Tras el arresto del 'expresident'

El Gobierno italiano esquiva el embrollo judicial de Puigdemont

La consigna del Ejecutivo era mantener la máxima prudencia y discreción para evitar que Draghi fuese involucrado en el asunto

Mario Draghi en una reunión del Gobierno.

Mario Draghi en una reunión del Gobierno. / EFE

Irene Savio

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En tiempos récord, el Gobierno italiano de Mario Draghi ha esquivado quedar inmiscuido en el conflicto catalán. Esta es la síntesis que los diarios italianos han hecho del desenlace del arresto en Cerdeña de Carles Puigdemont, finalmente liberado ayer en la tarde por la Justicia italiana tras transcurrir menos de 24 horas en una celda de la cárcel ‘Bancali' de Sassari

El más contundente fue 'La Repubblica', que en los últimos dos días le ha dedicado una amplia cobertura al caso. “El sentimiento más común en el Gobierno, al final del día, es de alivio”, ha escrito el cotidiano, al poner énfasis en que así se ha evitado “un caso internacional". “La satisfacción por el hecho de que el asunto Puigdemont terminó en unas horas, con el reconocimiento de la legitimidad de una detención oficialmente decisiva en la autonomía de la policía de fronteras de Alguer”, ha añadido el diario romano, que ha publicado la noticia su portada de este sábado. 

El problema era que el arresto de Puigdemont conllevaba “significativos problemas políticos, en parte también para el Gobierno italiano”, ha comentado el diario 'Il Fatto Quotidiano'. Roma “corrió el riesgo de quedar inmiscuida en una cuestión diplomática complicada”, opinó este rotativo, al explicar cómo finalmente se logró zanjar el asunto.  

Caso archivado

El tema supone un punto y final para Italia también porque la realidad es que si Puigdemont no se presenta el 4 de octubre, día de la audiencia fijada por la jueza del tribunal de Sassari Plinia Azzena para discutir el caso, la policía deberá preguntar si el expresidente catalán todavía se encuentra en suelo italiano. Y, si esto no fuera así, la jueza de Sassari dictaminará el sobreseimiento del caso. En plata: el caso será archivado. 

En verdad, en Roma, la consigna el viernes del Gobierno era mantener la máxima prudencia y discreción sobre el tema, para evitar que, en el asunto, fuese involucrado directamente Mario Draghi, que ayer además se encontraba ocupado con actividades relacionadas con la Asamblea General de la ONU que se está celebrando en estos días. Así las cosas, se evitó cualquier declaración pública innecesaria de figuras políticas cercanas al entorno del primer ministro o de ’pesos pesados’ del Gobierno. Todo se midió con precisión. 

Perfil bajo

El ministerio de Justicia, enredado en el asunto, incluso emitió un comunicado en el que quedó claro ese intento de desmarcarse del arresto del expresidente catalán. El caso está “plenamente” en manos de los tribunales, dijo, omitiendo que casos de esta envergadura también han de tener un supervisión desde esta institución una vez llegan las resoluciones de los tribunales. E incluso la policía italiana, usualmente una interlocutora habitual de la prensa internacional, mantuvo un perfil bajo. 

La única excepción fue Matteo Salvini, el líder de la ultraderechista Liga, quien a mitad jornada de ayer dijo que esperaba que Italia no fuera “protagonista” de la venganza contra “otro país” contra Puigdemont. El mensaje, sin embargo, no estaba dirigido a España o a algún líder catalán, sino al proprio Gobierno italiano del cual Salvini forma parte a pesar de sus constantes críticas. Algo que últimamente también ha desembocado en tensiones con otros miembros de su partido, que le han puesto en duda como líder de la formación.