Camino al 4-M

El rifirrafe político por las amenazas de muerte a ministros se 'cuela' en Zarzuela

Podemos critica que Felipe VI no se haya pronunciado sobre las cartas con balas

El PP acusa a los socialistas y morados de aprovechar los ataques para hacer campaña

Isabel Diaz Ayuso       David Castro

Isabel Diaz Ayuso David Castro / DAVID CASTRO

Pilar Santos
Miguel Ángel Rodríguez
Juanma Romero
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Por quinto día consecutivo, las amenazas de muerte a varios miembros del Gobierno, al candidato de Unidas Podemos y a la directora de la Guardia Civil volvieron a marcar la campaña electoral madrileña. Eso sí, con varias diferencias. La más importante es la entrada (involuntaria) de un nuevo actor de la mano de Pablo Iglesias. En un acto, el candidato de Unidas Podemos trató de arrastrar también hasta la ya enfangada contienda electoral madrileña a la Casa del Rey. Según dijo, él no entiende que la Zarzuela no haya condenado públicamente las amenazas de muerte que han recibido tanto él como los ministros Fernando Grande-Marlaska y Reyes Maroto y la máxima dirigente del instituto armado, María Gámez. La jornada acabó con otro sobresalto: en una oficina de Correos de Sant Cugat se detectó una carta con dos proyectiles que iba dirigida a Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata del PP. Además, los sistemas de seguridad de Correos en el Centro de Tratamiento Automatizado (CTA) de Vallecas detectaron también este martes una carta que tenía como destinataria a la Dirección General de la Guardia Civil y que contendría cuatro proyectiles.

"¿Cómo es posible que con amenazas de muerte reales y verificadas por el Ministerio del Interior no se haya producido todavía una sola palabra de la Casa Real condenando la violencia fascista?", cuestionó el exvicepresidente segundo del Ejecutivo en un acto de campaña en Getafe. El líder morado quiso aprovechar la polémica surgida por el rechazo de una parte de la derecha a condenar las cartas con amenazas de muerte y balas que recibieron él, Grande-Marlaska y Gámez el pasado jueves para sumar una crítica más al Rey, ejercicio recurrente por otro lado en el guion del político de Unidas Podemos, aunque se trate de una campaña autonómica.

Quizás por esta dificultad de conciliar un argumentario para ir en las urnas en Madrid con su ideario republicano tan presente en política nacional, Iglesias terminó cayendo en una notable contradicción: después de haber afeado muchos meses a la extrema derecha el hacer suya la figura del jefe del Estado, con lo que eso conlleva para la institución (que él y los suyos rechazan), este martes fue él quien identificó sin matices a los seguidores de la Monarquía con los ultras: "Quienes más gritan viva el Rey son los que más desprecian la democracia y las conquistas de la gente trabajadora de este país".

¿Cómo es posible no se haya producido todavía una sola palabra de la Casa Real condenando la violencia fascista?

Pablo Iglesias

— Candidato de UP el 4-M

Fuentes de la Casa del Rey no quisieron hacer ningún comentario sobre el asunto y solo apuntaron que Felipe VI había pasado "toda la mañana" con Marlaska y Gámez en una visita a una comandancia de Cáceres.

Ayuso se hizo eco de las declaraciones de Iglesias en su último mitin del día y le reprochó que use al jefe del Estado "como moneda de cambio para dar alas a las ensoñaciones de quienes quieren convertir a España en una república bananera”.

Críticas de la derecha

Tras las cartas con balas y también la navaja remitida a la ministra de Industria, Reyes Maroto, y las denuncias públicas de los afectados y sus partidos, el PP se quejó este martes de que se estén "utilizando" con el objetivo, sospecha, de "movilizar" al electorado de izquierdas. Por parte de los populares habló el portavoz en el Senado, Javier Maroto, político vasco que sufrió la amenaza de la banda terrorista ETA. El senador dijo que no quiere "ni una amenaza más" de muerte a los políticos, pero que, si se producen, deben denunciarlas ante la Policía y no hacerlas públicas en mítines para evitar el efecto de emulación. Maroto afeó al PSOE que utilice la amenaza de "una persona esquizofrénica", en referencia al autor del envío de la navaja a la ministra, y lamentó que sea su "único argumento en campaña". 

En el PSOE ven "muy difícil" arrebatar el Gobierno al PP, aunque creen que hay opciones

Este martes, tras el Consejo de Ministros, el Gobierno entró a iniciativa propia en el debate y pidió a todas las formaciones democráticas una condena "sin matices" de lo ocurrido y advirtió de que si el PP no rechaza el cordón sanitario a la ultraderecha de Vox es porque la necesita para gobernar. La portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, no esperó al turno de preguntas: "Ninguna amenaza ni acto de violencia va a hacer retroceder a nuestra democracia, ninguna intimidación contra ministros, altos cargos y responsables públicos va a conseguir debilitar las profundas convicciones democráticas que conforman este Gobierno", aseguró de entrada.

En el PSOE contienen la respiración y tampoco tienen demasiado claro el efecto que están provocando los últimos movimientos de la campaña. En la cúpula son conscientes de que la curva que ha dibujado la trayectoria de Ángel Gabilondo ha sido descendente durante semanas, aunque ha "mejorado" en los últimos días. 

A ello ha ayudado el choque con Vox, el debate naufragado de la SER y las cartas de amenazas de muerte. En la cúpula siguen percibiendo "muy difícil" arrebatar el Gobierno regional al PP, aunque creen que hay opciones. Lo que no les encaja, al menos por ahora, es que se produzca un 'sorpasso' de Más Madrid, como auguraba la encuesta de Metroscopia para 'El País' publicada este martes: reconocen que Mónica García ha avanzado mucho entre el electorado de izquierdas, pero no tanto como para aventajar al PSOE, cuyo suelo, reiteran, es sólido. "La victoria está en los indecisos, como siempre. Y esos sondeos, a los que no damos ninguna credibilidad, están intentando desmovilizar al electorado de izquierdas", apuntaba a este diario un alto cargo de la dirección socialista.

Hasta en el Ayuntamiento

Este episodio que ha trastocado el ritmo que llevaba la campaña de Madrid llegó también al Ayuntamiento de la capital. El PSOE llevó al pleno una moción de urgencia para condenar el envío de balas a Iglesias, Grande-Marlaska y Gámez, pero los ediles de los grupos de Cs y Vox abandonaron la sala por considerar que la izquierda no lo ha hecho cuando ha habido actos violentos contra sus dos partidos. 

PP, Ciudadanos y Vox criticaron que la moción se haya presentado el mismo día en el que PSOE y Más Madrid no había apoyado dos iniciativas también relacionadas con la violencia en la política: una de la formación ultra, sustentada en el mitin del partido en Vallecas el pasado 7 de abril, y otra del partido naranja sobre "escraches", como el que la actual vicealcaldesa, Begoña Villacís, sufrió cuando estaba embarazada durante la campaña de las elecciones municipales de 2019.

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