Cs-PPC-Vox

La batalla latente en el frente de la derecha en Catalunya

Los indultos del 'procés' acercan a Vox, Cs y PPC, pero cada uno busca imprimir un sello propio en cuestiones alejadas del ‘procés’

Carlos Carrizosa, Alejandro Fernández e Ignacio Garriga

Carlos Carrizosa, Alejandro Fernández e Ignacio Garriga

Júlia Regué

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La contienda no radica sólo entre los dos bloques separados por el pasillo central del hemiciclo de la Cámara catalana. Hay otra batalla en la que se guardan las apariencias entre tres derechas en competición: Cs, PPC y Vox

La irrupción parlamentaria de la ultraderecha ya es una realidad en Catalunya, pero este ingrediente se suma a una amplia cocina de fórmulas que para garantizarse, unos, la supervivencia, y, otros, la ventaja. La colaboración entre los tres partidos se limita a lo que concierne a frenar al independentismo alentado la vía de los tribunales ante cualquier intento de desbordar la legalidad. Los indultos a los presos del 1-O son un ejemplo de ello. Se arropan sin excesos, como cuando se negaron a firmar el pacto anti-Vox y a secundar el veto al senador autonómico que correspondía a los ultras.

Los márgenes de Cs

Cs centra su disputa parlamentaria entre dos márgenes. De un lado, Vox, a quien pretenden arañar durante los cuatro años que tienen por delante para marcar distancias ante sus planteamientos contra la inmigración ilegal, los derechos de las personas LGTBI+ y el negacionismo de la violencia machista. Los naranjas se fijan en esta legislatura el reto de recuperar el voto fugado a los ultras lanzando mensajes que les aposenten en el centro.

Pero en el otro lado tienen al PSC, que les ha arrebatado el liderazgo de la oposición. Fuentes del partido admiten que la batalla con los socialistas se augura compleja en lo programático y que la única brecha en la que hurgar es el ‘procés’ si el Gobierno concede los indultos a los presos y si Pedro Sánchez vuelve a sentarse en la mesa de diálogo.

Las esperanzas de sobrevivir están puestas en la alineación entre socialistas e independentistas, aunque son conscientes de que en esta partida Vox llega con ventaja. Por ahora, ya se han adelantado con la convocatoria de una movilización ante la Delegación del Gobierno en Barcelona contra la medida de gracia.

Aprovechar la hecatombe

A su vez, reciben del PPC la ofensiva de llevarse parte de sus cargos territoriales intermedios, tirando de la agenda de contactos del exsecretario de organización de Cs, ahora en el PP, Fran Hervías. Fuentes del partido afirman que ya hay gente llamando a sus puertas, pero la absorción se lleva a cabo a paso lento, sin prisas. Las municipales del 2023 serán decisivas para constatar si Cs echa freno a la desbandada de votos, pero también de cargos, y evita un ‘sorpasso’ azul.

Los populares, mientras, se recomponen. La debacle catalana se ha tapado ya con la victoria de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid y con la desaparición de Cs de la Asamblea. Las expectativas se ponen ahora en remontar para que en el 2023 recuperen el peso que tenían hace una década, aprovechando la hecatombe naranja y sorteando la barbarie de Vox.

Recoser el partido

Fernández ha logrado calmar los ánimos y recoser internamente al partido con el nombramiento del exdiputado Santi Rodríguez como secretario general y la renovación al completo de los cuatro dirigentes provinciales. “El terremoto ya ha pasado. El partido crece y los competidores bajan”, defienden desde la formación, y afirman que en esta legislatura subrayaran su apuesta por la propiedad privada, por la seguridad ciudadana y la escuela concertada.

Están a la espera de los movimientos del nuevo Govern pero, sobretodo, de las maniobras que pueda hacer la presidenta del Parlament, Laura Borràs, cuando finalice la fase de instrucción judicial por su etapa al frente de la Institució de les Lletres Catalanes. “Tenemos autopista si la legislatura no se crispa”, admiten en el PP, conscientes de que el clima de tensión da ventaja a Vox. Una opinión compartida por Cs.

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