Turbulencias en la posconvergencia

La réplica de Jordi Sànchez a Junqueras reabre las grietas en JxCat

Las tesis del secretario general sobre el 1-O añaden tensión a un partido que ve con recelo el pacto con ERC

Sectores de la formación impulsan una recogida de firmas para pedir la dimisión del número dos

Carles Puigdemont y Jordi Sanchez

Carles Puigdemont y Jordi Sanchez

Fidel Masreal

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La semana política para Junts per Catalunya no ha sido especialmente plácida. La carta del presidente de ERC, Oriol Junqueras, abrazando los indultos, rechazando la vía unilateral hacia la independencia y haciendo autocrítica sobre la legitimidad de los hechos de octubre de 2017 ha generado una serie de exabruptos irreproducibles por parte del 'expresident' Carles Puigdemont. Un enfado sideral que, sin embargo, se tradujo en un artículo del secretario general de Junts, Jordi Sànchez, que ha traído tanto o más cola interna que lo escrito por Junqueras.

La tormenta perfecta se produce cuando a la confrontación de estrategias se suman las "miserias humanas", describen dirigentes del partido. Por ahora, según ha avanzado Europa Press, sectores de la formación han impulsado un texto para que firmen los militantes que quieran, en el que piden "la dimisión del secretario general de Junts o que ponga su cargo a disposición de los afiliados en forma de votación para su cese" si así lo deciden. Ningún dirigente crítico con Sànchez se ha responsabilizado de esta recogida de firmas.

¿Qué fue realmente el 1-O?

Cuando Sànchez aseguró en su artículo que el 1-O había sido una operación pensada más para forzar una negociación con el Gobierno que para lograr realmente la independencia de Catalunya, abrió la caja de los truenos. De hecho, reabrió lo que muchos en el partido asumen que es un debate pendiente: cómo actualizar la estrategia independentista de un partido que puede tener a un secretario general indultado, y que convive en el Govern con ERC, que abandera la táctica del diálogo con el Estado.

En esta actualización existen voces --como la de la presidenta del Parlament, Laura Borràs-- claramente partidarias de mantener el discurso del embate contra España. Junto a ella se han pronunciado numerosos dirigentes como Elsa Artadi o Jordi Turull, en los últimos días.

Pero, frente a estas tesis, existen otras opiniones más templadas, que conviven mejor con la línea que marca Sànchez, quien en una reciente entrevista en EL PERIÓDICO lanzaba el guante al presidente del Gobierno: "Si Pedro Sánchez es valiente, nosotros no fallaremos". Una frase que ha generado también turbulencias internas.

El debate ideológico, también

Los cargos que renunciaron a estar en el Govern, en una indisimulada posición de enojo por el pacto de Sànchez con ERC, también constituyen otro factor interno de cierta inestabilidad. Y a ellos deben añadirse los procedentes de Convergència y el PDECat, que han quedado totalmente descabalgados de los puestos de mando en el nuevo Ejecutivo. Es el caso de Damià Calvet, que ha pasado de dirigir una de las 'conselleries' más potentes, con el apoyo de presos como Josep Rull, a ser por ahora un diputado raso a la espera de poder ocupar la presidencia del Port de Barcelona como compensación.

Los que piensan como Calvet se enfrentan en el terreno ideológico a los más liberales en Junts, que son los entusiastas, por ejemplo, de la ampliación del aeropuerto de El Prat propuesta por Aena, en línea con la opinión del empresariado.

Un partido que necesita tiempo

Finalmente, no debe dejarse de lado a algunos cargos independientes, aupados por Puigdemont y que están en puestos clave del partido o las instituciones. Algunos han entrado en el Govern y han cambiado rápidamente su mirada, abogando por una buena gestión de la institución y quedando al margen de las batallas internas. Otras figuras, como Míriam Nogueras, no dejan de manifestar siempre las posiciones más contundentes, en especial contra ERC, si bien, según el pacto de Govern, la actuación en el Congreso debería también ser fruto de un acuerdo entre independentistas.

"Somos la copia barata de la ERC de los 90", se lamenta con cierta ironía un dirigente territorial, que confía en que el hecho de estar en el Govern ofrezca un factor clave: tiempo. Tiempo para "digerir los egos" y llevar a cabo un debate sobre la estrategia a seguir por un partido liderado por alguien que no confía prácticamente nada en el pacto con ERC al que llegó su secretario general.

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