Salir de Afganistán

El Gobierno agiliza los trámites de asilo para los refugiados afganos

Un total de 1.534 personas han llegado por la base de Torrejón

De ellas, 1.040 han pedido ya asilo en España.

Llegada de afganos evacuados de Kabul FOTO: JOSÉ LUIS ROCA

Llegada de afganos evacuados de Kabul FOTO: JOSÉ LUIS ROCA / José Luis Roca

Juan José Fernández

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El Ministerio del Interior tramita "al minuto cero" cada petición de protección internacional que, al pisar suelo español, formulan las personas evacuadas de Afganistán. Lo aseguró el ministro Fernando Grande-Marlaska este martes al visitar en la base aérea madrileña de Torrejón el dispositivo de acogida.

"Traeremos a toda la gente que sea posible, y hasta el último momento en que sea posible", dijo el titular de Interior tras recibir personalmente a 290 personas que llegaron al anochecer del 24 en un avión de aerolínea civil procedentes de Kabul, previa escala en Dubái. El vuelo traía una mayoría de mujeres y niños, todos familiares de colaboradores de las misiones que ha desplegado España en Afganistán desde 2001.

Este miércoles han llegado a Torrejón 137 personas en un vuelo que tomó tierra a las 4:45, y otras 292 que aterrizaron a las 18:00. El total de llegados a España por esa base asciende a 1.534 personas, de las que 1.040 han pedido ya asilo en territorio español; el resto lo hará en otros países de la UE. Al contingente de la tarde lo recibieron la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el jefe del Estado Mayor de la Defensa, Teodoro López Calderón.

La ministra confirmó esta jornada que soldados de Operaciones Especiales españoles hacen salidas del aeropuerto de Kabul para rescatar a colaboradores que no consiguen acceder, pero no quiso dar más detalles "por seguridad".

El proceso de asilo se inicia en el hangar que, a pie de pista de la base, el Ejército del Aire ha convertido en punto de recepción. Allí, entre los chalecos caqui de los traductores y los rojos del personal sanitario, se ven unos uniformes azul marino. Son los de policías que, con PCs portátiles, esperan a que cada refugiado formule su petición de ser protegido por España.

Se trata de funcionarios de la Oficina de Asilo y Refugio y de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras de la Policía Nacional. Fuentes de Interior aseguran que trabajan "con la máxima rapidez", si bien ponen cuidado en no reseñar que los trámites de acogida se lleven a cabo más rápido que los de las miles de peticiones que esperan en un cuello de botella administrativo.

En 2020 se registraron 88.762 peticiones de asilo en España, la mayoría de colombianos y venezolanos. Obtuvieron un en tiempo y forma un 5%. La ley fija seis meses, ampliables a 21, para tramitar las solicitudes. Pero el plazo se alarga más en unos 15.000 casos al año.

El migrante sufre en esos retrasos una situación administrativa difusa, sin residencia legal en España. Una sentencia de 2020 del Tribunal Supremo al menos autoriza a los peticionarios a moverse por el país... con el requisito, a veces imposible de cumplir, de dar un domicilio para notificaciones.

No es el caso de los afganos que huyen del infierno. Todos tendrán "mientras ganan autonomía" -como tiene dicho el ministro de Inclusión, José Luis Escrivá- un techo en la red estatal de centros de acogida.

"¿Necesita pañales?"

Cada pasaje que aterriza en Torrejón compone el mismo cuadro emocionante: un grupo de personas agotadas, con niños perplejos de la mano. Los pequeños más despiertos miran con curiosidad el entorno; los más recelosos lloran cuando se aproxima una sanitaria y les apunta con un termómetro electrónico en la mano. A algunos, especialmente ensimismados, la enfermera les chasca los dedos delante de los ojos rápido y en varias posiciones, para descartar que se encuentren a medio desmayar.

Hay en el paso lento de las filas de recién llegados una asiática dignidad, una expresión estoica en las caras

Hay en el paso lento de las filas de recién llegados una asiática dignidad, una expresión estoica en las caras. Algunas mujeres vienen embarazadas, y el dispositivo las aparta rápido para hidratarlas y darles asiento. Otras vienen con un capazo de bebé entre los brazos y asienten con la cabeza ante la primera pregunta: "¿Necesita pañales?".

En los vuelos más afortunados, cada refugiado puede incluir una maleta. En los primeros, de avión militar A400M, solo cabían las personas y, acaso, un bolso grande de mujer o un capacho. Casas y parcas haciendas quedaron atrás. Los que llegan saben inglés, algunos incluso hablan español. Forman parte de las capas ilustradas de la sociedad afgana, o son despiertos conocedores de la geografía humana y física del país. Fueron traductores, ayudantes, guías o intermediarios de los militares españoles y europeos, o del personal sanitario y de cooperación de la embajada.

Después de días de lucha por llegar al aeródromo Hamid Karzai de Kabul, y de terrible espera entre la multitud, llegan con las ropas muy arrugadas y aspecto de necesitar una ducha y una cama con urgencia. Alguno, mientras espera en fila en la pista de aterrizaje, aparta la mirada del hangar y saluda con la mano a sus anfitriones. A otros ha visto este diario llevarse esa misma mano a la cara para tapar unas lágrimas.