Los entresijos de un pacto

91 días para una boda: reconstrucción de los tres meses de negociación ERC-Junts

Esquerra estuvo a punto de levantarse de la mesa el 11 de mayo tras el incumplimiento de la promesa de Sànchez de prestar los votos para la investidura aun cuando no hubiera acuerdo de Govern

Jordi Sànchez y Pere Aragonès, tras hacer público el acuerdo de coalición entre ERC y Junts per Catalunya

Jordi Sànchez y Pere Aragonès, tras hacer público el acuerdo de coalición entre ERC y Junts per Catalunya

Xabi Barrena

Xabi Barrena

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En la siempre innovadora televisión estadounidense existe, desde el 2014, un ‘reality-show’ llamado ’90 day fiancé’, traducido en los países hispanos como ’90 días para casarse’, y que tiene como hilo el tiempo que se da a una pareja para decidir si contraen matrimonio o lo dejan correr. Lleva, con la que se inició en diciembre en el canal TLC, seis temporadas. Tres menos que las que lleva el ‘procés’, un proceso político que acaba de vivir 91 días de negociación, decenas de reuniones, contactos telemáticos y documentos de ida y vuelta para ver si ERC y Junts se daban el ‘sí’.

La primera reunión entre ambos partidos tuvo lugar el 18 de febrero, un día después de la cita inaugural de ERC con la CUP. Se celebró en las ‘golfas’ (buhardilla) de un Parlament aún a medio gas por el covid, motivo por el que algunas sesiones se trasladaron a los hoteles Amister, cercano a la sede de ERC, y Duquesa de Cardona, en el paseo de Colom. De aquella primera reunión, los protagonistas recuerdan las ganas de empezar bien, de partir de cero, como si no existiera una larga lista de desconfianzas mutuas. La sintonía inicial era, pues, buena.

Aparece el 'elefante' estratégico

En la segunda reunión se discute la metodología, es decir, cómo se van a desarrollar las reuniones. Y Junts propone solucionar primero la carpeta estratégica del ‘procès’. Ahí, la jefa de la delegación republicana, Marta Vilalta, desgrana la estrategia republicana, usando para ello el libro de Oriol Junqueras y Marta Rovira, ‘Tornarem a véncer’. Es un aperitivo de lo que Junts propone en la quinta cita, la del primero de marzo. Y es la recuperación del ‘estado mayor’, una dirección colegiada del independentismo.

La premisa es que lo estratégico ha sido siempre fuente de problemas entre ambas fuerzas, y si se quiere un Govern fuerte y cohesionado, mejor externalizar esa parte a un órgano que, los posconvergentes, creen que debe ser el Consell per la República. Es el día que el ‘elefante’ del CxR entra en las negociaciones.

A 12 días de la constitución del Parlament, ni una palabra se habían cruzado sobre la presidencia de la Cámara. La caja de los truenos se abrió en una de las reuniones a tres (con la CUP) en la que los anticapitalistas muestran su voluntad de hacerse con la presidencia del Parlament, a lo que ERC señala que le parece "bien". Junts monta en cólera.

Presidencia sin candidata

Ya de vuelta a las reuniones a dos, los posconvergentes verbalizan por primera vez que quieren el Parlament: “Aspiramos a la presidencia, pero aun no tenemos candidato”, dijeron. A partir de ese momento, ERC se centra en conseguir la reciprocidad de voto. Es decir, el apoyo al posconvergente que se presente, en este caso Laura Borràs, a cambio del de los posconvergentes a Aragonès, el 26 de marzo.

Aragonès, en la segunda votación de investidura, el pasado viernes.

Aragonès, en la segunda votación de investidura, el pasado viernes. / ACN

Tras la designación de la que fuera candidata de Junts el 14-F, se sigue negociando siempre en clave estratégica. Son cuatro los ejes: las políticas anti-represivas, la dirección estratégica, la mesa de negociación con el Estado y el embate democrático si la negociación Madrid no da frutos. Ya en la semana del 15 al 22 de marzo, Esquerra, nerviosa por el no avance de las conversaciones, pone el programa de Govern sobre la mesa. Y se pactan unos ejes que son, más o menos, los que se leen en el acuerdo del 17 de mayo.

El pacto con la CUP

En esa semana, fuentes republicanas recuerdan que advirtieron a Junts de que “estaban avanzando mucho con la CUP”. Tanto, que ese 23 de marzo se hace público el pre-acuerdo entre republicanos y anticapitalistas. Y Junts se enfada muchísimo.

Ya llevaban más de un mes de negociación y los roles de cada uno van quedando claros. Por parte de ERC, Vilalta lleva la voz cantante, Josep Maria Jové es el hombre que busca los puntos de acuerdo, Sergi Sabrià el poli ‘malo’ que replica a los posconvergentes cuando la tensión toma la mesa y Laura Vilagrà se encarga, sobre todo, del programa. Por parte de Junts, Sánchez es el líder indiscutible, asistido por Elsa Artadi y Josep Rius. Míriam Nogueras permanece callada gran parte del tiempo y Francesc de Dalmases sería la réplica de Sabrià.

Pere Aragones charla con Marta Vilalta y Josep Maria Jové mientras Jessica Albiach pasa por detras.

Pere Aragones charla con Marta Vilalta y Josep Maria Jové mientras Jessica Albiach pasa por detras. / Ferran Nadeu

En el momento de los reproches aparecen los dardos sobre el 30 de enero del 2018, ese pleno de investidura de Carles Puigdemont, suspendido por Roger Torrent; la inutilidad de la mesa de negociación con el Estado que defiende ERC y la ‘confrontación mágica’ que, a juicio de los republicanos, defiende Junts sin explicar ni cómo, ni cuándo. Vilalta y Rius son también los enlaces de ambas delegaciones.Tambien hay días que las cosas van como la seda, y se oye a alguien apuntar que “no sé qué hemos comido, pero hoy fluimos”.

Sin discutir estructura

Ya en la semana que acaba en el primer día del pleno de investidura, los posconvergentes apuntan que no se está en el punto de abordar la estructura de Govern, imprescindible, obviamente, para apoyar la investidura. De hecho, el 24 de marzo sugieren a ERC que casi sería mejor no llevar a cabo esa sesión, que será fallida. Los republicanos dicen que nones, entre otros motivos, para que empiece a correr el reloj de los dos meses para que los posconvergentes sientan un mínimo de presión.”¿Seguro que queréis mostrar al país nuestras desavenencias?” , preguntó un miembro de la delegación puigdemontista.

Tras el fracaso de la primera votación, ambos partidos mantuvieron contactos el 27 y el 28 de marzo (Domingo de Ramos). Ese mismo día, Aragonès y Carles Puigdemont se 'reúnen' telemáticamente, “donde tampoco se resuelve nada”, apuntan los negociadores.

Carles Puigdemont, en el Parlamento Europeo, el pasado 24 de febrero

Carles Puigdemont, en el Parlamento Europeo, el pasado 24 de febrero / REUTERS / JOHANNA GERON

Pentacefalia a escena

De ese fin de semana entre votaciones, nace una propuesta estratégica de ERC, basada, ya, en la dirección pentacéfala. Junts no acepta la dirección a cinco y se mantienen y contraproponen que la dirección sea un CxR reformulado. Y apuntan a que los trabajos de este órgano no empezarían hasta que la renovación de la entidad se haya completado. Los republicanos estudian la contrapropuesta en la ejecutiva, justo en el mismo momento que Junts comunica que se ratifica en la abstención que hace inviable la investidura.

Hay cierto optimismo con todo. De hecho, varias personalidades de Junts se dirigen a los republicanos y les susurran la fecha de Sant Jordi como día clave para una investidura efectiva. Las reuniones se retoman, telemáticamente, el 31 de marzo, a la mañana siguiente de la segunda votación fallida. Se entra en una nueva fase en la que ya se aborda todos los frentes. El programa, la estructura de Govern y la estrategia.

La promesa de Sánchez

El 3 de abril este diario publica que Junts no descarta investir a Aragonès y pasar a la oposición. Algo que verbaliza el propio Sánchez en una entrevista a ‘La Vanguardia’, al día siguiente. ERC cree que es un farol. Pero en el cónclave del 7 de abril, tras apuntar ERC que la dirección colegiada no puede estar en el seno del CxR, Sànchez asevera: “Se está produciendo un giro repentino de las negociaciones. Quizá debéis de preparar un documento de Govern para contar con nuestros votos, sin entrar en el Executiu. No especularemos con las elecciones. Espero que en el futuro podamos reencontrarnos”. A lo que Vilalta repuso: “¿Estás ofreciendo los votos e ir a la oposición?”. “No se dan las condiciones para dar realce a la mayoría del 52%. Nosotros hemos transigido con una mesa de diálogo y vosotros no asumís nada del CxR”, sentenció el posconvergente antes de formalizar la oferta: “Si os ponéis de acuerdo con los ‘comuns’, os daremos los cuatro votos”. Jové intervino para señalar que ERC no estaba buscando los votos de En Comú Podem.

'Impasse' de abril

A partir de ese momento, se abre un 'impasse'. ERC, sin explicar a los medios esa oferta, prepara un documento, con cinco partes, que remite a sus adversarios el 10, para buscar el apoyo simple a la investidura. Junts tarda nueve días en dar respuesta.

El 19 de abril, en una rueda de prensa de todos los negociadores, ERC exige ya un acuerdo entre Sant Jordi y el Primero de Mayo antes de explorar la vía del Govern monocolor que les permitía la promesa de Sánchez. Esa tarde, se reúnen de nuevo con Junts, y a lo largo de esa semana (19-20 y 22 de abril) se va respondiendo al documento de ERCLa estrategiaa seguía muy verde. El programa, ya en manos de grupos de trabajo, iba avanzando. Y quedaba la estructura de Govern, asunto sensible por cuanto, necesariamente, hay que poner nombres encima de la mesa. Se decide abordarlo en 'petit comité'. En Lledoners.

Negociadores de Junts y ERC en la cárcel de Lledoners.

Negociadores de Junts y ERC en la cárcel de Lledoners. /

Es el día, 27 de abril, que Aragonès (él es el que tiene el Govern que quiere en mente) entra en las negociaciones y acude al centro penitenciario con Jové. Sánchez, recluido, como Junqueras, que también forma parte de la reunión, recibe a Rius y Artadi.  

Prepacto abortado

A esta reunión del 27 de abril le sigue otra, el 1 de mayo, fecha en que finalizaba el ultimátum, en Lledoners, en principio para que Sànchez responda a la estructura de Govern propuesta por Aragonès. Pero de las tres horas, dos se dedican a la estrategia y ambas delegaciones llegan a un principio de acuerdo basado en aquella dirección pentacéfala “coordinada” con el CxR. La aparición de este concepto, el de la coordinación, trabaja como llave maestra. 

Sin embargo, durante la semana, aparecen reticencias internas en Junts a ese principio de acuerdo alcanzado. Ya con el ultimátum del 1 de mayo vencido, ERC proporciona a Junts otro documento, el jueves 6 y da 24 horas para una respuesta.

Jordi Sànchez.

Jordi Sànchez. / EFE / Andreu Dalmau

El 7, rueda de prensa de Sànchez, afirmando que se estaba muy cerca del pacto. Los intentos por formalizar ese supuesto acuerdo no progresan y Aragonès, el sábado 8 rompe la baraja y se abre a negoviar con los ‘comuns’ para trazar un Govern en minoría.

Exploración con los 'comuns'

ERC empieza a explorar el pacto con En Comú Podem en sendas reuniones. Los republicanos descartaban volver a negociar la entrada de Junts al Govern. Y en la reunión del martes de ERC con JxCat los posconvergentes señalaron que no entendían “cómo se había levantado “ ERC de la mesa y que no pensaban dar ni cuatro ni 32 votos a la investidura”, a menos que hubiera un pacto de Govern. En este punto, la delegación republicana estuvo a punto de levantarse físicamente, esta vez, si, de la mesa e irse.

ERC afea el incumplimiento de la palabra a Sánchez. Rius por su parte critica las formas de republicanas: “¡No se pueden hacer ultimátums de 24 horas!”. Se acaba la reunión con la sentencia de los republicanos que no se abrirían de nuevo las conversaciones para un Govern.

Pere Aragonès y Jordi Sánchez presentan el principio de acuerdo para desencallar la investidura y formar un gobierno de coalición.

Pere Aragonès y Jordi Sánchez presentan el principio de acuerdo para desencallar la investidura y formar un gobierno de coalición. / Ferran Nadeu

El papel de la CUP

La CUP promovió un rápido deshielo, en fomra de reunión a tres, el día siguiente, miércoles 12. El hallazgo de una vía para salvar la negociación, la de posponer el debate estratégico se cobra una víctima: los 'comuns', temerosos de ser utilizados por ERC rompen negociaciones con los republicanos.  Todo ello, provoca que, sin alternativa, “Junts tenga mucho menos presión”, interpreta una fuente republicana analizando lo sucedido al semana pasada.

Llegado a este punto, el viernes, Aragonès llama a Sànchez y se emplazan a encerrarse el sábado para llegar a un pacto. 

El sábado por la tarde hay fumata blanca en cuanto a la estrategia. Y se encallan en la estructura del Govern, lo que motiva que el encierro se prolongue al domingo. De Prats de Lluçanès a Alella. 

El domingo a las 8 de la mañana Aragonès relata los avances a la delegación negociadora y a Oriol Junqueras y Marta Rovira, que también se conectan. A lo largo de la jornada dominical, finalmente, se soluciona el esquema de las ‘conselleries’. 91 días después, habrá boda.

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