Para espiar a Bárcenas

Villarejo ratifica ante el juez el interés de Rajoy en estar informado de la operación Kitchen

El excomisario asegura que hablaba con Cospedal como representante del Gobierno y que también se reunió con ella en Defensa

Sostiene que el presidente del Gobierno quería hablar con él porque es desconfiado y quería contrastar lo que le llegaba de Interior

Ex comisario Villarejo    David Castro

Ex comisario Villarejo David Castro / David Castro

Ángeles Vázquez

Ángeles Vázquez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El excomisario José Manuel Villarejo ha ratificado ante el juez Manuel García-Castellón, instructor del caso Kitchen, lo que ya dijo en la comisión del mismo nombre del Congreso sobre el interés del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el dispositivo parapolicial creado para vigilar al extesorero del PP Luis Bárcenas y arrebatarle lo que pudiera tener comprometedor para el PP, pero también, según el imputado, para las instituciones del Estado. Incluso aportó algún detalle al escrito que presentó esta misma semana en la Audiencia Nacional, en el que decía que se le facilitaron dos teléfonos para que informara directamente al líder del PP, que desconfiaba del Ministerio del Interior y quería contrastar los datos. Este viernes aclaró que solo se comunicó con él por mensajes.

El principal imputado del caso Tándem, en el que se investigan las cloacas policiales, no ha dejado a nadie al margen de la Kitchen, ni siquiera a la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, de la que ha llegado a decir que tuvo acceso a la documentación arrebatada a Bárcenas. Y ha ampliado al Ministerio de Defensa y a Marbella el lugar de los encuentros que mantuvo con la secretaria general del PP María Dolores de Cospedal, que ante el juez solo habló de la sede del partido en la madrileña calle Génova. El expolicía ha dicho a los medios que accedía en un coche oficial por el garaje a la sede, como medida de seguridad como "entraba al Daesh en el desierto", en una hipérbole propia del personaje.

Según Villarejo, el exministro del Interior también imputado, Jorge Fernández Díaz, fue "un elemento esencial" para el desarrollo de la operación, pero no cree que la decisión de organizar el operativo partiese de él y, menos, sin consensuarlo con el presidente o la vicepresidenta. A Rajoy la información le llegaba por el ministro, pero también le consta que hablaba con el secretario de Estado, el también imputado Francisco Martínez, así como por Cospedal, y más adelante él mismo.

"Operación Cataluña"

Villarejo explicó que participó en el dispositivo porque se lo pidió el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, que le hizo saber la preocupación de Rajoy. Señaló que lo entendió como una continuación de la "operación Cataluña", en la que "cuando surgió el problema del independentismo" su misión fue "hablar con todo el mundo" sin "un encargo concreto", por el que no llegó a cobrar de los fondos reservados, aunque se barajó.

Dijo que, cuando Cospedal era ya ministra de Defensa, le dio por hecho que se había intervenido documentación al extesorero y que el entonces director del CNI, Félix Sanz Roldán, consideraba que afectaba a la seguridad del Estado. En esta línea ahondó, porque desvincular la operación del PP y situarla en el Gobierno, le proporciona el empaque de agente de inteligencia o encubierto con el que acostumbra a presentarse.

Sin precisar y sin aportar prueba alguna, Villarejo negó que el falso cura participara en el dispositivo para robarle documentación a Bárcenas y aseguró que había mucha más que la que pudiera haber dejado en Génova, tras su despido en diferido, lo que en cierto modo contradice el argumento principal de la defensa de Cospedal, basada en que para qué iba a participar en un dispositivo ilegal para quitarle documentos cuando guardó sus cajas en la sede del partido.

Respecto a las grabaciones sobre la caja b del PP que Bárcenas decía guardar de Rajoy y del exsecretario general del PP Javier Arenas, el expolicía corroboró que pagó a un colombiano, compañero de prisión, para que las borrara.