Cruces y medallas
El gobierno evalúa cómo condecorar a los últimos de Kabul
Propuestas "en conversación" han llegado "por varias vías" a Presidencia desde ámbitos de Defensa de Interior
Juan José Fernández
Redactor Jefe
Reportero.
Profesor en el Master de Periodismo Avanzado – Reporterismo de la Facultat de Comunicació i Relacions Internacionals Blanquerna (Universitat Ramon Llull).
Diplomado por el CESEDEN en Altos Estudios de la Defensa Nacional.
Fue jefe de Información y reportajes y jefe de Redacción de la revista Interviú durante 19 años.
Cruces, grandes cruces, pensionadas o sin pensión… En el Gobierno se medita la fórmula por la que deberán ser condecorados los militares, policías y diplomáticos que participaron en el despliegue de España para rescatar a colaboradores y sus familias en Afganistán durante las dramáticas jornadas de agosto.
No es solo una cuestión burocrática, ni se queda en el mero ámbito del protocolo. Se trata de una decisión política, que corresponde tomar al Consejo de Ministros y cuyo anuncio se reserva a Pedro Sánchez.
No hay muchas confirmaciones del proyecto, pero sí para ese detalle. Lo ratificó, de hecho, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. Las condecoraciones para los últimos de Kabul son “algo que el presidente del Gobierno, estoy seguro, hablará y explicará”, dijo el pasado lunes para excusarse de no dar más detalles, y añadió: “Reitero y subrayo la extraordinaria labor que han hecho todas esas personas, y recibirán su justo homenaje”.
Lo dijo el ministro ante la Comisión de Exteriores del Congreso, respondiendo a una propuesta reiterada de Ciudadanos. “Esperamos que se les condecore con reconocimiento con distintivo rojo por su heroicidad”, pidió la diputada Carmen Martínez Granados.
La del color del distintivo no es una cuestión menor: el rojo indica, además de un especial sufrimiento o valor de quien lo ostenta, la obligatoriedad del Estado de pensionar el premio con un porcentaje añadido del salario.
132 medallas… o más
La propuesta, que aún se encuentra “en el nivel de conversaciones”, dicen fuentes próximas al Ejecutivo, “le ha llegado al presidente por varios caminos”. Las mismas fuentes relatan que la idea “ya estaba en cartera” del grupo de trabajo interministerial que lideraba el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, antes de que los últimos evacuados pisaran territorio español, el pasado viernes.
Entre esas conversaciones está también si las condecoraciones, de concederse, se entregan en un acto específico y público, o en actos diversos organizados por cada cuerpo o institución de los condecorados.
El grupo más nutrido de distinciones son las que corresponden y ya estudia el Ministerio de Defensa, según fuentes militares –las políticas oficiales guardan silencio-, pues fueron en un inicio 110 de sus servidores públicos los desplegados en Afganistán para la evacuación, pertenecientes al Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo y al Ala 31 del Ejército del Aire y a un batallón de Cooperación Cívico Militar del Ejército de Tierra. Ha participado además un grupo de militares de élite del Mando de Operaciones Especiales sobre cuyo número y misiones concretas en el perímetro exterior del aeropuerto Hamid Karzai no se han dado más detalles.
El otro colectivo de funcionarios susceptibles de recibir condecoración es el de los agentes de la Policía Nacional, 13 del Grupo Especial de Operaciones o GEO y 7 agentes de las Unidades de Intervención Policial (UIP). Estos últimos, habiendo concluido una misión de custodia de la legación al comienzo de agosto, decidieron quedarse voluntariamente para dar seguridad al operativo de evacuación.
Están además los diplomáticos Gabriel Ferrán y Paula Sánchez que, con ayuda de un administrativo local, organizaron el trámite de localización y visas de los refugiados.
Y fuentes cercanas al Gobierno no descartan que se articulen además distinciones para el personal civil del Ministerio de Inclusión, Sanidad Exterior y de la Cruz Roja que acogió a los evacuados en las instalaciones habilitadas en la base aérea madrileña de Torrejón de Ardoz. Ese grupo es especialmente grande: 300 personas.
Gran Cruz
En el Ministerio de Asuntos Exteriores corresponde al titular, Albares, elevar nombres al Consejo de Ministros para su aprobación. Portavoces del departamento no comentan “las eventuales propuestas que hagan los ministros, que forman parte del funcionamiento interno de la Administración”.
Rara vez una propuesta de premio de un ministro es desautorizada por sus colegas de gabinete. Para el caso del embajador Gabriel Ferrán y la segunda jefa de la embajada en Kabul, Paula Sánchez, el Reglamento Orgánico de la Carrera Diplomática prevé distinciones como una gran cruz –para el primero- o una encomienda para cargos subalternos de primer nivel.
El último embajador en recibir una gran cruz, en este caso del Mérito Aeronáutico, ha sido José María Robles Fraga, jefe de la legación diplomática española en Lituania, a quien el Ejército del Aire premió el pasado 2 de junio por su ayuda en el despliegue de las aeronaves españolas en la misión de policía aérea de la OTAN sobre cielos bálticos.
El mérito
Para los militares la fórmula es distinta. Las cruces al Mérito Militar, Aeronáutico o Naval están regladas por un Real Decreto de Recompensas del año 2003.
El distintivo rojo que pedía la diputada orla cruces que se conceden “a aquellas personas que, con valor, hayan realizado acciones, hechos o servicios eficaces en el transcurso de un conflicto armado o de operaciones militares que impliquen o puedan implicar el uso de fuerza armada, y que conlleven unas dotes militares o de mando significativas”, dice el texto legal.
La evacuación de colaboradores de España se puede considerar una operación castrense, o al menos un trabajo de la propia misión militar Resolute Support, según dijo el ministro Albares cuando el PP, este lunes, le acusó de no haber pedido permiso al Congreso para cambiar la misión de los soldados desplegados en Kabul. El de los alrededores del aeropuerto era en cualquier caso un escenario bélico.
Y evaluarlo corresponde a la ministra de Defensa, Margarita Robles. El camino de las medallas militares parte del jefe de la unidad a la que pertenece el candidato. Para el caso de las cruces con distintivo rojo, el origen está más próximo aún, en el jefe del operativo desplegado. De ellos pasa al Jefe de Estado Mayor de la Defensa, que a su vez, y con expedientes complementarios, eleva al titular de la cartera ministerial. Robles deberá llevar la propuesta al Consejo de Ministros.
Un centenar de cruces con distintivo rojo son un centenar de cruces con premio económico permanente o pensión. Las fuentes consultadas ven más probable el distintivo blanco en las condecoraciones que proponga Defensa. El presupuesto es en este caso una cuestión menor: el color –y el calor- de las cruces militares obtienen aquí el rango de decisión política.
Marlaska no propone
En el caso de las medallas al mérito policial, el galardón más probable para los policías que actuaron en Kabul, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, no propone, solo concede a propuesta del director general de la Policía. Así lo dispone la Ley de Condecoraciones Policiales, que data de 1964.
No obstante, un proceso de decisión sobre los premios a los 20 agentes “ya está en marcha”, aseguran fuentes de Interior. A los políticos se les adelantaron los agentes. Uno de sus sindicatos, el SUP, pidió el viernes, cuando aún volaba hacia España el último avión de retorno, “la máxima distinción” para los policías. En el cuadro de honores de la Policía, esa distinción es la medalla de oro.
Pero las propuestas de condecoración pasan, antes que por el ministro, por la opinión de una junta de seguridad. Y el calendario no deja de correr hacia dos fechas que todas las fuentes consultadas consideran propicias para la entrega de premios: el próximo 2 de octubre, para el santoral día de los Ángeles Custodios, celebran los policías la fiesta de su profesión. Diez días después llega la que una ley de 1987 determinó como día de la Fiesta Nacional de España.
Si el doce de octubre y su parada militar es el momento adecuado para recordar la evacuación de Afganistán ante las cámaras de televisión, es uno de los aspectos que integran ese “nivel de conversaciones” del que hablan fuentes próximas al Ejecutivo.
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