Entrevista en EL PERIÓDICO

Ada Colau a los independentistas: "No se han de prometer cosas que se sabe que no se podrán cumplir"

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A1-125356969.JPG / Ferran Nadeu

Albert Sáez

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Barcelona ha sido uno de los campos de batalla del ‘procés’¿Cómo cree que lo ha soportado la ciudad y como se ha notado la distensión de estos últimos meses con los indultos y el inicio del diálogo?

Estamos ya en una etapa post proceso, y se ha constatado que, por suerte, en Catalunya no somos dos mitades. Catalunya es diversa, es mestiza. Hay gente independentista y hay gente que no lo es, hay gente que tiene unas prioridades y hay gente que tiene otras. En esta época de post proceso, lo que se impone es la hoja de ruta que se ha propuesto desde Barcelona siempre, no judicializar la política, bajar la tensión y comenzar una etapa de diálogo y, en este sentido, a pesar de las dificultades que son evidentes, soy optimista. Los indultos han llegado y ha comenzado una mesa de diálogo. La mayoría de Catalunya quiere que haya una etapa g donde los conflictos políticos se resuelvan políticamente, dialogando y negociando. Esta nueva etapa no tiene marcha atrás, aunque es evidente que los que han vivido del conflicto se resisten. Por un lado, la extrema derecha española, como puede ser el caso de Vox, pero también aquí, Junts per Catalunya ahora mismo se encuentra fuera de juego, intenta bloquear y torpedear cualquier propuesta de diálogo. Esto no representa la mayoría de la ciudadanía, ni de Barcelona ni del conjunto del país.

Albert Sáez entrevista a Ada Colau: “Detrás de la ampliación del aeropuerto había una operación inmobiliaria."

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Usted posiblemente es de las pocas personas que han mantenido en todo momento capacidad de interlocución con todos y en este momento imagino que habla con el presidente del Gobierno, que habla con el presidente de la Generalitat, que habla con la vicepresidenta Díaz, ¿por dónde puede llegar algún acuerdo?

El diálogo ha comenzado y no tiene marcha atrás. Estoy convencida de que la mayoría del país está aquí, al margen de los partidos políticos. Es lamentable que Junts hiciera la escenificación que hizo para intentar torpedear este diálogo, pero creo también que los actores que estaban sentados en la mesa, el Partido Socialista, Unidas Podemos, los Comunes y ERC representan una mayoría social que está por el diálogo y este diálogo deberá tener diferentes niveles para recuperar un clima de distensión, de confianza, en el que se pueda hablar de todo y se pueda hablar de reconocimiento de la lengua, de la cultura, de qué relación debe tener Cataluña con España, que algún día esto se pueda votar. A la vez que se tiene que hablar de temas urgentes, de inversiones en Catalunya que hace demasiado tiempo que se esperan. Los partidos independentistas decían que sólo había que hablar del tema nacional. No puede ser una cosa o la otra. Son dos velocidades diferentes, las dos cosas son fundamentales y las dos cosas deben avanzar a su ritmo.

Usted los últimos días ha dicho que el referéndum no era un asunto de ahora. Pero esta demanda, como usted decía, existe en la sociedad catalana. ¿Cómo se puede vehicular una respuesta a esto?

Lo primero que tenemos que hacer es aprender de los errores del pasado. No estoy de acuerdo con que se hayan de vetar temas. Pero sepamos que hay que reconstruir, primero, una relación estable, una relación de confianza y donde se vaya paso a paso y el diálogo es pesado. El diálogo entre varios es pesado, y por tanto, no se puede generar la ilusión de que esto en dos reuniones se resuelve, porque es mentira. Y si algo no debería repetir el independentismo de los años anteriores es decirle cosas a sus propios votantes que no se pueden cumplir, porque esto ha generado mucha frustración en el país. Por lo tanto, pediría algo muy concreto, no se han de prometer cosas que se sabe que no se podrán cumplir. 

Intencionadamente o no, usted llegó a la alcaldía gracias al señor Manuel Valls para frenar a los independentistas, ¿qué opinión le merece su marcha a medio mandato?

El señor Valls vino a Barcelona con muchas pretensiones y no le salió como pensaba. Se ha ido constatando que no tenía un papel relevante en la política barcelonesa, un poder que finalmente no ha tenido.

Llegan a muchos acuerdos con ERC. En el futuro, ¿las alianzas en el ayuntamiento pueden ser otras?

 Esta es una ciudad de izquierdas y si sumamos ERC, En común -que sacó el mismo 10 concejales cada uno- más el PSC que sacó 8, son 28 de 41. La ciudadanía quiere un gobierno fuerte y amplio de izquierdas, que lidere las políticas de transformación de esta ciudad. El Partido Socialista y ERC, por el tema nacional se excluyeron el uno al otro. En el futuro, siempre defenderé que las izquierdas se entiendan lo máximo posible. 

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