El laberinto catalán

ERC y Junts difieren también en las posibles consecuencias del 4-M en Catalunya

Los republicanos ven en la neonata debilidad de Sánchez una oportunidad negociadora

Los posconvergentes creen que el presidente restringirá aún más el diálogo con el Govern

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Xabi Barrena
Fidel Masreal
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Como no podía ser de otro modo, ERC y Junts, socios de Govern desde 2015 y negociando ahora proyectar esa entente hasta 2025, interpretaron de manera distinta y opuesta las consecuencias que los resultados de las elecciones madrileñas pueden tener para Catalunya. Donde unos, los posconvergentes, ven el final de toda opción de negociación con el Estado, habida cuenta de la potencia del triunfo del PP y Vox, contrarios hasta el último suspiro a cualquier acuerdo con el independentismo; los otros, los republicanos, ven una oportunidad dada la neonata debilidad de un Pedro Sánchez que, hasta que a su jefe de gabinete, Iván Redondo, se le ocurrió meter baza en Murcia, nadaba con paso firme.

"El PSOE nunca hace, sino que se le obliga a hacer", apunta una fuente republicana parafraseando una cita de campaña. "Los socialistas ya han visto que cuanto mayor ha sido su acercamiento ideológico hacia la derecha, para tratar de hacerse con el voto de Cs, más terreno se le ha comido el PP. Y, por tanto, cabe esperar que ahora pruebe otra cosa". ¿Cuál? Pues encomendarse a la mayoría de la investidura, aplicar políticas progresistas y mostrar "una clara voluntad de resolver el conflicto político con Catalunya".

Ante la nueva coyuntura española, algunas voces de ERC reclaman que tampoco se convierta en el norte orientador de lo que se decida aquí: "¿Desde cuándo depende nuestra estrategia de unas autonómicas en Madrid?, se pregunta un cargo del partido. Y añade: "Antes, como ahora, se precisan un Govern y un 'president' fuertes que puedan obligar al PSOE a moverse".

"Ante el populismo y la extrema derecha puede haber en Catalunya una mayoría republicana, independentista y de izquierdas. La noche y el día".

— Pere Aragonès. Presidenciable de ERC.

Nada más conocerse los primeros sondeos sobre las elecciones en la Comunidad de Madrid, el 'exconseller' Toni Comín, que participaba virtualmente en una charla independentista en Barcelona, ya advirtió de que el PSOE podría tener la tentación de cerrar más su posición respecto al independentismo. Comín lo planteó como un interrogante, a la vista del buen resultado en las urnas madrileñas de los discursos más duros contra el soberanismo.

En Junts, las conclusiones no se centran tanto en mirar al pacto todavía no cerrado entre independentistas como en prever una dificultad añadida al proceso de diálogo iniciado por ERC y en el que las huestes de Carles Puigdemont no creen. "El único que se lo creía mínimamente era Pablo Iglesias", apunta una dirigente de Junts respecto al seísmo madrileño y el adiós del líder de Podemos. Junts cree que el batacazo del PSOE interpela a Sánchez: "O se va adelante o atrás, no puedes ser un Gobierno progresista y no ejercer, o proclamar el diálogo y no concretar...", añaden.

"La gente quiere que les ayuden, que bajemos impuestos, que potenciemos la economía. La izquierda española se ha equivocado, y la catalana sigue el mismo camino".

— Joan Canadell. Diputado de Junts per Catalunya

El eje ideológico

En paralelo a las consecuencias de las elecciones madrileñas sobre el 'procés', el independentismo también saca algunas conclusiones más controvertidas. Por ejemplo, el exlíder de la Cambra de Comerç y diputado de Junts Joan Canadell tuiteó: "El 'modelo Ayuso' de priorizar la economía ha ganado claramente. En Catalunya hemos hecho justo lo contrario, entre un modelo y otro había una opción intermedia". Un discurso liberal que es compartido por una parte de Junts y, por supuesto, rechazado con vehemencia por otras voces del partido y, sobre todo, por ERC. Gabriel Rufián, líder de los republicanos en Madrid, por ejemplo, han lanzado mensajes de solidaridad con Iglesias.

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