La segunda fase hacia el 4-M

El PSOE celebra el giro de Gabilondo para movilizar a la izquierda

Los socialistas respiran aliviados tras el cambio de rumbo de la campaña de su candidato, al tender la mano a Iglesias y aparcar los mensajes que buscaban seducir a los electores de Cs

La duda en el partido es si la rectificación de la estrategia (o “matiz” para la Moncloa) llega a tiempo para arrebatar el Ejecutivo madrileño a la derecha por primera vez en 26 años

El candidato del PSOE a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo, en un acto durante su visita por Alcalá de Henares, este 22 de abril

El candidato del PSOE a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo, en un acto durante su visita por Alcalá de Henares, este 22 de abril / EUROPA PRESS / ALBERTO ORTEGA

Juan Ruiz Sierra
Juanma Romero
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“Confío en contar con el apoyo de Unidas Podemos para cerrar el paso al Gobierno de Colón. Pablo, tenemos doce días para ganar las elecciones”. Esas pocas palabras de Ángel Gabilondo bastaron para visualizar un cambio de estrategia en la campaña. Las pronunciaba casi en el tiempo de descuento del debate a seis organizado por Telemadrid —el único con Isabel Díaz Ayuso— antes de las elecciones del 4-M, pero con ellas el PSOE respiró aliviado. El candidato daba el paso que muchos dirigentes esperaban después de que el mensaje se hubiera centrado, en todo el recorrido anterior hasta las urnas, en apelar al votante de Ciudadanos. La duda en el partido ahora es si ese gesto —que en la Moncloa, desde donde dirigen la campaña, califican de “matiz” ya programado— llega ya tarde. Porque queda poco más de una semana para unas urnas que han trascendido el ámbito puramente regional para adquirir una trascendencia nacional. 

En los últimos días, la preocupación se había ido instalando en el PSOE y en el Gobierno. Gabilondo marchaba hacia atrás en los sondeos de institutos demoscópicos privados. Se ahogaba entre el impulso de Ayuso, imparable según todas las encuestas, y el sostenido ascenso de Más Madrid, cuya candidata, Mónica García, anestesista en el hospital Doce de Octubre y azote de la presidenta en estos últimos dos años en la Asamblea regional, ha crecido con el paso de las semanas, como también refleja el CIS

Gabilondo reconoce que arranca desde ahora una "nueva orientación" en campaña en la que hace un llamamiento a toda la izquierda

El camino hacia el 4-M había evidenciado una desconexión entre el equipo de campaña —liderado por el jefe de Gabinete de Pedro Sánchez, Iván Redondo, y su número dos, Paco Salazar—, y las estructuras de Ferraz y de la federación madrileña. La Moncloa entendió que había que dirigirse al granero de votos de Cs, en descomposición, y diseñó para Gabilondo mensajes templados. “Con este Iglesias, no”, proclamó el candidato el 22 de marzo. Un movimiento que muchos dirigentes socialistas no entendieron porque Unidas Podemos es el socio natural y necesario para desalojar al PP después de 26 años en el Gobierno madrileño, además de miembro de la coalición que preside Sánchez. 

Minutos antes del debate en Telemadrid, el equipo de campaña de Gabilondo anticipaba una “novedad”: combatiría a Ayuso con “ideología”. Un reconocimiento expreso de que la estrategia empleada hasta entonces no había cuajado. El exministro no brilló en el flanco de la izquierda como García o Iglesias, según admiten algunos cuadros socialistas, pero fue eficaz a la hora de rebatirle sus afirmaciones sobre los “mantenidos” de las colas del hambre. Y, sobre todo, dio con el titular final. Ese “Pablo, tenemos doce días para ganar las elecciones”, que llevaba preparado, escrito y que leyó, prueba de que esa apelación al jefe de UP no era improvisada. Justo antes, se había dirigido a García para subrayarle que con ella quiere “gobernar”. Verbo que no empleó con Iglesias. 

“Aglutinar” a las izquierdas

Gabilondo explicaba este jueves que la insistencia de Cs en “volver a optar por el PP” —Inés Arrimadas y su candidato madrileño, Edmundo Bal, han insistido en que quieren reeditar el Ejecutivo con el PP— es lo que le ha llevado a mostrarse dispuesto a pactar con el exvicepresidente segundo, al que de nuevo se dirigió de forma cariñosa ("Pablo, querido Pablo"). “Hasta aquí llegan nuestros intentos con aproximaciones con las dos manos [a la formación naranja]”, sostuvo durante un acto de campaña en Alcalá de Henares. “Casi empezamos una nueva orientación y llamo a toda la izquierda, con nuestros planteamientos y objetivos comunes, para que en Madrid se produzca un cambio de Gobierno”, explicó. Gabilondo negó que se trate de un “giro”: su intención es “aglutinar a las fuerzas de la izquierda”.

En la Moncloa apuntan que en la primera fase de la campaña era clave captar a entre un 5% y un 7% del electorado de Cs, y "solo el PSOE podía hacerlo"

En la Moncloa también rechazan calificar el movimiento escenificado en el debate como un “giro”. Es un “matiz” ya previsto. Argumentan que en la primera fase de la campaña había que dirigirse al votante de Cs, y así se ha “captado de ese lado entre un 5% y un 7%” de los sufragios de electores naranjas que no aprueban un Ejecutivo de Ayuso. “Son 45.000 votos, cuando el escaño en Madrid está a 21.000. Solo Gabilondo podía hacerlo en la izquierda”, indican.

Según el sondeo ‘flash’ del CIS, publicado este jueves, un 3,3% de los que apostaron por Cs en las autonómicas de 2019 elegirá la papeleta del PSOE el 4-M, por un 51,1% que huye hacia el PP y otro 3,3% que optaría por Vox. Hace menos de un mes, según el sondeo preelectoral del mismo CIS, Cs cedía al PSOE el 5,2% de sus votos. Pero es que además, el PSOE pierde fidelidad de voto (retiene al 47,9% de sus electores, por el 57,1% de hace un mes) y sufre fugas hacia la izquierda (un 12,2% se le va a Más Madrid y otro 2,5% a Unidas Podemos) y hacia la derecha (se le escapa un 6,2% al PP). Y hasta un 21,8% de los que eligieron al exministro en 2019 no sabe qué hacer el 4-M.

Pero el debate marcaría un punto de inflexión. Ahora, siguen en la Moncloa, en esta segunda fase y en una “secuencia lógica”, Gabilondo pide el apoyo de los “socialistas, progresistas, demócratas y votantes de Cs defraudados” para movilizar a unos 200.000 votantes. Se trataría de “consolidar la ventaja de la izquierda con la movilización”, ya que Cs no entraría en la Asamblea. En el equipo de campaña creen clave que se visualizara en el debate que “solo” hay dos presidentes posibles, o Ayuso o Gabilondo, y que se abra paso en el imaginario colectivo un Gobierno de coalición progresista. "El debate lo ganó la izquierda para la izquierda", arguyen. También consideran fundamental que ante las cámaras se percibiera una coordinación de los diferentes partidos de izquierdas. Y concluyen: “Lo que no gana uno, lo gana el otro”. 

Despliegue de ministros y cargos socialistas

Iglesias, sin embargo, alzó la mano. En una entrevista en RNE, avisó de que la “única” alternativa posible a Ayuso es un Gobierno de coalición. Es decir, no prestará apoyo desde fuera al aspirante socialista: quiere entrar en el Ejecutivo con él, como sucede en España. 

Iglesias advierte de que no apoyará al PSOE desde fuera y de que la "única" alternativa posible a Ayuso es un Ejecutivo de coalición

Lo que subyace en el PSOE es un intento de movilizar a sus votantes de siempre, sacándolos de la abstención con un mensaje claramente de izquierdas. El giro de Gabilondo casa ahora con la decisión de que ministros y cargos del partido y del Ejecutivo de Sánchez pateen los feudos clásicos —los barrios obreros de la capital, el cinturón sur y el corredor este de la región— para animar a los suyos y combatir la apatía. El sondeo 'flash' del CIS sí apunta que la izquierda está despertándose. Los votantes progresistas que aseguran que irán a votar el 4-M ya superan el 80%, cuando hace cuatro semanas rondaba el 70%. La derecha sí está muy movilizada: acudirá a las urnas más del 90%. También en la izquierda hay más indecisión que en el flanco conservador.

Ferraz no solo tira de cuadros madrileños, caso de la ministras Teresa Ribera o Reyes Maroto —señalada como vicepresidenta económica de un hipotético Ejecutivo de Gabilondo—, sino también de otros territorios, como los titulares de Sanidad y Política Territorial, la canaria Carolina Darias y el catalán Miquel Iceta. Todo ello se suma a una participación hasta ahora máxima de Sánchez en los mítines, en apoyo de quien ha sido su apuesta para la comunidad desde 2015. 

Los candidatos Isabel Díaz Ayuso (PP), Edmundo Bal (Cs) y Ángel Gabilondo (PSOE), este 21 de abril de 2021 tras el debate electoral a seis en Telemadrid.

Los candidatos Isabel Díaz Ayuso (PP), Edmundo Bal (Cs) y Ángel Gabilondo (PSOE), este 21 de abril tras el debate electoral a seis en Telemadrid. / EFE / JUANJO MARTÍN

“A la fuerza ahorcan”

La rectificación de campaña fue acogida con alivio por Ferraz, tras un arranque que algunos tildan de “surrealista”. “Es lo normal. Unidas Podemos es nuestro socio y la gente no entendía lo anterior. Fue un error de estrategia. Los votantes de Cs, en Madrid, y a diferencia de lo que ocurre en Catalunya, son de derechas. Es rarísimo el trasvase de voto de Cs al PSOE. En la Moncloa se han dado cuenta. Nunca es tarde. Las campañas están para rectificar. Pero el partido está unido en torno a Gabilondo y a tope con él”, resume un miembro de la dirección permanente, que compara la “implicación” muy capilar del PSOE con la que se vivió en las primarias que ganó Sánchez contra Susana Díaz en 2017. 

A la fuerza ahorcan. No hay espacios en Cs o los que hubiese ya los hemos captado. Ahora, a movilizar, que la gente vaya a votar con la idea de que sí se puede [ganar y gobernar]”, indica otro responsable de la cúpula. Otro mando coincide: “Con la anterior estrategia no íbamos a ningún sitio y corríamos el riesgo de no movilizar a los nuestros en la izquierda. Estas elecciones, por la polarización, no van de transversalidad, van de quien moviliza más y mejor”. 

Tras el "error", el partido se centra, "unido", en agitar al máximo sus feudos clásicos. "Estas elecciones van de quien moviliza más y mejor"

No obstante, pese a las críticas que se escuchan a la estrategia, varios cuadros conceden que la competición, de partida, era y es “muy difícil” por el sesgo conservador con el que el PP ha pulido Madrid durante 26 años, y por tanto sería “muy ventajista sacar la navaja” contra la Moncloa. El PSOE-M, recuerdan en Ferraz, es una federación muy desestructurada, sin apenas banquillo y muy desmovilizada. Y se suma, advierten, que Gabilondo “apenas ha hecho oposición a Ayuso” en estos dos años, porque su estilo es otro, poco amigo del choque. “Soso, serio y formal”, como proyectó el primer eslogan de precampaña. Tan templado que el PSOE-M, en coordinación con Ferraz y la Moncloa, eligió un número dos, el senador José Cepeda, para marcar a Ayuso. En la cúpula admiten que quizá no había otra alternativa que rebañar votos por el centro, pero con el paso de las semanas se ha visto el “tirón impresionante” de la candidata popular, capaz de aspirar votos de Cs y de Vox. 

A insuflar algo más de ánimo a los socialistas contribuyó el sondeo ‘flash’ del CIS conocido este jueves. La encuesta del organismo que dirige José Félix Tezanos vuelve a pronosticar un escenario ajustado, con los dos bloques con opciones de gobernar, con una tibia ventaja de la izquierda (entre 67 y 73 escaños) sobre la derecha (entre 65 y 69 actas). El estudio rebajaba así las expectativas de victoria arrolladora de PP y Vox. 

Ahora, los dirigentes próximos al presidente confían en que la corrección de la estrategia sirva para llevar a Gabilondo a Sol. “Esperemos llegar a tiempo”, cruza los dedos un alto responsable. Otros mandos no lo tienen tan claro. “Los giros así en campaña no me gustan mucho. Creo que no va a cambiar nada”, resopla un peso pesado del PSOE-M. Quedan 12 días para saberlo. 

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