El futuro del líder de JxCat

Puigdemont, la X de la ecuación independentista

Dirigentes de Junts prevén que el 'expresident' se centre en el Consell per la República y en la Eurocámara

29 02 2020 El expresidente de la Generalitat de Cataluna Carles Puigdemont durante el acto del Consell de la Republica en Perpinan (Francia) a 29 de febrero de 2020   POLITICA   David Zorrakino - Europa Press

29 02 2020 El expresidente de la Generalitat de Cataluna Carles Puigdemont durante el acto del Consell de la Republica en Perpinan (Francia) a 29 de febrero de 2020 POLITICA David Zorrakino - Europa Press / David Zorrakino - Europa Press

Fidel Masreal

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¿Qué papel adoptará a partir de ahora Carles Puigdemont? La respuesta a esta pregunta sobre el que para muchos independentistas todavía es el 'president' legítimo, líder indiscutible de Junts per Catalunya, es clave para saber qué grado de estabilidad va a tener la formación, qué solidez va a tener el apoyo al Govern de Pere Aragonès y, en definitiva, hacia dónde va la mayoría del independentismo.

Los que mejor conocen a Puigdemont sostienen que su preferencia desde hace ya un tiempo es el Consell per la República y su tarea como eurodiputado. Es decir, la llamada internacionalización del 'procés'. Por tanto, el partido queda en un segundo plano para un dirigente con tanta capacidad de liderazgo como poca querencia por las cuestiones del día a día de una organización política.

Puigdemont ya hizo campaña electoral a medio gas, según admiten sus fieles, cara a los comicios del 14 de febrero en los que fue candidato, quizás sin muchas ganas. De hecho su intención, ya madurada desde verano del año pasado, era no presentarse y acabó siendo el número uno de la lista, aunque de forma simbólica.

La "confrontación inteligente"

Tras la campaña y durante las negociaciones para formar Govern, Puigdemont ha mantenido silencio que finalizó con un largo comunicado de tono pesimista sobre la falta de unidad del independentismo, con tintes incluso personales sobre el dolor que le provoca esta desunión y una llamada al respeto, la confianza y la lealtad, porque se ha "roto" la cadena de confianzas.

En ese texto es clave detenerse en la reivindicación -repetida unos días más tarde por el Consell per la República que él mismo lidera- de que ninguna estrategia independentista puede imponerse a la otra. Y acaba por defender, de nuevo, su tesis: que el Estado no tiene voluntad de negociar y que hay que defender el referéndum del 1-O y la DUI posterior.

El interés del líder de Junts por las dinámicas internas de partido es nulo, pero el conflicto con Jordi Sànchez le interpela

Las ideas de Puigdemont, y sobre todo él mismo, son la causa por la que muchos dirigentes sostienen que han entrado a formar parte de Junts. Sus fieles lo son de forma incondicional. Pero el partido tiene un secretario general, Jordi Sànchez, cuyo poder interno se ha incrementado progresivamente hasta liderar -sin el apoyo ni la simpatía de Puigdemont- el acuerdo de gobierno 'in extremis' con ERC.

¿Se enfrentará Puigdemont a Sànchez? Unos opinan que el 'expresident' ha demostrado con creces en el pasado que si no confía en un cargo puede generar una desestabilización interna suficiente para apartarlo. Que se lo digan si no a Marta Pascal, que ocupaba el mismo cargo que Sànchez en el PDECat y fue purgada, junto a otros dirigentes de peso de procedencia convergente.

En cambio, otros valoran que Puigdemont no tiene interés en meter las manos en la harina del partido, que es tan brillante pariendo proyectos como poco constante manteniéndolos, como sucedió con la Crida Nacional per la República, un acontecimiento de impacto que pretendía unificar a todo el independentismo y duró tan solo dos años.

La solución: ¿reparto de papeles?

Un buen conocedor del partido es de la opinión de que Junts, que nació hace menos de un año, tiene varios debates pendientes. El primero, sobre la estrategia, y opina que sería preferible una delimitación clara entre tres ámbitos distintos: el internacional -donde Puigdemont ha de ejercer de ariete indiscutible-, el del Govern -que entra en una nueva etapa bajo liderazgo de ERC-, y el independentista. Este dirigente es claro a la hora de proponer que no sea Waterloo quien lidere esta estrategia, sino los movimientos y partidos independentistas en Catalunya.

La situación jurídica de Puigdemont también va a influir en los próximos meses. Los indultos que pueda conceder el Gobierno no le beneficiarán, mientras Sànchez sí gozaría de libertad. De entrada, no faltará un debate interno delicado sobre la incomodidad de contar con un secretario general que acepta esa medida de gracia mientras el líder sigue 'exiliado'. Y, humanamente, Puigdemont deberá sobrellevar -salvo salidas jurídicas que puedan suceder en un futuro- una situación fuera de España que se le puede alargar en el tiempo. La incógnita sobre cómo esto afectará a la potencia de su liderazgo y a la estrategia está también por resolver.

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