporal.

A Aragonès le sentaron mal las formas de la CUP y los anticapitalistas vieron "soberbia" en la reacción del 'president

En las filas presidenciales y en las de su partido sentaron muy mal las formas de la CUP. Desde el atril, Aragonès les afeó que se tuviera que enterar de la propuesta por los medios de comunicación, cuando lo propio hubiera sido abrir un diálogo fuera de los focos. Y la guinda fue la adenda de Riera, reclamando la fecha concreta. Los republicanos mantuvieron varios apartes con los anticapitalistas para expresar su malestar.

A su vez, la réplica de Aragonès enojó a la CUP. Eulàlia Reguant empezó su contrarréplica acusando veladamente a Aragonès de ser un “soberbio”. No parece, por tanto, el mejor clima previo para pactar la ley más importante del año, los presupuestos.

Negociación abierta

Y eso que fuentes de la Conselleria de Economia y de la CUP confirman que después del receso vacacional se han incrementado las reuniones entre el ‘conseller’ y la propia Reguant, pero la perspectiva sobre el avance de los presupuestos es bien distinta. Desde Economía aseguran que están negociando el diseño de las cuentas –un extremo que los anticapitalistas niegan alegando que “la situación actual no es de negociación”- y que el socio preferente es conocedor de las principales medidas que se han puesto sobre la mesa –como los 3.500 millones de euros adicionales o la voluntad de estudiar la viabilidad de bajar el IRPF a las rentas más bajas-. La CUP, en cambio, defiende que no hay avances, que están lejos su aprobación y que, como publicó este periódico, buscan un “pacto político” más allá del detalle de las partidas para avanzar en los compromisos adquiridos por Esquerra en el acuerdo de investidura del ‘president’. El objetivo de la Conselleria es cumplir con los tiempos, es decir, registrar en el Parlament la propuesta antes del 10 de octubre y aprobarlos a final de año.

Y eso que las cosas con Junts fueron más o menos tranquilas. Albert Batet, presidente de los posconvergentes en el Parlament, empezó su intervención aun con los ecos del discurso del martes del ‘president’. El posconvergente reclamó explícitamente al 'president' "cultura de coalición" y le recordó que ERC y Junts están casi en "empate técnico" en escaños y por ello le ha advertido que el Govern no es de "subordinación" sino de coalición. Batet obvió cualquier referencia a la gestión y cargó contra el Estado porque, a su entender, hay nula voluntad negociadora. También ofreció lealtad al Executiu al tiempo que ha reclamado avanzar "con unidad" porque "solos no se va a ninguna parte". Por ello ha pedido que se construya una "estrategia consensuada, compartida y cultura de unidad" también en el Congreso en la negociación de los presupuestos del Estado.

Guante de seda con Junts

Aragonès respondió de manera templada y mantuvo su política de gestos con los posconvergentes. Incluso defendió a Quim Torra y Laura Borràs de algunas acusaciones por haber amparado la violencia callejera del último fin de semana y también a Jaume Giró, a quien Salvador Illa había recordado su currículo en La Caixa y le había dicho que "ahora no hacía falta que fuera el más independentista y el más de izquierdas de la Cámara". 

Quizá en esto último influyera el malestar que el titular de Economía había expresado en privado tras observar como el ‘president’ hacía suyo el anuncio de los 3.500 millones adicionales para las cuentas del 2022 y que Giró quería mantener como un as en la manga.

Puestos a aplicar árnica, Aragonès llegó a reconocer el papel clave de los independentistas residentes en el extranjero, con Carles Puigdemont a la cabeza, en sus batallas judiciales, de momento todas exitosas frente al Estado. Caricias que llegaron hasta la propuesta de resolución sobre la situación del 'expresident' pactada entre ambas fuerzas. Una cordialidad que también se traduce en la creación de otra comisión, una más, esta vez de seguimiento de la mesa de diálogo. 

Esgrima habitual con el PSC

Y Aragonès tiene tantos pleitos con los socios internos y externos en y del Govern que la esgrima con el jefe de la oposición pasó a un segundo plano. La discusión fue más o menos la de siempre. El socialista le dijo que ni autodeterminación ni amnistía y el republicano que aun es hora de que el PSC haga una propuesta porque "la 'agenda del reencuentro'" la sucesión de medidas que quiere impulsar para Catalunya Pedro Sánchez, "está muy bien, y podemos hablar de ella", dijo, pero, añadió "el debate es sobre soberanía".

"Se cumplen 40 años del restablecimiento de la Generalitat. Restablecimiento significa que se recupera tras ser usurpada", dijo el 'president' apuntando, por tanto, que la autonomía y las instituciones catalanas "no nacen con la Constitución y, por tanto, un debate sobre soberanía no puede tener como límite" la Carta Magna, en respuesta implícita a la ministra Raquel Sánchez quien, en la Festa de la Rosa, en el último fin de semana, puso esa frontera a la mesa de diálogo. La respuesta de Illa fue ofrecer la vía federal .