Felipe VI y Catalunya

El relato de los indultos, con Rey incluido

El Gobierno ha querido que Felipe VI tuviera una presencia destacada en la nueva etapa entre el Estado y la Generalitat de Catalunya

felipe mascarilla

felipe mascarilla / Europa Press / David Zorrakino

Pilar Santos

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“Esta es la octava vez que [el Rey] va al Mobile”, responde el portavoz oficial de Zarzuela cuando se le pregunta por los viajes que Felipe VI está realizando a Catalunya coincidiendo con la concesión de los indultos a los dirigentes del 1-O y la etapa de diálogo inaugurada por la Moncloa y la Generalitat. El asesor recuerda las decenas de veces que ha visitado Barcelona y el resto de ciudades catalanas como Príncipe y, desde 2014, como jefe de Estado, y llega a decir que el Rey va a Catalunya como va a “cualquier comunidad”. El portavoz intenta quitar trascendencia al contenido de su agenda, pero en el actual contexto puede parecer inverosímil y, además, no casa con el valor que en el Gobierno central dan al jefe del Estado en esta nueva fase del desafío independentista.

La presencia del Monarca está milimétricamente calculada por el Gobierno central, que es el que, constitucionalmente, refrenda todas sus actuaciones (viajes, actos, discursos…). Se vio a a las claras el pasado mes de septiembre, cuando no le autorizó a viajar a Barcelona para entregar los despachos de los nuevos jueces.

"Sería inexacto dar por hecho que Felipe VI  sigue instalado en el discurso del 3 -O", señalan fuentes de Exteriores

Ahora, el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha contado con Felipe VI, con las citas internacionales fijadas ya en el calendario (también la visita del presidente de la República de Corea, Moon Jae-in) y con todas las herramientas a su alcance para, primero, defender y hacer “pedagogía” sobre la concesión de los indultos y, segundo, lograr que esa nueva dinámica con las autoridades catalanas se visualice. “Si no se ve, no existe, estamos en el siglo XXI”, afirma a este diario un alto cargo del Ministerio de Exteriores.

El presidente surcoreano

Así se decidió que el presidente surcoreano viajara a Barcelona con Felipe VI y juntos asistieran a la cena del Cercle d’Economia. Fue el Rey el que presentó al dirigente asiático a Pere Aragonès y a la alcaldesa, Ada Colau. La Moncloa sabía que no se iba a repetir el plantón que la Generalitat en funciones dio en marzo al máximo responsable Volkswagen,  Herbert Diess. “A Aragonès le interesa muchísimo que Catalunya funcione cada día, cada hora”, subrayaron fuentes de la Moncloa el pasado miércoles en el patio del Congreso.

Ahora, con la medida de gracia aprobada el 22 de junio, Felipe VI volverá a estar en el foco de la noticia. Aparecerá  junto al Gobierno y los dirigentes independentistas mientras la oposición, con el PP al frente, carga contra los indultos y rechaza las declaraciones a favor que han hecho en público los empresarios e incluso la Conferencia Episcopal Española.  

Este domingo, el Rey presidirá la cena inaugural del Mobile World Congress en la Fira de Barcelona, donde coincidirá con Aragonès y Sánchez. Esa foto llegará antes de que el jefe del Ejecutivo reciba al ‘president’ en la Moncloa (el martes) y antes del pleno del Congreso (el miércoles), en el que volverá a encajar las críticas y los reproches de la oposición de derechas por los indultos.

Además, el jueves, día 1, los Reyes y sus dos hijas viajarán a Barcelona para entregar, en el CaixaForum, los Premios Princesa de Girona, un título que ahora ostenta Leonor, la Heredera.

Hablar en catalán

“Yo no puedo ni debo hablar por la Casa del Rey, pero es evidente que hace con plenitud la agenda que le corresponde en Catalunya”, afirma a este diario un miembro del Consejo de Ministros. Fuentes de Exteriores señalan que, igual que el propio jefe del Ejecutivo ha ido variando su posición respecto a cómo actuar ante el soberanismo, "sería inexacto dar por hecho que Felipe VI  sigue instalado en el discurso del 3 de octubre de 2017”. En aquella alocución, el Rey protestó por la “deslealtad inadmisible” de la Generalitat de Catalunya y reclamó al Estado que asegurara el “orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones”. Sus palabras fueron censuradas por los independentistas, que le han instado en múltiples ocasiones a “pedir perdón”, y también por una parte de los catalanes no soberanistas que echaron de menos una mínima empatía tras las cargas policiales el día del referéndum.

En estos años, se ha ido teniendo más información de por qué Felipe VI salió a hablar con esa contundencia el 3-O. Al Monarca le sorprendió que el Ejecutivo de Mariano Rajoy no hubiera evitado la votación y se temió que la declaración de independencia de la República catalana, tal como publicó este diario, pudiera obtener el apoyo de algún país extranjero. Con ese miedo, el Rey decidió tomar la palabra y lo hizo en contra de la voluntad del entonces presidente, que creyó que se vería como una señal de debilidad del Gobierno. También se ha sabido que Felipe VI justifica que no pronunciara ninguna parte en catalán, una lengua que maneja con soltura, porque su voluntad era dirigirse a todos los españoles en su conjunto y también al extranjero, no en concreto a los catalanes. Y respecto a la solución del desafío independentista, algunos de sus interlocutores le han escuchado decir que no ve "una solución a corto, sino a medio plazo" y deberá ser con todo el Estado detrás.

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